Besos De Dinamita.

Ayúdame a Ocultarlos.

—Si, varios de hecho —se acercó para susurrar en el oído y él se inclinó para escuchar—, pero no están en los archivos.

 

—¿Puedo ver? —King se reprochó a sí mismo que su curiosidad lo metería en problemas en el futuro.

 

—No lo sé —miró a todos lados como si alguien pudiese o siquiera se atreviera a espiarlos—, una vez que te los muestre debes ser leal a mí.

 

—Lo haré —ya estaba confinado a las instalaciones de Tártaro por el resto de su vida, y ser leal no parecía ser un peligro mortal hasta este punto.

 

—Bien, ya no hay vuelta de hoja a partir de ahora, párate frente a mí lo más cerca que puedas.

 

—Está bien —él se acercó a ella poco a poco, sabía que cualquier movimiento en falso podría ser peligroso para él, ya que Big Boss era como una de esas tigresas con las que la gente quiere tomarse fotos, pues parecía estar tranquila, pero ante el más mínimo estímulo clavaba sus garras en la garganta sin nada de piedad— ¿así o más? —sus alientos se cruzaban sutílmente.

 

—Perfecto —dijo bajando la mirada hasta sus manos y él siguió el gesto de ella—  asegúrate de borrar todo esto al volver.

 

 Todo estaba en silencio, ella tenía la materia de color negro del diámetro de un lápiz sus manos, de pronto esta se dividió suavemente en doce pedazos muy pequeños y salieron disparados en todas direcciones hacia las cámaras y los micrófonos de la habitación y se pegaron a ellos, King estaba sorprendido, nunca había visto algo así, por los estudios en los que había estado presente, los elementos con poderes similares podían explotar las cosas que tocaban, sin embargo, Big Boss no solo podía controlar la materia explosiva sino que podía materializarla tan fácil como si de respirar se tratase, la chica chasqueó los dedos y todo explotó, no de manera exagerada debido a que la cantidad de explosivos era mínima.

 

—¿Eso era lo que  iba a hacerme estallar? —tragó grueso al ver que algo tan pequeño podía ser tan destuctivo en las manos de ella.

 

—Si, eso es, pero no te descuides porque sólo saqué una parte.... Ahora si estamos sólo tú y yo.

 

—¿Controlas los explosivos? —Big Boss lo miró como recalcando lo idiota de la pregunta.

 

—No sólo eso; siéntate es un poco difícil de explicar —él se sentó, mientras que ella llenaba de nuevo el vaso de agua, quizás el pobre chico lo necesitaría depués—, primero quiero recordarte que tu trasero sigue estando en mis manos, segundo sabré si le cuentas a alguien y cuando lo hagas te haré explotar y no quedará nada de ti.

 

—Big Boss ¿desde cuando nos conocemos? —la pregunta tomó desprevenida a la chica quien tuvo que hacer algo de memoria para sus cálculos.

 

—Dos años quizás, fuiste entrenado por mi anterior médico....

 

—¿Y nunca se te pasó la idea de confiar en mi por la mente? —preguntó con los brazos cruzados sobre su pecho y el ceño fruncido— No sabía nada de tus otros poderes, cosa que es muy importante y debí saberlo desde el início y eso me molesta.....

 

—Calma. Sólo te recordaba las reglas del juego, querido —le dió un beso en la mejilla y colocó el vaso de agua en las manos de él—, ya Shaw habló de mis padres así que la historia esta resumida por lo que sólo te hablaré de sus funcionalidades como elementos, mi madre, era lo que se conoce como una ladrona silenciosa de recuerdos, algo así como un virus de computadora, te tocaba y podía ver lo que veías, oir lo que escuchabas y urgar en tu mente sin ser detectada, en la segunda intervención....

 

—¿Tuvo una segunda intervención? —King no esperaba que la trama fuese tan interesante.

 

—Si, ambos la tuvieron, ahora que lo pienso estaban bastante locos —una sonrisa nostálgica se pintó en su rostro, Big Boss podría ser una bruja desalmada y fría, pero los recuerdos de sus padres eran algo con lo que aún no podía luchar para no mostrar emociones—, pero volviendo al tema, ella tuvo la habilidad de hacer lo que que le diera la gana con tu mente, alucinaciones, podía controlarte como un títere.

 

—Entiendo —King estaba emocionado por los descubrimientos que estaba haciendo—, sin embargo, me resulta difícil, la mayoría de los elementos que se somenten a más de una intervención quedan estériles, algunos quedan así en la primera intervención... Continúa con lo que me estabas contando —se apresuró a decir al ver que la chica se reía por lo bajo de su repentino arrebato de nerd.

 

—Mi padre, era el explosivo, todo lo que tocaba explotaba, en la segunda podía materializar las cosas y las hacía explotar, tal y como me viste hacerlo hace un momento, no sé como se enamoraron, nunca hablaron de eso, aún estando yo aquí y conociendo la distribución de los elementos no consigo entenderlo porque mi padre era de la división Rusa y mi madre pertenecía a la división Sur Coreana y literalmente están en lados opuestos de la base, hasta donde sé solo trabajaron juntos una vez, supongo que ahí comenzó todo —un suspiro pesado se escapó de su boca, como quien trata de olvidarse de algo—, ¿pero qué mas dá? Ya están muertos y yo estoy aquí.

 

—¿Y tu esposo? —preguntó King con cierta inseguridad, pero a ella no pareció afectarle el tema— ¿qué le pasó?

 

—Mi esposo es otra historia —la mirada de ella cambió, era entre dulce y a la vez con ciertas notas leves de tristeza—, él era agente de la CIA, nos conocimos en un centro comercial, supuse que alguien lo estaba siguiendo porque entró al baño de damas muy nervioso y se encerró en uno de los cubículos; era realmente lindo y yo no tenía nada que hacer, había estado robando tiendas desde temprano así que entré al cubículo junto con él, le hice señas de que se callara y le dí algo de ropa, tuve que robar zapatos de su talla y como pude lo saqué de ahí; fue divertido, luego lo asesinaron cuando cumplíamos ocho meses de casados justo frente a nuestra casa, decidí unirme al FBI cuando me enteré de que posiblemente se trataba del mismo grupo terrorista que mató a mis padres.




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