Besos Azucarados

CAPÍTULO 24 NUESTRO DESASTRE

Y ¿si es el momento de elegir el azúcar y las especias de todo esto?

Oh santo que estás en el cielo te mofas de mis revuelos. Entre más la voz de Bridget se acerca sus nervios no permiten que elija el mejor escondite, ya era tarde para rezarle a quien le haga los milagros, ya no podía ocultar su pequeño desastre. Pronto el gran portón antes del granero sería abierto y sería hallada con un semidesnudo Azael.

— ¡Joder dónde esta tu sueter! Pensara que estamos haciendo algo malo — mira a todo lados buscando indicios del pedazo de tela que no ha visto desde que lo descubrió completamente solo.

— Y ¿no era algo que querías hacer? 

— Solo cállate, fue un jodido beso — otra mentira añadida a su libro de vida. Más que un beso quería sentir todo de él, quizás Bri fue la salvación de cometer una locura — ¡Mierda! que ya llega.

Pronto terminará escribiendo un diario de todas las vergüenzas  durante el verano. Una mujer que pronto estaría en la bolsa de los veintisiete hasta el tope en problemas sentimentales en medio de una hacienda un tanto desconocida. No cabía duda de que era  tan irracional. 

Observa a su acompañante recostado con los brazos cruzados y con la tela que tanto se cansó en buscar, si era tan seductor metido en aquel suéter con estampado militar pudo tener la suerte de verlo semidesnudo. 

— Hombre sin escrúpulos — de aquellas palabras solo recibe un suave guiño que solo logra acrecentar sus latidos y el amor odio que ha generado. 

Solo queda tratar de ignorar la presencia de aquella chica de brillosa melena rosada, alguien que ha quedado completamente muda ante el panorama de ver a su primo y a su mejor amiga en un solo lugar los dos. Sin esperar que alguna palabra sea articulada se levanta de su lugar de lamento pasando lo más rápido que pueda frente a la presencia de una perpleja Bridget. En medio de la oscuridad palpa sus labios semi hinchados por el fuerte beso, sin embargo, era momento de olvidar o eso era lo que creía hasta que es jaloneada.

— No sé si decir que me ganaré la lotería — Había jurado que su amiga se encontraba en los jardines más cercanos a la hacienda, pero era de esperar que aquella chica citadina se logra aventurar más allá de simples flores brillantes. Ha pasado toda la tarde en busca de su presencia llegando a preocuparse de que quizás la teoría de monstruos sobrenaturales la hayan raptado — Vaya monstruo que te tenía secuestrada. 

Cuando todo inició, cuando vio a Mia en medio de tantas críticas por su ruptura llegó a pensar que quizás volver a confiar en alguien sería un completo desastre, pero tal vez aquella decisión tomada por su hermano de presentarla ante su familia no fue tan mala idea después de todo. Quizás dos personas sumidas entre el dolor pueden curarse el uno al otro. 

Era un poco chistoso verla absorta en sus pensamientos en medio de la oscuridad siguiendo un pequeño camino de luz, tal vez su amiga necesitaba mirar nuevos horizontes antes de darse por vencida.

— Quizás no sea tan malo guardar este secreto — la conoce tan bien que sabía que en sus mundo de pensamientos podía estar gritando que era una nueva vergüenza añadida a su vida.

— ¿Eh? — el miedo de ser juzgada, el gran temor de ser tachada como la fácil de la sociedad si se sumerge completamente en sus nuevos sentimientos hacia Azael. Era inevitable negar que con lo que ha pasado no sería tan fácil olvidar la opción de decir todo lo que siente.

Mira a Bridget confundida por lo que ha dicho.

— Sé que en estos momentos estás que mueres de miedo por todo lo que ha sucedido en tu estadía, pero vamos, no puedes negar que todo ha sido una completa droga imposible de quitar de tu cuerpo. No seas tan cerrada al hecho de que puedes también sentir atracción hacia otro hombre que no sea Lucas.

— No saques tantas conclusiones, no ha sucedido tal atracción con Azael.

— ¿Entonces me dirás que solo estaban rezando en el establo? No me des detalles del rosario que se han dicho boca a boca. 

— Sabes, mejor haré que no te he escuchado.

[...]

Las sábanas estaban próximas a asfixiarla, solo quería esconderse en lo más profundo de su cama.  Al llegar a la hacienda no fue capaz de explicarle a las demás chicas dejando en la expectativa un secreto tan silencioso entre Bridget y ella. Ni la música más fuerte escuchada en medio de sus auriculares era capaz de borrar su reciente anécdota, creía que algo así nunca podía suceder, él quién solo la ignoró desde que su ex pareja llegó, mientras que ella solo podía sentir celos encontró la manera de corroborar sus sentimientos.

No quería despertar si todo era un sueño, por décima vez sentía que era como aquellas colegialas que alardean de su nueva conquista, algo que tristemente a su edad podía ser más que inmaduro. No obstante, quién era para abstenerse de sentir todo como un jodido cuento de hadas. 

Por otra parte no podía ignorar que aun su ex prometido sigue rondando en busca de una oportunidad, a quien puede dar una conclusión de que es alguien completamente herido por su pasado injusto.

El reloj marca la llegada de la madrugada, no puede siquiera conciliar el sueño debido a sus múltiples pensamientos, sin embargo, no puede ignorar los casi silenciosos pasos que se detienen delante de su puerta.




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