Besos Azucarados

CAPÍTILO 18 LA CONVERSACIÓN

Elimina lo que una vez te ha hecho demasiado daño.

 

La mañana se encontraba demasiado fría a pesar de que el verano seguía en su mayor apogeo y como todos los días algunos animales mostraban las ansías de ver los pequeños rayos de sol que se asoman a través de algunas nubecillas.

Observa que todos están en circulo mientras ella se acerca a la espera para escuchar las instrucciones de Jayden.

Todos uniformados con un overol como si fueran parte de un kínder, algunos desanimados de no poder seguir descansando.

Diez personas jóvenes mirándose fijamente y a sus pies un cúmulo de madera preparadas para lo que sería la casa de las gallinas.

No lo nieguen, pero parecemos payasos con esta ropa y estas botas que son gigantes — Verónica recita mientras trata de abrochar un botón en su lugar.

— Había olvidado lo que era trabajar en el campo. — habla Megan.

— Claro si solo sabes bailar en medio de muchos hombres — Verónica sonríe al decir aquellas palabras.

— Al menos no me abandonan…

— Eh creo que ya es hora de empezar — Habla Frank incomodado por la pequeña conversa entre las dos chicas.

Esperaba esta vez hacer pareja con Azael, pero se vio sorprendida al verlo tan cercano a la nueva inquilina. Verla a ella abrazarlo, sonriendo exageradamente provocan que la incomodidad reine en su propia zona. Sentía que no tenía justificación de tratar que él note su enfado, igual sus pensamiento repiten que entre ellos dos no hay nada que los vincule así que él podía hacer lo que le plazca.

Al parecer tendría que pasar doble disgusto al notar que nada más y nada menos su pareja de construcción tendría que ser su ahora némesis, Lucas.

Qué más da, tarde o temprano esto tenía que suceder.

Se acerca hasta quedar a su lado y empezar a tomar un par de maderas para llevarlos a su lado correspondientes.

— Supongo que andas perdido en el ámbito laboral en medio del campo — al verse sabida de que Lucas la seguía era lo único que podía recitar.

— Estás equivocada, he trabajado en estos rubros, mi padre llego a tener una hacienda.

— Era algo de imaginarse. — recita sarcásticamente.

— Mia…

— Escucha con atencion — gira aun cargando el par de maderas — solo te he dirigido la palabras por razones obvias, pero no quiero que me hables de temas pasados, es incómodo saber que estarás aquí por mucho tiempo, así que ayúdame a sobrellevarlo con tu silencio.

­­___

Las horas se pasan de la manera más lenta posible, el sol abrazador no da tregua alguna y como jóvenes que todos son, el cimiento de la construcción era demasiado triste tanto que podía llegar a ofender a un constructor.

Lo que era imposible de ignorar a parte de lucas era ver al objetivo de sus celos pavonearse de un lado para otro con Megan, sin embargo, era algo de esperarse.

— Realmente esto da tristeza, esto me hace pensar que los jóvenes de hoy en día debemos aprender más sobre construcción. Creí que el tío Frank podría iluminarnos, pero solo es uno más de la lista de los no constructores del año.

— Bridget aun me pregunto si la señora Rose hizo esto como método de venganza.

— No lo dudes. Y ¿Cómo te va en medio de tu triángulo amoroso?

Era chistosos ver que algunos no sabían que era un martillo y notar que hacían competencias de cómo hacer que un clavo quedara completamente clavado sin quedar curvo.

— ¿triángulo amoroso?

— Sí, triángulo amoroso. Ya sabes aquí haciendo revisión de todo he notado que tus celos se notan a kilómetros, que Lucas solo te mira como gato mojado y que Megan solo hace todo a propósito.

— Por Dios mujer eres un poco entrometida y no estoy celosa

— Si tú lo dices, pero antes de ir con el paleto de Carlos — miran al chico que maldice el martillo tratando de clavar un pequeño clavo — sé que Lucas quiere hablar contigo y siento que debes ponerle fin por medio de ese método.

Ve a su amiga alejarse dejando miles de incertidumbres en su cabeza. Escruta a Lucas, un hombre alto, moreno y con buen cuerpo cargando madera en sus hombros sin hacer mueca alguna del gran esfuerzo. Ella se había enamorado de aquel hombre, aquel que en su mirada se mostraba la simpatía hacia los demás e irradia confianza, no obstante, ese hombre se esfumo al recordar cómo fue durante su relación.

Fue alguien pasional que buscaba la comodidad de ella, alguien con quien podía abrir su alma. Él quien había prometido amarla y cuidarla siempre, se corrompió en medio de su caminata juntos. Aun no puede ver el momento exacto en el cual él decidió cambiar.

Camina hacia él quedando a tan solo unos centímetros de su espalda ancha, observa como los músculos de sus brazos se marcan ante el esfuerzo, sin duda él es un hombre muy atractivo. Carraspea sorprendiéndolo.

— ¿En qué momento decidiste cambiar? — sus ojos color miel la observan atentamente.

— Es algo que también me he llegado a preguntar, Mia. — suspira.

— ¿Por qué nunca terminaste nuestra relación sabiendo que eras infiel?

— Es algo difícil de contestar.

— Es difícil contestar lo que es fácil de deducir.

Se aleja de él sintiendo enojo al verse burlada de sus palabras. Camina aún más rápido para alejarse de una vez por todas de todos.

— Me creerías si te digo que me arrepiento de todo, que sé que fui un completo imbécil al hacer todo a propósito para alejarte de mi familia, que siempre te he amado y te amaré siempre. ¿me creerías?

Para al escucharlo. Esas palabras no podían ser ciertas.

— Me estás diciendo que me fuiste infiel solo para alejarme de tu familia, Lucas por Dios no podías inventar una excusa más valida.

— No te estoy mintiendo. Durante todos estos años buscaba una manera de contarte lo que realmente quiere mi padre de tu familia y la única manera de alejarte era hiriéndote de la peor manera.




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