Desde que Camille se mudó a la ciudad natal de sus padres sueña con que algo interesante le suceda, pero se resigna al aceptar que no tiene ningún amigo para vivir alguna aventura que cualquier adolescente de su edad normalmente haría.
Hasta que un día conoce a Leo, un joven extrovertido, amable y divertido, que a pesar de su ceguera le enseñará a disfrutar cada momento por más insignificante que parezca, que a veces y más importante aún: que no es necesario ver cuando se siente con el corazón.