Besos para olvidar

Capítulo 5: Asombrosa.

Dave

Tomo la cintura de la hermosa mujer castaña que en estos momentos está hecha un desastre y la ayudo a colocarse el cinto de seguridad. 

Corriendo voy a las puerta del piloto y me adentro, encendiendo el auto inmediatamente. 

-Bien Courtney, necesito que me des la dirección de tu casa.

Lo único que obtengo es silencio, doy una mirada de solayo y la encuentro profundamente dormida. Resoplo y hago lo único que se me ocurre en este momento llevarla a mi departamento. 

***
Con una mano sujetando la cintura de Courtney logro abrir las puertas de mi departamento. 

La coloco en el sillón más cercano mientras la observa masajeando mis sienes. Bendito lío en que me he metido. 

Resignado a que no despertara la llevo hasta la habitación de huéspedes, la situo en la cama y me desago de sus zapatos, pero me detengo e inhalo. 

Su ropas desprenden un olor terrible, vomito ligado a alcohol la peor combinación que hay. 

Haciendo acopio de un auto que control que hasta ahora sabia que tengo, procedo a quitar su vestido.

Ropa interior.

En ropa interior. 

Courtney esta en ropa interior frente a mis ojos y no hay duda alguna de que es una mujer asombrosa y vaya que mataría por tenerla algún día. Resoplo y la arropo con las mantas. 

Camino hasta mi habitación, me desago de mis prendas con solo un pensamiento y un nuevo deseo que surge desde muy dentro de mi. 

Quiero a la psicóloga para mi y siempre obtengo lo que quiero. 

🌹🌹

Courtney 

Mis párpados están pesado, impidiendome abrir los ojos y la maldita cabeza me quiere explotar. 

Me restriego en la cama pasando mi nariz por almohada en un gesto típico de mi, seguro que parezco un gato raro. 

Alejo mi nariz de la almohada quedándome paralizada. Los vellos de mi piel se erizan y siendo que viajo en el tiempo cuando era solo una niña y creí que el mundo se acababa para mi. 

Despacio voy tocando mi mi torso y observo mis piernas. Mi pesadilla se repito. 

Tratando de mantener la calma veo mis alrededores. Reprimo un sollozo al no reconocer la habitación y la conocida sensación de pánico se apodera de mi.

Grito, grito tan fuerte que dudo que no me hayan escuchado en el polo norte. 

Vuelvo a gritar mis pesadillas se vuelven reales y recuerdo los peores momentos de mi vida de un solo golpe. 

La puerta se abre de improvisto, recojo mis piernas hasta estar en posicion fetal y así no ver quien ha ingresado, no puedo pensar con claridad solo obtengo pequeños vistazos mis gritos hace tantos años y mis suplicas. 

-¿Courtney? ¿Qué pasa? - cuestiona una voz conocida, pero me niego a ver sus ojos y confirman mi suplicio. 

Da unos pasos hacia mi y reacciono gritándole. 

-¡No te acerques! ¡Aléjate! - tiemblo en mi lugar. - ¡No me toques! 

La persona a pesar de mis suplicas se acerca y toma mi rostro en sus manos. Aprieto los párpados. 

No quiero ver. 

Si lo observo será real. 

-Necesito que abras los ojos, Cour. Jamás te haría daño, mírame preciosa, soy Dave. 

Dave, es Dave. Él no me hará daño. 

Me alejo de su agarre y vuelvo a esconder mi rostro, ya no es por mi miedo sino por vergüenza. 

Me da vergüenza lo que ahora él piense de mi.

Sigilosamente Dave me estrecha en sus brazos, soltando un suspiro me dejo hacer y me acurruco cada vez más cerca, escondo mi rostro en su cuello. 

Siento sus manos acariciar mi cabello y sus labios susurrar bálsamos tranquilizantes, y todo es muy dulce. 

Él es dulce. 

-¿C-omo? 

- Tranquila ¿sí? - asiento -, Te traje anoche, estabas muy ebria y me dije que seria peligroso que conducieras en esas condiciones.

Una pequeña sonrisa asoma mis labios, las palabras afloran sin que las piense siquiera. 

- Eres una dulzura. 

Lo siento reír haciéndome conciente de lo que dije. 

- ¡Vaya! Creo que nunca había recibido un halago de ese tipo. 

Mi rostro se pinta de colores por la vergüenza. 

-Y-o lo que-ria decir...bueno, gracias por ayudarme anoche. T-u eres muy dulce..si por eso. -estúpido tartamudeo. 

Estoy nerviosa. Me paso las manos por los brazos, abro los ojos sorprendida por un momento había olvidado que estoy semi-desnuda. 

-¡No me mires!-chillo metiéndome bajo las sábanas. 

Dave ríe. Una risa suave que provoca un cosquilleo en la parte baja de mi estomago. 

-No te veo. - dice mientras me da la espalda. - Puedes tomar una camiseta del armario y unos pantalones de basket, también te puedes duchar. 

-¿Dónde está mi ropa? 

- En la secadora. Apestaba a vomito y alcohol. Apúrate, afuera hay desayuno. 

Sale de la habitación con aire divertido. 

Tomo la ropa que dijo e ingreso a tomar una ducha. Vestida con las enormes prendas de Dave, salgo. 

Lo encuentro colocando los platos en la isla de la cocina, solo con una camiseta y unos pantalones de deportes, una asombrosa vista en la mañana.

-¿Tú cocinaste? -pregunto.




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