5 de agosto, 2013
-Sabía que lo harías hijo, felicidades.
Abrazo a mi padre, lo suelto para alzar a Maya mientras doy vueltas con ella. Tomo su rostro en mi manos y limpio sus lágrimas.
-Se acabó princesa, nunca se volverá a acercar a tí. Nadie jamás intentará acerte daño, lo prometo.
Preferiría morir antes de que intentarán hacerle algo otra vez, nunca permitiría que borraran su sonrisa.
-Está todo bien ricitos de oro, todo está bien. -Afirma Devon estrechandola en sus brazos.
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15 de agosto, 2013
Junto mis labios en un puchero y agrando mis ojos a modo de inocencia, mientras trato de mover los pies de la manera que lo hacia cuando era un niño.
Mi mamá ríe y corta un trozo de la torta de fresa deslizandolo hasta mí.
-¡No! ¡Mamá! me has traicionado, caíste bajo sus encantos -chilla Maya llegando hasta nosotros.
-Lo siento hija, pero no me pude resistir a esa carita. - se disculpa mamá alzando las manos.
-Todas caen. -entrecierra sus ojos y le doy la misma mirada que le di a nuestra madre-. Conmigo no sirve, soy inmune a tus encantos.
-Una pena -me encogo de hombros y doy otro bocado.
Observo a Devon caminar sigilosamente detrás de Maya y alzarla por la cintura.
-¿Que te pasa? ¡Tarado, déjame!
Maya patalea y yo río tomando mi celular para grabar. Devon se para a orillas de la piscina sonriendo sin soltar a Maya la cual grita como desquiciada sabiendo cuales son las intenciones de nuestro hermano.
Y lo hace, se lanza a la alberca con Maya en brazos junto a las vociferaciones de ésta.
-¡Deja de grabar Dave! ¡Me las vas a pagar Devon! -grita intentado golpearlo.
Riendo de sus estupideces me adentro en la casa y voy hasta el sillón a sintonizar alguna película o serie.
Al rato se me une Devon y charlamos sobre alguna presentadora que esta bellísima.
Así paso toda la tarde. En algún momento llega Maya hasta nosotros ignorando a Devon quien intenta por todos los medios que ella le hable.
-¡Ricitos de oro! -exclama -. No seas ruda, soy tu hermanito, tu compañero de travesuras no me ignores.
La abraza por la espalda y la mantiene así pese a las quejas de ella.
-¡Papá! ¡Papá! -grita cuando ve a nuestro padre caminando hasta el living-. ¿Puedes decirle al horangutan de tu hijo que me deje en paz?
Papá los observa a ambos rodando los ojos y agrega -: Devon suelta a tu hermana.
-Maya mía -réplica y esta vez yo ruedo los ojos. Cuando niños solíamos pelear mientras la llamábamos así.
-Devon, necesito salir y papá va a llevarme.
-¿Dónde irás Maya mía?
-Mi psicóloga imbécil.
-Yo te llevo -agrego tan apresuradamente que a penas soy conciente de las miradas estrañadas de mi familia.
Hago caso omiso a sus interrogantes y tomo las llaves de mi auto junto a la mano de Maya.
Pongo en marcha el motor.
-¿Qué demonios fue eso Dave? -cuestiona entrecerrando los ojos en mi dirección.
No tengo respuestas para esa pregunta así que decido hacerme el tonto.
-¿De qué hablas? Necesitabas que te llevaran ¿no?
Rueda los ojos mientras agrega-: Te vigilo.
Estaciono fuera del consultorio y junto a Maya nos adentramos en el lugar. Algo que me fascina de éste espacio es la cantidad de cuadros coloridos, extraños y hermosos que hay que captan inmediatamente la atención y siempre existe un fresco olor a lavanda.
En recepción de en se encuentra la señorita Morell y que me condenen si miento pero la belleza de esa mujer aumenta cada día y la hace ser impresionante.
- Maya -Sé funden en un cálido abrazo y siendo egoísta lo envidio un poco, me gustaría ser yo el dueño de aquel gesto.
»Es muy bueno verte, pero ¿qué haces acá? - su voz es muy dulce con mi hermana.
Adentro mis manos en los bolsillos de mi pantalón y suelto un pequeño silbido que logra su cometido, captar la atención de la psicóloga.
-Oh, disculpe. ¿Cómo se encuentra señor Quinn? - sonríe un poco mientras estira su mano en un saludo que correspondo sin dudar.