Theo Collins
En el camino fui pensando en Nadine, la amo tanto que si le pasará algo por mi culpa, no me lo perdonaría nunca.
Y odio haber tomado la decisión de haberme alejado de ella, debí cuidarla y protegerla, cuando Sabrina me dijo que la habían secuestrado, me preocupé mucho, pero cuando me enteré que había sido él alfa, mi mundo se derrumbó.
Salí de mis pensamientos y vi a Sabrina que manejaba lo más rápido que podía, sin embargo todavía no llegamos a nuestro destino.
Mientras tanto le envié un mensaje a mi hermana:
Secuestraron a Nadine, la estamos buscando, no te preocupes por mí trataré de volver a casa pronto.
Te quiero mucho.
Paramos por un momento, para pedir algo de comer, no nos bajamos del auto simplemente lo pedimos de paso. Comimos un poco y seguimos nuestro camino, era bastante incómodo, todos estábamos en tensión y nadie decía nada.
—Paren aquí—nos avisó el padre de Sabrina.—Ahora gira a la derecha.
Nos encontramos, con un camino de tierra, avanzamos un un kilómetro y nos encontramos con una pequeña casa, las luces están encendidas, parece que Stephen si está aquí.
Mi corazón se aceleró, mire a Sabrina y ella nos dijo:
—Hay que ser valientes, no entren en pánico y bajemos del auto.
Salimos del auto, caminamos hasta la puerta que se encuentra abierta, cuando entramos alguien salió de repente.
—Nadine, tenemos visitas—dijo Stephen.
Entonces la vimos en una silla forcejeando, mientras se encontraba amarrada en una silla, él siguió hablando:
—Pero miren nada más que tenemos aquí, la hija y el padre perfecto—dijo sarcásticamente.—Y no vienen solos, sino con el mejor novio del mundo.
—Stephen, no tienes por qué hacer esto—dijo el señor Black.
—¿No tengo papá?, mira quién lo dice tú arruinaste mi vida, pensé que amabas a mamá pero que fue lo primero que hiciste cuándo murió, te cásaste para tener tú vida perfecta—dijo Stephen casi gritando.—Pero yo no era tan perfecto, para encajar en tú nueva familia.
—Amalia, siempre trato de acercarse a tí pero no la dejaste—dijo el señor Black.—Y a pesar de todo, yo te amo hijo.
—Mentira no me amas me enviaste lejos, como si fuera un psicópata—dijo Stephen enojado.—Pero sabes a quién si amas, aunque no sea tú sangre.
Tomó a Sabrina repentinamente del cuello, sacó un arma y le apunto en la cabeza.
—No lo hagas, hijo por favor—pidió casi entre lágrimas el señor Black.
—Quédate con tu hija perfecta—la lanzó bruscamente al suelo provocando que se golpeara las rodillas.—No creas que toda esta escena de padre e hijo, me hizo olvidar que estabas aquí Collins.
—Solo deja en paz a Nadine, ella no tiene la culpa de lo que paso entré los tres—dije casi suplicando.
—Solo tiene la culpa de enamorarse de un tonto cómo tú, ¿sabes lo que hizo Nadine?—se acercó a ella.—Él me robó a mi novia, yo la amaba desde que éramos niños.
—Tú la asustaste, la metiste en una pandilla y la mataste—dije entre lágrimas.
—Yo no la mate, mi plan era acabar contigo para estar con el amor de mi vida, pero lo arruinaste todo como siempre—confesó—.Te recibí en mi pandilla, con los brazos abiertos y qué hiciste cuándo necesitaba tú ayuda, nos delataste con la policía.
—No iba a permitir, que me metieran en sus asuntos ilegales y peor a Lena, por eso huimos de ese mundo.
—Sin embargo tú amiguito Edward fue a la cárcel—rió cínicamente.—Pero ese no es él punto, sabes lo qué es ver como la vida de la mujer que amas, se va en tus ojos.
—Yo lo ví, amaba a Lena, ella era mi vida—dije casi gritando.
—Eso ya es pasado, porque ahora la amas a ella y vas a sentir lo que yo sentí —apuntó a Nadine con el arma.
Unos pasos se escucharon desde afuera, alguien tumbó la puerta, es la policía.
—Policía, no sé muevan—gritarón.
—No se acerquen, sino la mato—gritó apuntando a Nadine.
—Entreguesé ahora y los cargos serán menores—dijo uno de los policías.
—No lo haré—dijo y disparó el gatillo pero yo lo empujé, salieron dos balas una se dirigía a Nadine.
—No— grite y una bala llegó un poco más abajo de mi pecho, empecé a sangrar.
Sólo escuché como la otra bala también impacto, a alguien y el señor Black gritaba.
—Hijo,no por favor.
Todavía estaba en pie, ví como desamaraban a Nadine, la sangre empezó a salir en mayor cantidad y yo caí al suelo, pero ni siquiera podía sentirlo.
Nadine, me tomó en sus brazos mientras lloraba, la veía borroso pero por su cabello azul sabía que era ella.
—Theo, mi sabelotodo, estarás bien solo no te duermas, quédate conmigo por favor—dijo con la voz quebrada.
—Mi amor, yo nunca quise separarme de tí—dije casi sin aliento.
—Lo sé amor, ya no gastes energía, se que vas a estar bien.
—Te amo Nadine, recuerda ser felíz aunque no sea conmigo.
Iba cerrando mis ojos poco a poco, hasta que me desmayé lo último que escuche fue:
—Mi amor no, suéltenme.
Sentí como me subían a la ambulancia, hasta que finalmente mi mente se nublo, y ví todos mis recuerdos pasando, Lena, Scarleth y Nadine, las chicas más importantes de mi vida, lamento mucho todo lo que tuvieron que pasar por mí culpa.
Ví todo oscuro y sabía que mi final estaba a punto de llegar.