Besos de sangre

Ayúdame.

La mañana había estado tranquila, se percato que el ente con el cual vivía no se encontrara para poder salir, con todo lo que necesitaría para el día, algunos cuadernos, el uniforme de su trabajo y unas cuantas pastillas para el dolor muscular.


 

Caminaba con deliberada paciencia, por que cada roce de sus muslos ardía, sabia que tenia que ir a un hospital a que le examinaran los daños, pero quería evitar las preguntas y lo costoso que serian los medicamentos.


 

Estaba a tan solo una esquina del lugar donde se encontraría con James, llevaba algunas semanas sin verlo, y estaba segura que el interrogatorio por su parte no se haría esperar. Visualizo su enorme y tonificada figura a lo lejos.


 

Comparado con su pequeño cuerpo el era gigantesco, sus músculos se hicieron notar bastante cuando cumplió dieciocho, sus facciones se transformaron haciéndolo ver más masculino, de a poco fue tiñendo su piel, tenía muchos tatuajes por todas partes, sin molestarse en ocultar ninguno, pero aunque pareciera aterrador, el era la persona más dulce que había conocido.


 

- Hey - logro decir con su temblorosa voz, mientras sostenía el gorro de lana en su cabeza, queriendo esconderse y el enseguida se dio la vuelta al escuchar su voz.


 

- Hol... ¡Dios mío, que te paso en la cara!- se acerco a ella tomando su barbilla obligándola a alzar la mirada- Estas toda roja y hinchada Camille- paso sus dedos con cuidado por su parpado herido y ella solo sentía la necesidad de llorar otra vez- ¿Quién te hizo esto?, por favor dímelo o empezaré a hacerme historias en la cabeza para nada bonitas, confía en mi, esta vez no me creeré que te asaltaron.


 

- No es nada, tranquilo- apenas si pudo decir en un susurro.


 

- Como que no es nada, ¿Es que no te haz visto en un espejo?, tienes golpes muy graves- le reclamó sosteniéndola, temía que pudiera hacerse polvo frente a el- ¿Un doctor te vio verdad?- ella enseguida negó- Iremos ahora, aunque no quieras, esto rebasa todo.


 

- Ya por favor, estoy bien, solo me duele un poco- Se separo de él pero sin romper el contacto de sus miradas- No necesito que me lleves al hospital- El chico estaba apunto de protestar cuando sus palabras lo acallaron- Lo que necesito es que me enseñes a defenderme, a velar por mi seguridad cuando sepa que nadie podrá hacerlo o cuando tú no estés, eso es lo que verdaderamente necesito.


 

- Estoy muy orgulloso de ti por esta decisión, pero eso no cambia el hecho de que estás toda hinchada y por lo que veo adolorida- expresó cruzando las manos en su pecho.


 

- Bien haremos algo, ayúdame a aprender y iré al hospital contigo- Su acompañante la miro con cara de pocos amigos- Por favor, te lo prometo.


 

- Esta bien, vamos, enserio no estaré tranquilo si un doctor no te revisa- se inclinó para pasar unos de sus brazos por la parte trasera de sus muslos y la otra en la espalda, la levantó con agilidad, tomándola en brazos como a un bebé.


 

-Per... que?.


 

-Mi auto está aquí cerca.


 

                                ~•~

Minutos después ya estaban en la entrada de la sala de Urgencias.


 

-Gracias por traerme, la verdad es que no estaba dispuesta a venir sola- Tomaron asiento en una de las camillas vacías y esperaron a que el doctor llegara.


 

-No tienes por qué agradecerme, es mi deber velar por tu bienestar siempre, lo sabes- rozó sus gruesos dedos en su delicada mejilla, pero enseguida retiró la mano al escuchar unas pisadas acercarse.

Un señor bastante mayor con una bata totalmente blanca y esterilizada camino hasta ellos, los evaluó con la mirada a ambos demorándose un poco en el aspecto de su amigo y deteniéndose en el rostro de la chica.


 

- Buenas tardes, soy el doctor Hernandez, creo que la pregunta de que necesitan esta de más- Saco de unos de sus bolsillos una pluma al parecer bastante costosa y una pequeña libreta- ¿Que te ocasionó esos moretones jovencita?.


 

Los nervios atacaron otra vez, la dificultad para hablar también y el hombre frente a ella solo esperaba impaciente una respuesta.


 

- Me asaltaron- le dio una mirada rápida a su acompañante el cual la miraba atento- Intentaron quitarme las cosas que traía y cuando me negué solo me golpearon.


 

- Espero que hayas denunciado esto a las autoridades, es un asunto muy grave- buscó todos sus artefactos y empozó a examinarla- Levanta los brazos, veré si tienes alguna fractura- enseguida lo hizo y las pequeñas punzadas de dolor no se hicieron esperar.


 

- ¿Estás bien? - su amigo al parecer había notado su incomodidad.


 

- Si, no pasa nada- contestó en voz baja temiendo soltar alguna queja y que el doctor agrandara la gravedad del asunto.


 

- Al parecer tienes ematomas por todos lados, por suerte no tienes ninguna fractura y tampoco han dañado ningún órgano interno pero eso es un milagro, la gravedad de los golpes superficiales muestran que tendrías que tener aunque sea una fractura pero al parecer no es el caso - siguió escribiendo en su libreta- Por lo tanto te indicaré unas aspirinas para el dolor, tus heridas tardarán algunas dos semanas en sanar, y aproximadamente cuatro en borrarse las marcas- le tendió un pequeño papel con las instrucciones de lo que debería hacer.


 

- Esta bien doctor, me aseguraré de que haga lo que usted dice- le contesta James levantándose de la camilla.


 

- El hielo para la hinchazón y los paños tibios servirán para acelerar el proceso de recuperación, al igual que una pomada que está escrita en la receta que acabo de darle- ella imito a su amigo y se levantó, justo estaba por preguntarle qué cuánto tendrían que pagarle pero respondió antes- La consulta es gratis, solo tienen que comprar los medicamentos, y si eso es todo me retiro, hay muchos pacientes en espera.



#25743 en Novela romántica

En el texto hay: amor, violencia, millonario

Editado: 12.12.2020

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