Despierto más contenta de lo habitual. No había notado que las mañanas son tan cálidas y brillantes. El desayuno me espera. Es fin de semana, y seguro hay todo un banquete esperando allá en la cocina. Si ayer todo fue delicioso, no puedo imaginar lo de hoy. Ir hasta allá es toda una osadía, ya que la casa tiene escaleras, pasillos, cuartos extras… todo lo que caracteriza a una casa vieja en Evervale. Podría considerarse una casa de los espantos por lo vieja; afortunadamente, está en muy buenas condiciones.
— ¡Buenos días, familia! — le doy un beso a mi padre, que está en la mesa comiendo un típico desayuno americano.
— Buen día, hija. — sonríe mi padre. — Pensé que descansarías. Debes estar cansada de que llegaran tan tarde anoche.
Para nada, que lo estoy. Al contrario, podría hacer tantas cosas sin refutar.
— Estoy bien, lista para los resultados del ayuntamiento. ¿Vamos a ir? — Todos me miran de una manera negativa.
— No, Em. Mis padres no irán, al parecer tienen que salir de viaje. Nos quedaremos aquí con la abuela.
— ¿Viaje? ¿A dónde? — pregunto, con un pan dulce en la boca.
— Iremos a una junta con una empresa que quiere crear una marca y le interesa nuestros cultivos. Veremos si es conveniente hacerlo, solo eso. — expresa mi madre desde la cocina, mientras lleva a la mesa más huevos y tocino.
— Madre, pero creí que estábamos fuera de esos tipos de negocios. — continuo.
— No es que nos agrade mucho la idea, — me contesta mi padre — pero coincidimos en que hay que expandirnos. Ya fueron muchos años en las sombras.
— Vaya, sí que me sorprenden. Todo lo que necesiten, aquí me tienen. No lo duden.
Veo cómo mi madre se acerca a mí.
— Claro, tenemos a nuestra futura abogada. — me abraza con una calidez inmensa.
— Y… dinos. — interrumpe mi hermana. — ¿Quién es ese chico con el que te vimos hablar tan a gusto anoche? — ríe mientras sorbe su jugo de naranja.
No hay preparación para un momento tan incómodo como este. No sé qué decir, la verdad está clara, pero ya estoy roja como tomate solo de recordar lo sensacional que fue ese encuentro.
— Es un amigo de Victoria, solo nos estábamos conociendo. — trato de ocultar todas las ganas de decir que es el chico que me encanta.
— ¿Acaso lo vas a presentar? Tu abuela ya quiere bisnietos. — cuestiona mi padre. ¿Cómo puede preguntar eso? ¡Ni siquiera lo conozco bien!
— Conocerás al chico indicado para este corazón, padre. No te preocupes por amigos. — es lo que puedo decir, no quiero que piense que salgo con el primero que se cruza por mi camino.
Todos sueltan una risita en unisono. Justo cuando todos están por olvidar tan incómoda conversación, otro mensaje...
Con el teléfono aún en mis manos, vi que Nicholas había escrito un mensaje. La notificación me hizo sonreír como una tonta. Decidí abrir el mensaje mientras mi familia discutía sobre los planes del día. La vibración del teléfono me había hecho distraerme por un segundo, pero, al ver el mensaje, el mundo a mi alrededor desapareció por un momento.
Nicholas
"¡Buenos días, Em! Espero que hayas dormido bien. No puedo dejar de pensar en lo bien que me la pasé ayer, fue un momento genial para conocerte más. Me hizo muy feliz compartir esa tarde contigo, y no quiero que sea la última. Tengo la sensación de que este es solo el comienzo de algo increíble."
Leí esas palabras una y otra vez, como si quisiera asegurarme de que realmente las estaba entendiendo bien. Mi estómago dio un vuelco, y una corriente cálida me recorrió todo el cuerpo. "Este es solo el comienzo de algo increíble." Esas palabras se quedaban dando vueltas en mi mente. No pude evitar sonrojarme, mientras una sonrisa inmensa comenzaba a dibujarse en mi rostro.
Mi familia seguía hablando sin darse cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Tomé aire y comencé a escribir mi respuesta, tratando de mantener la calma, aunque mi pulso se aceleraba al escribir cada palabra.
"¡Buenos días, Nicholas! Dormí muy bien, gracias. Ayer también fue increíble, y me alegra mucho que lo hayas disfrutado tanto como yo. Me siento afortunada de haberte conocido, y claro, espero que no sea la última vez."
Justo cuando dejé el teléfono sobre la mesa, mi hermana me miró con una sonrisa pícara y levantó las cejas.
— ¿Quién te tiene sonrojada, hermana? —preguntó, claramente notando mi expresión.
— Nadie... —respondí rápidamente, tratando de disimular mi sonrisa—. Solo un mensaje de un amigo, no es nada.
Pero, al ver sus ojos brillando de curiosidad, me di cuenta de que no podía esconderlo.
Mi madre también se giró hacia mí con una sonrisa amable, como si ya supiera lo que sucedía.
— Te ves feliz, Em. ¿Todo bien?
Asentí rápidamente, aunque mi mente seguía completamente en el mensaje.
— Sí, todo bien.
Mis padres se intercambiaron una mirada fugaz, y mi hermana se acercó con una sonrisa burlona.
De repente, mi teléfono vibró nuevamente, y mi cuerpo se tensó por un momento, ansiosa por saber qué más podría decir. Era una respuesta casi inmediata de Nicholas:
Nicholas
"No quiero sonar demasiado atrevido, pero me gustaría verte de nuevo. ¿Te gustaría salir a tomar un café esta tarde? Creo que podríamos hablar más de todo lo que nos falta por conocer."
El mundo a mi alrededor se desvaneció mientras leía esas palabras. Mi corazón saltó de alegría, y un cosquilleo recorrió mi cuerpo. El simple hecho de que él quisiera volver a verme me hizo sentir más viva que nunca.
Mi hermana me miró con una sonrisa traviesa, mientras mi madre preguntaba si todo estaba bien.
— Sí, todo bien... —respondí con una sonrisa, ya sintiendo mariposas en el estómago por todo lo que venía.
¡Hola de nuevo a todos! ♥
Esperamos que estén disfrutando de la historia hasta ahora. Como siempre, recordemos que en la vida, nuestras experiencias nos marcan, y eso es precisamente lo que le sucede a Emily: una chica que va viviendo y aprendiendo en el proceso. Puede que nos identifiquemos con ella o incluso que lleguemos a odiar a los personajes, pero lo más importante es disfrutar del viaje de lectura.