Besos Azucarados

CAPÍTULO 30 REVELACIÓN

No todos son lo que parecen…

Un nuevo día, nuevamente los múltiples cantos y relinchos se aventuran a través de la ventana , los rayos tenues de rey astro tocan sus párpados instando a aventurarse a mirar el lado vacío de la cama. Suspira escrutando las mantas agrupadas, decide levantarse dirigiendo sus pies al baño.

Hubiera sido un día común como cualquier otro, sin embargo múltiples parloteos  en los pasillos y alguna que otra leve discusión llaman su atención. La sala se encuentra repleta de revistas, flores y arreglos completamente dirigidos al color rojo, sin duda alguna era transportarse al momento en que su departamento era un completo caos a quince días de su boda, Algunas jóvenes ayudantes corren  con pequeños centros de mesa.

Más allá de todo la tormenta de una boda encuentra la mirada de quien pudo haber sido su esposo si tan solo hubiera sido un hombre fiel. Se acerca evitando pisar algo importante, se sitúa a su lado observando silenciosamente el área.

— Es curioso — se rasca la nariz — prácticamente hui de la ciudad y de ti, solo para olvidar todo lo  que tenga que ver con un matrimonio — sonríe y suspira — pero de la nada escucho que Erika está pronto a contraer nupcias y luego llegas tú.

— Siento arruinar tus planes. — pasa su brazo por los hombros de  Mia — también huí, o eso es lo que creo. Llegué con el pensamiento de hacerte volver, pero entendí que ser el villano no va con mi hermosura.

— Totalmente de acuerdo 

— ¿Admites que soy hermoso? 

— No, solo admito que no te va ser el villano — toma un pequeño pañuelo con las iniciales de Erika y su prometido 

— ¡Auch! 

Se aleja esperando encontrar la salida y deshacerse de las punzadas de la decepción, no habría aguantado un minuto más cerca de Lucas sabiendo que a pesar de haber avanzado gradualmente aun sigue aquella espina del dolor de solo pensar en una boda. Dentro de todo su revoltijo de pensamientos si sigue observando fijamente todo sin miramiento alguno podría romper a llorar como una completa magdalena, algo que sabe muy bien que sería más que penoso y que nuevamente su libreta de la vergüenza sería abierta.

Las puertas estaban abiertas de par en par dejando entrar la brisa fría, siguiendo su recorrido en medio de los arbustos un color rubio llama su atención, en medio de la rueda de flores tratando de esconderse mientras el leve humo del desgastado cigarro delata su ubicación, Erika yace completamente rendida.

—  Si fuera tú buscaría un lugar más privado, no es tan inteligente esconderse frente a las puertas principales. — se asoma asustando a la chica.

— Quizás no busco esconderme y expresar mis penas, Mia — le da una última calada  al cigarro — se siente tan patético ver tantos arreglos y flores. Siempre traté de obviar este momento y de la noche a la mañana veo mis peores pesadillas hechas realidad.

— Pensé que estarías super feliz — se sienta a su lado.

— Cuando acepté la propuesta de Adrian creí que ya había hecho todo en mi vida y resulta que no he hecho nada. Soy exitosa y creí que había encontrado al amor de mi vida y que sería feliz, así como los tontos cuentos.

— ¿Y qué pasó? 

— Pasa que no es lo que realmente deseo y que mi prometido no es realmente aquel hombre que siempre soñé.

Antes no había tenido la oportunidad de conocer a Erika tan a fondo, la veía como una chica con metas cumplidas, soñadora y chistosa, pero verla allí escondida y tratando de no romper en llanto se ha dado cuenta que no es la única que tiene el corazón hecho pedazo, que no es la única con una gran tormenta de confusión en sus pensamiento. No quería entrometerse  en asuntos ajenos y más si son de gran calibre como este, sin embargo, verla tan frágil y hastiada de ver  todo lo que sucede a su alrededor, sabe que es buen momento para mostrar más afecto a quien la necesita.

— Podría optar por decir lo que realmente sientes. No es un gran consejo, pero…

— ¡No!

— ¿No? — la observa confundida 

— Podría destruir mi vida entera si digo todo. Yo creo que es momento de salir de aquí — se levanta retirándose rápidamente dejando a Mia completamente confundida. Tenía ganas de gritar y dejar que la verdad sobre ella diera un auge hacia la realidad, pero sabe que todo sería la perdición para su vida. El amor y sus sueños tendrían que esperar a otra  vida.

[...]

El día se mantiene en gran ajetreo y con ellos el peso de tener un novio completamente ocupado, solo ha sido capaz de verlo unos cuantos segundos, segundo donde fue capaz de quitar de su ser un par de besos. No era la gran relación, ni tan cursi, ni tan apegados, ni siquiera tóxica; solo eran ellos dos existiendo haciendo flotar una barca en medio de tanta profundidad.

Fijando sus dedos en la fina hierba escuchando el suspiro alargado de Veronica, se relaja sintiendo los rayos tratando de no ser tan obvia al querer arrasar a la chica con tantas preguntas. Podría llamarle una  reunión en silencio en donde pretende romper la armonía con sus palabras, quizás hoy era el día en que sacaría sus dotes de investigador.

 — Adelante, sé que te pica la garganta por deshacer toda esa verborrea —  bufa Veronica.




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