Está mañana me levanté preocupada por un mensaje, que me dejó Theo ayer a la doce de la noche.
Tenerte a mi lado, me hace fuerte en las más grandes tormentas y más cómo la que estoy viviendo ahora.
Le respondí:
¿Todo está bien?
Él no respondió y yo no pude dormir en toda la noche, pensando en que pudo haber ocurrido. De mañana me levanté, luego de que pude conciliar el sueño unos minutos.
Entré al baño, hice mi rutina diaria como cada día, al finalizar tome lo primero que vi en el armario y me lo puse. Fui a la cocina, vi a Sabrina feliz, pero su sonrisa se borró y me miró preocupada.
— ¿Por qué esa carita?—preguntó.
—Theo, me dejó un mensaje como si hubiera recibido otra mala noticia, pero tengo miedo de que salga corriendo de casa y lo lastimen de nuevo—admití.
—Tranquila, todo va estar bien, deberías intentar escribirle de nuevo—dijo Sabrina.
Me serví pan tostado, con jugo y le envié un mensaje a Theo.
Me dejaste preocupada con tú último mensaje, dime que estás bien.
Luego de unos minutos, recibí su respuesta:
Lo siento amor, estoy bien físicamente pero me siento muy lastimado. ¿Ya saliste para la universidad?
A lo que contesté:
No todavía, me puedes esperar en tu apartamento necesito hablar contigo.
Por último le puse:
Te espero, le diré a Sabrina que iré más tarde a la universidad.
— ¿Todo bien?—preguntó.
—Sí, sólo que iré más tarde a clases, Theo necesita hablar conmigo—expliqué.
—Está bien, si necesitas algo me llamas.
—Gracias Sabrina.
Ella tomó su mochila y se fue porque si no iba a llegar tarde. Mientras tanto me senté a esperar a Theo, pero no fue necesario porque luego de dos minutos, escuché la puerta y lo vi con lágrimas en sus ojos, me abrazó.
—Te necesito mucho—dijo mientras estaba en mis brazos y lo sentí tan indefenso.
No le hice preguntas, simplemente pase mi mano por su espalda, hasta que se calme y pueda hablar.
Cuando consiguió que su llanto paré, nos sentamos en el sofá de la sala y él empezó a hablar.
—Nadine, ya eres parte de mi vida y mereces saber sobre mi pasado.
—Te escucho—tome su mano.
—Mi padre murió cuando tenía 14 años en un accidente automovilístico, pero eso no es todo—tomó aire y continuó. —Todo iba bien, hasta que mi hermana recibió una beca para continuar sus estudios universitarios, en Estados Unidos dos años después.
— Pero esa es una buena noticia
—Para mí mamá no, ella pensó que mi hermana nos estaba abandonando y la amenazó con que si salía por esa puerta.—le salieron unas cuantas lágrimas—No volvería a vernos nunca más y no iba a dejar que se acerqué a mi durante mucho tiempo.
— ¿Cómo pudo decir algo así?—pregunté.
—No lo sé y lo peor de todo es que mi hermana estaba dispuesta a abandonar su sueño por mí, pero le mentí y le dije que yo iba a estar bien—de repente él se puso mal.
Le traje un té caliente y una aspirina, ahora entiendo porque es tan difícil para él hablar sobre su vida, es muy doloroso.
— No tienes que seguir hablando si no quieres—le dije con un tono suave.
—Debo decirlo ahora, si no nunca podré sacarlo y necesito hacerlo, para sacarme todo esto que llevo atorado desde hace años—admitió.
—Bueno continúa, aquí estoy—le quite una lágrima de su mejilla y le di un beso.
—Mi mamá se salió de control, un día decidió dejarme dinero y me dejó a mi suerte sin saber que hacer—confesó—. Entonces empecé a ver por mí y decidí trabajar como mesero y conocí a una chica.
—Lena, ¿verdad?
—Sí y fue amor a primera vista, pero ella ocultaba un secreto, era pandillera y una buscapleitos—confesó. —Sin embargo quería pertenecer a su mundo y entré a su grupo.
— ¿Eras pandillero cómo de una banda mala?—pregunté preocupada.
—Sí pero ellos empezaron a hacer cosas que eran demasiado incorrectas, como usar armas y bueno muchas cosas más —confesó—. Entonces Lena y yo nos salimos de esa pandilla e iniciamos una vida nueva juntos.
— ¿Qué pasó después?
—Lena murió y tuve que pasar todo ese proceso yo sólo, entonces hice lo que jamás pensé que haría; llamé a mi hermana, hubo un punto donde no podía lidiar yo sólo con él dolor—explicó.
—Supongo que no querías preocuparla—asintió.
—Ella mando a buscar a mi mamá, pero no quiso verme, simplemente firmó un papel donde le concedía mi custodia a mi hermana de 25 años en aquel tiempo.
—Entonces desde ahí vives con tu hermana.
—Así es, ella regresó a vivir a Londres, se casó con el abogado que nos ayudó y creamos una nueva familia, dónde aprendí a ser mejor persona—dijo más feliz—. Sólo que ayer mi mamá volvió.
—No lo puedo creer—dije sorprendida.
—Sí ella regresó, para agradecerle a mi hermana por cuidarme y que lamenta mucho, no haber estado en todos aquellos momentos difíciles y que nos ama.
— ¿Qué hiciste?—pregunté.
—Le creí y le di mis disculpas, pasamos un momento agradable y ella se volvió a ir a la media noche—sus lágrimas volvieron a caer. — Fue como la primera vez sólo que ahora me dolió más, porque pensé que la había recuperado.
La vida de Theo, esdemasiado dura y debo estar a su lado y estoy dispuesta a seguirlo conociendo,no me importa cual sea su pasado.