Besos Azucarados

Capítulo 9 Un nuevo comienzo.

Quizás lo que deseaba no era lo correcto y por eso el destino te puso en mi camino.

— ¡A levantarse puerca! No es hora de dormir, es hora de trabajar — resuena la corneta una y otra vez.

Quita las sábanas fijando su mirada de odio sobre la mujer de cabello chillón que marcha de un lado a otro gritando. Mira el reloj que apenas muestra la entrada de la madrugada, bosteza y se levanta sin generar palabra alguna, cosa que deja estupefacta a Bridget.

Camina hasta el baño seguida de la aludida, abre el pequeño grifo, posa sus manos y logra contener un poco de agua.

— ¿Qué se supone que haces? —ve a su amiga tratar de sostener agua en sus manos.

— Esto —lanza el vital y frío líquido en la cara de Bridget hasta verla abrir su boca.

Se ríe sin poder contener los ruidos nasales logrando que su amiga se burle por su desgracia.

— Ves que si eres una puerca — limpia su cara — siempre se sabe que tratar de vengarse no lleva a nada bueno ¡puerca!

— Bridget lo que has hecho es algo del mal, mira que levantarme en plena madrugada espero que las otras estén en esta misma situación.

— A esas cobras yo las agarré con las manos en la masa... de solo recordarlo genera que mis neuronas se retuerzan como gusano.

Niega mirando como la chica de cabello rosa saca su lengua y hace muecas.

[…]

Ni el alba logra asomarse a través de las montañas, el frío hace que su cuerpo se crispe y las alergias salgan a relucir. Las cuatro mujeres caminan a pasos lentos en la hierba llena de hoyos generados por los animales al pasar. Cada una mantiene un semblante aburrido.

Tres de ellas habían olvidado lo que era trabajar en el campo para lograr conseguir el sustento a su familia.

— Esto realmente es asqueroso — sisea Verónica al ver que en su bota esta un gran desecho de vaca. Surra su pie izquierdo simulando a un cojo — que se ríen trío de locas, no es gracioso que una popó de vaca esté como chicle.

Tapa su boca evitando soltar sus carcajadas ante la rara situación, nunca había estado en el campo para entender todo lo que allí se hacía, pero ver como los desechos de los animales estaban por todos lados no era lo que esperaba. A lo lejos logra ver el establo y algunos trabajadores sacando algunas carretillas con heno y otras cosas.

— Esto de que nos manden a trabajar es solo una excusa para mantenernos lejos — habla Erika abrochando el último botón de su kimono — siempre odie estos sacos que dicen llamarse ropa.

— Serán dos que estarán en el establo y dos que van a arreglar la casa de las señoras gallinas y recoger huevos — Bridget se para firme dejando notar que su ropa le queda grande generando una nueva ola de risas.

— Yo recomiendo que sea a la suerte. — habla Erika con voz de mando ante su idea — siempre se ha hecho así que esta no es la excepción.

— Mi equipo será Mia — corre Bridget tomando a la chica desprevenida.

Mira sorprendida a su amiga notando que las otra dos se mofan y hablan de cómo arreglaran la casa vieja de las aves.

— Dime que has ganado las apuestas anteriores.

— No, pero siento que la suerte está de mi lado, es más huelo la victoria cerca, tiene un olor demasiado dulce.

[…]

Hace un último esfuerzo por acomodar la horquilla que aleja el olor asqueroso que hay en el establo, arrastra con pereza la pala cargada en desechos mientras escucha como Bridget sigue tirando improperios al silencioso lugar. Mira la carretilla que se mantiene hasta el máximo en desechos.

Arruga su nariz sintiendo el olor y al ver como sus guantes están manchados de algo misterioso.

Toma las manillas de la carretilla oxidada y ejerce toda su fuerza hasta llegar al siguiente extremo tratando de no arrojar al suelo la montaña. A lo lejos logra ver como las otras chicas toman fotos, fotos que pronto serán la burla.

» Nunca olvidaré estas vacaciones.

Suspira al ver su nuevo trabajo, ya casi ha terminado de recoger los desechos, solo falta tirar heno para que los equinos logren estar lo suficientemente cómodos.

— No, pero siento que la suerte está de mi lado —sisea lo más alto para que Bridget escuche — lo peor de todo es que te creí, creí en tu suerte nula, burra.

— Puerca —le enseña el dedo del medio mofándose de ella.

— Vaca —le tira un poco de heno.

— Lombriz —le devuelve el golpe —estoy por tirarte esa montaña de mierda seca, cobra.

— Cerda de agua puerca.

— Gallina fotógrafa con mal sentido.

Gira abruptamente al escuchar la gruesa voz encontrando la cara burlona de Azael, queda paralizada al notar en que fachas en la que está observando, no imaginó estar delante de aquel hombre en un lugar para nada agradable. Suelta todo el aire que pudo inhalar recordando el suceso de la fiesta, mira con disimulo a su amiga y la promesa de que aquel lugar lo mantendría lejos.

Pasa su mano cayendo en el gran bochorno de que el heno ahora está en su cabello.

» Trágame tierra y escúpeme en algún lugar del universo

— ¿Qué te trae por estos lares llenos de mierda? primo. Se supone que debes estar en el despacho generando ingresos no viendo a un par de chicas recolectar mierda como si fuese oro.

— Primita, tan linda como siempre, solo vine para ver cómo va el trabajo, pero por lo que veo les agrada recolectar mierda — mira fijamente a Mia — como pude ver su felicidad pues me retiro y las dejo seguir su labor... Ah y que no se te olvide Bri, recuerdas que hay otro lugar donde hay más desechos, el corral de los puercos.

Nota el cambio de actitud en él, tira el poco heno que queda en el cubículo y sigue su labor hasta dejar la carretilla en su lugar. Bufa sintiendo el calor.

— A este paso que vamos terminaremos mañana. Nunca imagine que recoger mierda fuera tan pesado, es como si estuviera buscando dinero en ellas, también estoy pensando que esta anécdota no puedo contarlo a la gran Amalia Wembley, me mirara como si fuese un perro con sarna y luego pedirá todo el desinfectante para mí.




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