Between home and dream

Capítulo 4: El agua y la memoria

Jay entró al baño y cerró la puerta con suavidad. Abrió la ducha, y el sonido del agua llenó el ambiente como un murmullo constante. Mientras el vapor comenzaba a elevarse lentamente, se desvistió y dejó la ropa apilada junto a la puerta. Sin pensar demasiado, se metió bajo el chorro caliente.

El agua empezó a recorrer su espalda ancha, y pronto se deslizaba por todo su cuerpo. Cerró los ojos.

El espejo se empañaba a medida que el vapor se extendía por las paredes. El agua golpeaba el suelo de la ducha con un ritmo casi hipnótico, y Jay, por primera vez en el día, se permitió relajarse. Dejó caer los hombros, entregado a la temperatura envolvente.

Pero entonces, algo cambió.

El sonido del agua... no era solo agua. Era más metálico. Más seco. Como... como casquillos cayendo sobre concreto. La transformación fue sutil, pero lo suficiente para que algo en su mente se activara.

Y en un instante, sin transición, un recuerdo emergió.

Explosiones. Gritos. Caos. Una voz lejana, áspera, reverberando como desde una caverna o una pesadilla:
—¡Avancen!

Todo estaba fragmentado, difuso, como si su memoria atravesara una nube densa. Pero era real. Su cuerpo lo sabía antes que su conciencia.

Jay abrió los ojos de golpe, jadeando. Se aferró al borde metálico de la mampara para estabilizarse.

—¿Qué fue eso...? —susurró, intentando recuperar el ritmo de su respiración.

Cerró la ducha de un manotazo, como si el agua misma fuera culpable de haber invocado aquello. Tomó la toalla sin mirarse al espejo. No podía. No, todavía.

Había algo en esa mirada empañada que no quería enfrentar.




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