Juego con mi teléfono mientras tomo asiento en uno de los tantos sillones que hay en esta colorida sala de espera.
Decido dejar vagar mi mirada por el lugar y sí, es muy colorido todo. Las paredes son de un bonito color rojo y tienen unos cuadros muy pintorescos.
Estoy consciente de que solo busco bobas escuxas para no evocar los recuerdos de lo sucedido con mi pequeña hermana.
Cada vez que recuerdo el doloroso llanto de Maya y lo que ese imbécil pudo llegar a hacerle siento mi sangre hervir y pensamientos asesinos me invaden.
Es que... Me es tan difícil asimilar el hecho de que no todos los hombres respetamos a las mujeres, no todos entendemos que a ella se les trata como si rosas fueran
Las rosas son bonitas, finas y delicadas, pero contienen espinas y hay que amarlas igual.
Me frustra el hecho de que algunos solo decidan sobre una mujer sin medir sus consecuencias y el daño que le causan tanto físico como psicológico.
Levanto la vista y la chica que se disponía a sentarse a mi lado se sonroja y le sonrió un poco, tiene la edad de mi hermana y sus ojos tristes y apagados me dan a conocer que no se siente a gusto en este lugar.
-Hola -murmura muy bajito que me estoy cuestionando si no lo imaginé.
Le voy a responder pero la puerta del consultorio es abierta y de ella sale Maya con los ojos y mejillas rojizas.
-La doctora quiere hablarte. -Su voz suave sale pastosa y en sus ojitos azules idénticos a los míos se vislumbra un poco más de aquel brillo que solía tener hasta hace unos días.
Me pongo de pie dejo un beso en su frente y me adentro en consultorio.
Lo primero que mis ojos captan es a la chica de cabellos castaños y lentes de pasta rojos con la vista muy enfocada en la computadora frente a ella que no se percata de mi presencia. Carraspeo y ella lenvata su mirada y me contempla.
Me quedo maravillado en sus ojos por unos segundos, son marrones muy claros, me recuerdan al chocolate qué tanto le gusta comer a mis hermanos y el cual no es mi favorito.
-¿Eres el acompañante de Maya? -Pregunta y asiento.
Soy muy conciente de como sus ojos vagan por mi cuerpo hasta detenerse en mi mirada y sonrío consciente de mís atributos físicos, ella rápidamente aparta la vista y me indica que tome asiento.
-Ella estará bien, tiene ganas de salir adelante y dejar todo esto en tan solo un mal capítulo. Maya es una chica muy fuerte y valiente. -Dice y sonríe genuinamente alegre.
Me siento más ligero como si hubiese estado sujetando algo muy pesado y las palabras de la doctora logran un gran alivio en mi.
-Gracias, no tiene idea de lo que significa esto para mí.
Intercambiamos muy pocas palabras y salgo.
-Ya era hora. Vamos tenemos que llegar a la academia. -toma mi mano y me obliga a caminar más rápido. Me sorprende que quiera visitar la academia, pensé que ya había decidido no volver.
-¿Qué haremos ahí? -le cuestiono, y enciendo el auto.
-No me voy a quedar fuera de la presentación para la que fui elegida como una de las principales solo por alguien que se creyó que tenía derechos sobre mi -expresa esto último con un deje de amargura.
Alegre por su decisión de no estancarse, conduzco hasta la academia, al llegar mientras ella ingresa decido sentarme en el parque que hay fuera de dicho lugar.
Reviso mis redes sociales y compruebo lo que dicen las chicas de mi red favorita y la cual mis hermanos alegan que soy adicto, pero es que no cualquier persona que no sea famosa tiene los hermosos 15k en Instagram.
No mucho rato después doy un respingo cuando la mano de mi hermana se posa en mi hombro.
-Cálmate chico, que nadie intenta ver la porno que tienes en el móvil -bromea y ruedo los ojos fingiendo fastidio, pero me encuentro encantado de que ella éste volviendo a ser la misma de antes.
-Volvamos a casa mamá de seguro está preocupada. -ella suspira con pensar y me da una sonrisa de complicidad.
-Mejor vamos a la heladería.
Sonríe mostrando todos sus dientes y como soy débil ante las bonitas sonrisas de mis hermanos acepto.
🌹🌹🌹
-¿Dónde estaban? -pregunta Jazmín a penas ponemos un pie dentro de la casa.
-Fuimos a la academia y luego la llevé a la heladería querida madre - respondo sonriendo y paso directo a la cocina para ver el proceso de la cena.
-Dave, he conseguido más pruebas, acompáñame a mi oficina- ordena mi padre.
Termino de comer la galleta en el momento en que mamá entra en la cocina abrazada a Maya y me da una mirada mordaz, sonrio inocente levantando las manos en son de paz.
Papá besa la frente de Maya, sale de la cocina y lo sigo huyendo de mi madre y bueno tenemos que hablar.
-Vas a volver loca a tu madre Dave, más loca de lo que está-dice papá riendo.
-Bah, ella me ama, soy su primogénito. -ambos reímos ingresando en su estudio.
William es el tipo de padre bromista y que disfruta junto a sus hijos sacar de sus cavales a su mujer.
Va hasta su escritorio y se acerca a mí con unos documentos y cierro los ojos, es un tema que nos ha afectado a todos.