Besos Azucarados

CAPÍTULO 21 EL SUJETO DE MIS DESEOS

A veces lo que parece inofensivo suele ser el comienzo de algo adictivo.

El simple hecho de amar resulta ser tan complicado, o cometer el mayor error de estar en medio de su amor del pasado y su nueva ilusión, suele ser gran parte de sus pensamientos. No tiene ni la más mínima idea de qué hacer con Lucas, pensaba que después de su ruptura todo iría mejorando a su favor, no a favor de que su destino complicado pactado junto al universo podía asegurar que su ex prometido se ha vuelto un tremendo paleto de tan solo verlo merodear en los pasillos en busca de ella, tal vez su error fue dar falsas esperanzas donde nunca puede estar.

Aunque no ha podido arreglar algunos problemas, como aquella mujer que pasa veinticuatro siete a lado de ¿su hombre? Pero por qué iniciar una guerra por un hombre tan guapo, ardiente, alto, amargado y chistoso.

Solo deja de pensarlo…

Esta vez sabía que no tenía escapatoria, acorralada entre la pared y dos fuertes brazos, una acción que amaba de él, ahora resulta ser incomodo. Sus ojos color miel la miran atentamente mientras acerca su rostro llegando rozar sus labios. Había olvidado ese sabor, esa caricia antes de llegar a la profundidad de su boca.

 No podía seguir alimentando este autoengaño, debía aceptar que a pesar de que pude ser realmente sincero con ella ya había causado que toda una granada explotara en un momento crítico. Lucas mil veces podía decir que la ama y lo único cierto en sus palabras es que ya nada es igual.

—No sé que buscas al tratar de seducirme, no sé que estás pensando y quizás fue mi culpa por incentivar algo que no puede pasar, pero no vuelvas a besarme. — decide quitar sus brazos y retirarse rápidamente del desolado pasillo. Solo espera que no la hayan visto.

[…]

— No pensé que tus vacaciones serian de esa manera, así tan

— ¿Así tan caótica?

— Así tan triángulo amoroso

De alguna forma las conclusiones de su prima Cassandra llegarían a ese punto, podía imaginar a aquella mujer de buen porte tratando de no burlarse de la vida de su no tan pequeña prima. También, sabia que de alguna manera la preocupación no la dejaría en paz, imaginar a su querida prima en medio de una problemática amorosa.

— Es completamente patético escuchar toda esta novela. Eres tan…

— ¿Tan?

— Tan patosa. En qué momento pensaste que sería buena idea que dar esperanzas le causaría celos a un hombre tan ermitaño. Cuando mi tía te mencionó que no te fijaras en el tamaño de la mordida no decía que buscaras problemas, pero eso no quita que es completamente estúpido que ese idiota de Lucas esté en esos lares y más al ser tan descarado de ir de la mano de otre mujer que resulta ser la ex pareja de tu presunta conquista.

— ¡Cass! Él no es mi pareja.

— Solo te advierto que si sigues solamente mirando no resolverás nada. No seas una perdedora que no suelo estar en esos lados.

— Por Dios, Cassandra, ya te he dicho que no estamos en ese plan.

— ¿Qué te hace pensar que no es así?

— Creo que mejor colgaré

— Como digas señorita perdedora…

[…]

Aun se pregunta por qué pierde el tiempo buscando excusas para no acercarse a aquel hombre, quizás sea el miedo de vivir nuevamente su propio pasado, caer en una nueva desilusión seria una completa torpeza, pero muchas veces las personas por más lastimadas que estén no pueden negarse rotundamente a sentir lo que el hombre ha considerado amor.

A pesar de que ha recuperado gran parte de su estabilidad emocional, tener presente a su pasado será la más grande carga, desea que Lucas se retire y no se vuelva aparecer, pero ¿qué la detiene si ya no es amor lo que siente? Solo se ha dedicado a seguir evitando sus mismas pisadas así evitando ser parte de su propio juego.

La tarde era agradable a tal punto de dejarse llevar junto a sus pensamientos, no deseaba hablar con alguien, ni compartir tontos chistes como suele hacer Frank, no quería socializar con un par de adolescentes que se preocupan por la moda, ni recortar flores con una anciana parlanchina, ni compartir espacio con el charlatán de Jayden y escuchar sus tontas indirectas al saber que Megan no podía pasar desapercibida. Solo desea tomar la decisión correcta en cuanto a sus sentimientos por Azael.

¿Es real? Pensar en ese hombre le acelera sus sentidos, mirarlo desde la lejanía podía ser el más gratificante oasis, escuchar su voz eriza su piel a tal punto de suspirar, pero ¿está lista para sumergirse de una vez por todas a un nuevo cuerpo? Ha paso mucho tiempo, pero no el suficiente después de su fatídico día en el cual recibió el título de mujer engañada y aún con todas sus dudas no podía negar que imaginaba a aquel hombre en su propia cama.

La fría brisa anuncia que la tarde pronto llegaría su fin. Decide acercarse al establo y así poder mirar el ocaso, sin embargo, un pequeño ruido la detiene completamente congelada en su lugar observando.

¡Oh, santo señor! ¿Esto en realidad está pasando? El ermitaño no es tan ermitaño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.