El aire entró de golpe en sus pulmones haciendo que recobrara la cosciencia, luego de eso se detuvo unos segundos para asimilar su localización y situación actual. Aquellos sueños eran recuerdos demasiado nítidos como para ignorarlos o diferenciarlos cuando estos aparecían en sus alucinaciones.
—Hoy será un buen día —dijo ella mientras se estiraba pesadamente luego de su sobresaltado despertar— tiene que serlo —tiró el reloj despertador contra la pared para apagarlo, pero no dió resultado— ¡demonios! —dijo entornando los ojos con fastidio, pero al final se levantó y la apagó.
Con pereza y aún somnolienta se sentó en la cama a mirar las paredes blancas como la nieve, acolchadas como nubes, pero resistentes y difíciles de romper como el carbino y el wolframio juntos, cualquiera pensaría que era una celda de un manicomio cualquiera, pero no lo era, esta era una habitación de rehabilitación de una organización llamada "Tártaro" que básicamente tomaba a los mejores agentes de organizaciones gubernamentales en todo el mundo y los reunía en un sólo sitio y ofrecían servicios a todos los gobiernos "aliados", claramente de manera extra-oficial o esa era la fachada del lugar donde la palabra asesino retorcido se quedaría corta para describir si quiera a uno de estos "elementos". Sus cientificos habían descubierto una forma de alterar el ADN para poderlo deformar y moldear una estructura completamente diferente en el año dos mil cuarenta y dos, después de eso habían pasado treinta años perfeccionándolo.
—Big Boss —una voz masculina la llamó por los altavoces de la habitación— ¿cómo amaneciste?
—No me puedo quejar King —dijo despreocupada mientras caminaba por la habitación como si buscase alguna cosa— ¿cuando pasaré a la siguiente etapa? Extraño el aire libre y mis cigarrillos.
—Calma, todo es paso a paso, y lo de los cigarrilos es negociable, ¿te parece uno cada cuarenta años? —la chica sonrió mientras negaba con la cabeza— en un momento iré contigo, debo examinarte. Tu examén semanal está agendado para hoy.
—Bien, aquí estaré, solo mueve tu lindo trasero hasta aquí rápido —pudo escuchar risas por lo bajo, pero no era la risa de King (el médico asignado sólo para cuidar de ella), quizás sus compañeros se estaban burlando de él.
Caminó hacia un panel que tenía varios botones y un teclado numérico, con una combinación hizo salir una cápsula de una de las paredes, se acercó y la abrió, se metió en ella y se encerró, una luz parpadeaba sobre todo su cuerpo, esto ayudaba a aliviar el dolor y los malestares que pudiese tener.
—¿Big Boss —entró un muchacho joven de piel morena labios gruesos, ojos ocuros, alto, con un rapado militar y mirada penetrante, bajo su uniforme se podía ver que le gustaba trabajar su cuerpo—, te pasa algo?
—Me duele el cuerpo King, ¿que otra cosa podría pasarme? —la obviedad estaba implícita en aquellas palabras haciendo que el chico se sintiera algo tonto por preguntar.
—Eres ruda, pero recuerda que tu ADN fue reconstruido es normal que te sientas así, tu cuerpo se adapta a los cambios —trató de darle la vuelta al asunto rápidamente.
—Lo sé y es por eso que estoy metida aquí —inhaló por un momento y luego exhaló muy lentamente— ¿cuantas bajas hoy?
—Eso es confidencial —ella hizo una seña para recordarle que ella era de mayor rango que él y sonrió—dieciocho, señora.
—¿En total cuantos han muerto? —ella sabía que serían muchos dada la alta peligrosidad del proceso.
—En total ciento veintidos, eso sin contar los que han tenido que poner a dormir que son aproximadamente ocho elementos hasta ahora —esa información era confidencial como él lo había dicho, pero por alguna razón temía más a aquella chica que a cualquier persona en la base.
—¿Ocho? ¡Demonios! ¿Por qué tantos? —no parecía del todo sorprendida, pero realmente esperaba que la cifra fuese inferior.
—Pierden la cabeza al final de la etapa tres —como doctor parecía afectado por el resultado; King no era una mala persona y ese era un terrible error en ese sitio.
—¿Cuantos han completado el proceso? —en su interior no habían demasiadas espectativas ya que la tasa de éxito era muy baja en estos casos y dadas las estadísticas marcadas por King en su reporte estaba segura de eso.
—Unos catorce hasta ahora —respondió mientras analizaba el cúmulo de hojas en sus manos.
—Eso no le va a gustar a los del consejo, de cuatracientos elementos....
—Recuerde que cien de ellos no fueron aceptados en el proyecto por cuestiones de rendimiento así que eso sólo deja trescientos elementos.
—Aún así, se redujo desmasiado, esto se está descontrolando y eso no es bueno..., pero mejor vamos a lo que nos compete —salió de la cápsula con lentitud, siendo ayudada por el chico— examíname y mantenme informada.
—Casi todo está bien —dijo luego de chequear su cuerpo detalladamente por un largo tiempo— y no me parece justo que use su rango para obtener información —manifestó con la esperanza de que sus palabras fuesen tomadas en cuenta.
—Es eso o seducirte —él tragó grueso al escuchar la naturalidad con la que se expresaba ella—, pero no quiero, así que el rango es mucho más rápido.
—¿Cómo se ha sentido en estos últimos días? —sacó una libreta y un bolígrafo para tratar de diluir la tensión que se había creado en el ambiente— ¿Qué cambios ha notado recientemente?
—Pues han sido varios los cambios que he notado, mi nivel de retención cerebral ha aumentado en un 30% en los últimos cuatro días, mi corazón aumenta su ritmo sin razón algunas veces, al ejercitarme he notado que el rendimiento físico ha mejorado en un 48%, he experimentado algo de ansiedad y algunas alucinaciones, la necesidad de alimentarme aumentó en un 20%, algunos reflejos se activan involuntariamente en ocasiones y es molesto, en ocasiones falta comida en mi alacena y eso me molesta mucho, ¡dile al imbécil de Shaw que mantenga mi despensa llena o saldré de aquí a matarlo! —enfureció y le dió un golpe a la mesa— ¡Oh! –dijo cambiando rápidamente de ánimo, lo cual a los ojos del doctor la hizo parecer más loca de lo que ya estaba— y algunos ataques de ira.