Me desperté por el ruido de mi celular, es un mensaje de Clark:
Nadine, con respecto a lo que pasó ayer, no dejó de pensar en que estarías mejor conmigo.
Te daré todo el tiempo que necesites, hasta que puedas abrir los ojos.
Respondí:
¿Qué estás diciendo?
No recibí respuesta alguna, entonces hice mi rutina diaria, pero no deje de pensar en ese mensaje. Al terminar, fui a la cocina donde encontré a Sabrina.
—Buenos días, Nadine— me saludó.
—Buenos días, Sabrina.
Me serví mi plato de cereal con leche, como suelo hacerlo todas las mañanas. Sin embargo cuando me senté, me puse a pensar en todo lo que me dijo Clark y en mente, pasaron todos los recuerdos que vivimos, son pocos pero la verdad es que tenemos mucha química.
—Tierra llamando a Nadine, 1, 2,3 — dijo Sabrina y volví de mi trance—.Algo te pasa, y ahora me vas a decir que es.
—Es Clark, me envió un mensaje, sabes me dijo que estaría mejor con él, y la verdad es que los dos nos entendíamos bien—ella chocó la palma de su mano contra su cara—.No me mal entiendas, Theo es esa parte que me hace falta, la chica rebelde y el chico tranquilo ¿qué puede salir mal?
—Tragedia, todas esas novelas, dónde el chico malo se enamora de la chica santa y al final él cambia por el amor que se tienen, son mentira—dijo algo frustrada.
—Sabrina, no es lo mismo, él no es rebelde—expliqué. — ¿No dijiste que eras de su equipo?
—Sí lo soy, pero también quiero cuidarte—confesó.
Nuestra charla acabó por qué le llegó un mensaje a Sabrina y como por arte de magia sonrió.
—Es Drake me está esperando abajo, para ir juntos, ten cuidado cuando vayas en moto. —Me advirtió.
—Lo tendré, no olvides que nos vemos a las tres para ir a trabajar—le recordé.
—Tienes razón, a esa hora nos vemos.
Sabrina se fue, entonces fui a mi habitación tome mi casco, mi mochila y fui al estacionamiento. Me subí en mi moto, la verdad ya me acostumbre a manejarla y cuando siento la velocidad me siento viva.
Al llegar a la universidad, me saque el casco y fui al aula para recibir clases de teoría de la comunicación. Cuando llegué vi a Theo dormido con su cabeza encima de la mesa, saqué mi cámara la cuál siempre tengo conmigo, nunca se sabe cuándo puedes capturar un buen momento.
—Hola, loca del cabello azul—me saludó cuando despertó.
—Hola, no quería despertarte—admití.
—Valió la pena—me miró y me dio un pequeño beso en los labios.
— ¿Cómo así estás con tanto sueño?—pregunté.
—Sólo, me quedé pensando algo toda la noche, nada importante no te preocupes—explicó.
—Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea—juntamos nuestras manos.
En vista de que el profesor no llegaba, decidimos irnos y le propuse a Theo:
—Tengo un casco de emergencia, ¿damos una vuelta?
—Tú y yo en una moto, mala idea—dijo algo nervioso.
—No te pasará nada, soy buena conductora, iré despacio para que no te asustes—dije intentando de calmarlo.
—Es que Nadine, yo solía manejar una moto pero desde que lo olvidé, ya no quise subir a una nunca más—confesó.
—No te preocupes, vas a estar bien conmigo, lo prometo.
—Está bien—le sonreí y tome su mano para llevarlo afuera.
Theo se puso el casco y yo también hice lo mismo, me subí, él se sentó atrás mío, me abrazó para no caerse y empezamos nuestro recorrido. Al principio, él me abrazaba como si su vida dependiera de ello, después se soltó un poco y empezó a disfrutar del paseo.
El sol brilla y tengo un gran acompañante, es un día perfecto. Lo cual es raro, nunca pensé que estaría con un chico de esta manera, siempre he pensado que sólo los locos se enamoran.
Al final paramos en una cafetería, donde pedimos panqueques con frutas.
—Sabes no pensé que llegaría vivo—admitió.
—No seas exagerado, fui despacio—confesé.
— ¿Sabes que fue lo mejor de este paseo?—negué—.Estar tan cerca de tuyo, me encanta—me sonroje
Trajeron nuestra comida, y empezamos a comer, lo cual me hizo pensar cuando nos declaramos la guerra, él parecía la clase de chico arrogante aunque me equivoqué, es como un ángel.
— ¿De qué te estás riendo?—preguntó
—Me puse a pensar, de cómo nos conocimos, estaba tan molesta porque caí al suelo —confesé.
—Y vaya que te afecto, porque ahora te gusto, lo cual me resultaba casi imposible—admitió.
— Eres un chico muy misterioso y sabelotodo, sin embargo me has demostrado que enamorarse no está tan mal como yo pensaba—lo mire directo a los ojos.
—Te quiero Nadine, sé que algún día conocerás a profundidad a este chico misterioso.