Besos Azucarados

CAPÍTULO 35 EL DOLOR DE LA TRAICIÓN

Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar.

 AZAEL

A pesar de que ha intentado mantener las preocupaciones  de lado referente a todo lo que está pasando en la empresa, las amenazas que ha encontrado en la laptop de su padre y saber que la mujer que catalogaba como su amiga esté interfiriendo en todo, es lo que más a decepcionado; por otra parte está que en la entrada de la hacienda yace una campamento de periodistas enterados de su escándalo, algo que Mia y él  se encargaron de divulgar mientras gozaban de los efectos del alcohol, todos se han reído de sus penas, no obstante saben que ha sido un golpe fuerte en la política del alcalde. Ha encontrado en diversas columnas los chismes y los sorprendidos que están al saber que dos familias prestigiosas están uniendo fuerzas, al parecer han pensado que todo es parte de un arreglo familiar y han hecho un gran revuelo para llamar más la atención de la sociedad.

No había pensado que todo sería tan a la ligera y tan alcoholizados. Había tenido una reunión privada con el padre de su novia, supo que era momento de desbocar todo lo que siente hacia la mujer que ha calado su mente de forma permanente, a pesar de que mostraba sus expresiones relajado por dentro su corazón estaba a todo galope de estár en la espera de las opiniones de aquel imponente hombre; a final de cuentas solo recibió un apretón de manos y un deseo de suerte por soportar a su hija, algo que le pareció completamente gracioso. 

> Encargate de hacerla feliz. fue lo último que escuchó antes de verlo retirarse del despacho. Su matrimonio fue anulado, sin embargo, tendrían que esperar un tiempo para pensar en los preparativos, pero antes desea hacer lo que dicta su corazón y pedir su mano de la manera correcta. Cuando era pequeño juró hacer todo perfecto para la mujer de su vida.

Escucha toques en la puerta, devolviendo la conciencia a la realidad — Adelante. — ve a Megan entrar despreocupada.

— Sé a qué me has llamado, omitamos intro— se sienta mientras sonríe.

— ¿Todo fue una mentira? — la escruta, recordando cuando la conoció, recuerda a aquella mujer despreocupada que se acercó aquella noche diciendo lo patético que era al estar llorando. Ve su sonrisa siniestra y sabe que todo fue una estrategia para acercarse a su familia, quizás su amistad y todo de ella resultó ser tan falso como sus consejos. Decepcionado mira más allá de su rostro.

— Tal vez nunca entiendas, ni espero que me comprendas, pero de lo que sí estoy segura es que te equivocas en lo que piensas, mi amistad y ese cariño son reales, pero antes está mi vida. 

— Y ahora ¿piensas matarme? Hazlo aquí mismo y saldas tu cuenta con el idiota que se cree malo  — sonríe viendo su rostro petreo antes sus palabras.

— Estuviste mucho tiempo en mis manos y tuve miles de oportunidades de degollarte o disparar fácilmente una pequeña bala — se inclina quedando cerca de su rostro — no tientes lo que está quieto Azael, he sido misericordiosa contigo y Lucas, si tanto quieres resolver este problema deja las reuniones de amistad para otro día y ve esta tarde entre el bosque y el desierto — se levanta buscando la salida — no olvides llevar al niñato de  Lucas. — con el corazón desbocado sale rápidamente a la espera de no arrepentirse y rogarle que no vaya, sin embargo, si no cumple esta tarde la vida de su pequeño pende de un hilo o mejor dicho, de dos vidas.

La puerta se cierra y solo queda sentir el rastro frío de aquella mujer, las palabras de su padre resuenan una y otra vez, pero aún no encuentra esa inocencia de Megan. Mira el reloj mostrando el inicio del mediodía, todo da vueltas a su alrededor. Mira los papeles que cada vez muestran una gráfica peor que la otra, si no reacciona hoy quizás la empresa desaparecerá más rápido de lo que él cree, decidido antes sus problemas envía un mensaje solicitando la presencia de Lucas.

[...]

— Te ves hermosa — acaricia la cara de Mia. La colina, el lugar de las palabras, como lo ha nombrado su novia, se mantiene una vez más en el silencio. Escucha a la brisa silbar entres las ramas del gran árbol mientras las manos de Mia acarician su cabello. No ha tenido el valor de contar lo que pronto hará en completo silencio con Lucas, su corazón le dice que algo malo puede pasar, pero si no se arriesga tal vez su familia quede en completa quiebra.

— Gracias, mi querido medio esposo — sonríe mostrando el anillo que pertenecía a Erika — tendré un esposo con aficiones de stripper.— muerde su labio.

— No es bueno el acoso, pervertida — observa su reloj, pronto tendría que dar su retirada. Antes de terminar su conversación pudo apreciar como Megan salía siendo  abordada por los periodistas, no obstante la vio como un ser despreocupado pasar como si no existiera nada a su alrededor.

— ¿Planes? He observado que tu reloj es muy importante el día de hoy. También vi a Lucas prestar más atención a la hora que a sí mismo.

— Sí, una pequeña reunión en donde Lucas también está comprometido — toma su mano.

— Entiendo. ¡Buena suerte, comandante! — se acerca uniendo sus labios con Azael.

Enreda su mano en las sedosas hebras, tomando abruptamente los labios de Mia. Un beso largo en la cual demuestra su necesidad, posiciona su otra mano en la cintura marcada de su prometida ejerciendo presión hacia él. — Sabes que te amo demasiado y por nada del mundo te dejaré de amar.




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