A la mañana siguiente desperté y sentí el perfume de Theo, entonces recordé que me quedé dormida en sus brazos. No puedo entender como nuestra relación llegó a este punto, solo se que me encanta.
Me levanté despacio para no despertar a Theo, entre al baño, hice mi rutina diaria y cuando salí, iba a despertar a mi novio pero mi celular sonó, es Sabrina que quiere hacer una videollamada.
Le contesté y le dije:
—Hola Sab, que haces llamando tan temprano.
—Solo quería saber cómo estás, dime por favor que hasta ahora no tienes problemas.
—De hecho Theo, se está quedando conmigo—confesé.
—No puede ser, ustedes son todos unos traviesos.
—Si estamos durmiendo juntos, pero no ha pasado nada de lo que piensas, cambiando de tema, ¿qué tal todo por allá?
—Muy bien, logré conocer a algunos diseñadores, pero eso no es todo descubrí que mi hermanastro, está aquí en Milán.
—¿Tienes un hermanastro?
—Sí, pero es una larga historia, él se fue cuando tuvo un problema y huyó, desde entonces no sabemos nada él, hasta ahora.
—Espero que lo encuentres.
—Gracias Nadine y ahora me tengo que ir cuídate mucho.
Apagué mi celular y la voz de mi novio me asustó:
—Buenos días—dijo provocando que diera un pequeño brinco.—¿De que estabas hablando con Sabrina?, te veo nerviosa.
—Buenos días, no de nada, ¿sabías que ella tiene un hermanastro?—pregunté.
—No pero lo que sí se es que la mamá de Sabrina, se volvió a casar cuando ella tenía quince años—me informó.
—Nunca me dijo nada, y ahora resulta que está buscando a su hermanastro—dije sin poder creerlo.
—Lo lamento amor, pero escuché su conversación—confesó— y si el hermanastro de Sabrina huyó no debe ser por nada bueno.
—¿Por qué lo dices?, no conocemos su historia.
—Tienes razón, pero solo es una suposición.
Desayunamos algo rápido, después tomamos nuestras cosas y bajamos al estacionamiento, nos pusimos nuestros cascos, nos montamos en mi moto y nos fuimos a la universidad.
Cuando llegamos, ni bien nos estacionamos, nos sacamos los cascos y fuimos corriendo a clase, por suerte llegamos justo a tiempo.
El profesor nos estaba dando más teoría sobre la historia de la comunicación, estaba algo aburrida así que asenté mi cabeza contra la mesa, casi me quedo dormida si no fuera por Theo, que sutilmente tocó mi brazo y me despertó.
Volví a poner atención y cuando menos lo espere, la hora acabo. Lo que significa que por fin tengo una hora libre.
—Vamos loca del cabello azul—dijo Theo y yo le extendí mi mano para que la tomará.
Salimos, a tomar algo de aire y nos sentamos debajo de un árbol para cubrirnos un poco del sol. Me recosté en el pecho de Theo y solté un pequeño suspiro.
—Sabes que puedes decirme todo, ¿qué es lo que te preocupa?—preguntó.
—No lo sé, tú eres él sabelotodo—dije y él me miró.
—Es por la pesadilla, amor tranquila por el momento vamos a estar bien y espero que así sea siempre, pero si me voy solo quiero que sepas que te ame mucho—dijo y las lágrimas comenzaron a salir.
—No quiero perderte, ni siquiera quiero pensarlo—lo abracé más fuerte y él también imitó mi acto.
—Ni yo, sólo quiero que sepas que no me va importar que yo esté en peligro para salvarte, por tí lo arriesgaría todo.
—Te amo tanto.
Él beso mi nuca y yo sólo lo abrazaba, cómo si quisiera detener el tiempo entre los dos, cerré los ojos y me dí cuenta que él se ha convertido en mi lugar seguro.
Nos quedamos en un silencio cómodo, sólo él y yo, sintiendo el amor que nos tenemos. Cuando la hora termino, regresamos a clases, pero antes él me preguntó:
—¿Ya estás mejor?—preguntó.
—Sí amor, gracias.
Al regresar a clases, después de hablar con Theo, me sentí más tranquila y mi concentración volvió. Entonces el tiempo se fue más rápido, y las clases no fueron tan pesadas como en la primera hora.
Al terminar clases, Theo me acompaño a la salida, sin embargo me dijo:
—Amor, hoy no voy a poder acompañarte, mi hermana me pidió que la ayudará con algo.
—No te preocupes, nos vemos más tarde.
—Te voy a ver cuándo termines de trabajar—me dió un pequeño beso en los labios y se fue.
Me monte en mi moto y fui al trabajo, todo iba bien hasta que ví a un chico distraído, rayos debo frenar sino lo voy a arrollar. Frene de golpe, me puse en la orilla y le dije:
—A caso quieres morir.
—No lo siento, es que andaba muy distraído, buscando está dirrección—me enseño la pantalla de su celular.
—Yo trabajo en ese lugar, dime qué vas a hacer allá—mire su guitarra en la espalda.—¿Formas parte de la banda, que se va a presentar hoy?
—Sí, mi nombre es Liam Mcvey.
—Yo soy Nadine Miller, no estás muy lejos, sube—el dudó por unos segundos—prometo no secuestrarte.
—Solo porque se ve que fuiste una buena persona al salvarme la vida.
Él subió a la moto, por suerte solo estoy a unos minutos de mi trabajo. Al llegar me estacioné y los dos nos bajamos.
—Gracias en serio, por cierto ¿que edad tienes?—preguntó y no pude evitar notar lo atractivo que es, tiene los ojos color miel y unos rizos castaños, que lo hacen ver muy bien.
—Yo tengo 18 y tú
—Tengo 19 y actualmente estoy en una banda, pero la verdad es que estoy estudiando comunicación en la universidad.
—Interesante yo también estudio comunicación, ¿entramos?—dije para evitar hacer más contacto con él.
—Comó usted ordene, señorita.
Entramos, y sus compañeros de banda lo recibieron, él no paraba de verme y sonreírme. Pero lo ignore, yo tengo novio y lo amo, de repente Hailee me sacó de mis pensamientos.
—Veo que entre ustedes dos hay química, ¿Es muy guapo verdad?
—Qué estás diciendo, vamos a trabajar.
Estaba trabajando, sin embargo Liam seguía en mi cabeza y más ahora que sé, que tiene la voz de un ángel, al cantar. Rayos, la única vez qué me sentí así fue cuando conocí a Theo.