AYATO: ¿Así que por eso llorabas ese día?
HOSHI: Sí… estaba triste y enojada conmigo misma, me preguntaba cómo pude haber sido tan tonta.
AYATO: No lo eres. Tú tan solo estabas enamorada de la persona que creías que era él.
HOSHI: -Enterró su rostro entre sus manos. -Pero claro que soy una tonta, debí darme cuenta desde antes… todos me decían que él no era bueno para mí y yo no escuché.
AYATO: No te culpes, él es un excelente mentiroso.
HOSHI: -Acercó su rostro al de él y lo miró con los ojos entrecerrados -¿Tú cómo sabes eso?
AYATO: Solo lo sé -tener a la pelirroja tan cerca de él hacía que le dieran ganas de besarla-.
HOSHI: ¿Ah, sí? -dijo con intriga-.
AYATO: Sí -se acercó más a ella-.
HOSHI: Vayamos adentro -murmuró y desvió su rostro -Hay que apagar la fogata.
AYATO: Yo me encargo -caminó a la bodega de donde sacó un balde y después se dirigió al lago para llenarlo de agua; regresó a donde estaba la fogata y vertió lentamente el agua sobre el fuego hasta que este se extinguío -Vamos -le tendió una mano a ella, quien temblorosa la aceptó. Caminaron juntos tomados de la mano el trayecto desde la orilla del lago donde momentos antes estaba la fogata hasta el interior de la cabaña -¿Ya irás a tu habitación?
HOSHI: Pensaba que podríamos seguir hablando... en una habitación... tenemos más de quince para escoger -dijo haciendo un mohín-.
AYATO: -Se inclinó hasta su altura. -Entonces busquemos una habitación -sonrió tiernamente. La condujo hasta la segunda planta donde entraron en la primera habitación vacía que encontraron, se sentaron en la cama, uno al lado de otro- ¿Está bien aquí?
HOSHI: Sí -se recargó en el hombro de él -¿Te molesta que esté así?
AYATO: Claro que no -dijo mientras le acariciaba el cabello-.
HOSHI: ¿Por qué no podemos pasar más tiempo así, que peleando?
AYATO: Te prometo que ya no habrá más peleas entre los dos. Ven, recostémonos -en realidad se recargaron contra la pared y permanecieron uno al lado del otro -¿Me ves igual que en aquel entonces o solo -suspiró -como tu hermano mayor? -la abrazó con fuerza pegándola más hacia sí-.
HOSHI: -En ese momento las palabras de su tío resonaron en su cabeza como un mantra molesto “Debes ser más honesta con tus sentimientos”. -Aún te quiero... todavía me gustas.
AYATO: -Le dio un vuelco el corazón al escuchar esas palabras, temía que le dijera que ahora solo lo veía como su hermano. Se separó de la chica y buscó sus ojos con la mirada -¿Hablas en serio?
HOSHI: Sí... yo... -agachó la cabeza -te quiero...
Ayato tomó el mentón de ella, lo alzó y con ternura posó sus labios en los de ella, era un beso casto el cuál ella respondió con la misma ternura.
De a poco ese beso iba tomando más intensidad, era un momento que ambos habían estado esperando por tanto tiempo que no querían perder ni un segundo más, sus manos viajaron a lo largo de sus cuerpos, deshaciéndose de cada una de sus prendas y fusionándose en un momento íntimo de completa éxtasis.
***
Cuando Velvet cruzó el umbral de la entrada de la casa de Miwa hacia el exterior fue atacada por un tipo desaliñeado y lleno de vendajes, al mismo tiempo que la zarandeaba le gritaba: -“¿Estás bien? ¿En dónde te has metido todo este tiempo? ¡Te encanta volverme loco! ¡Dime que te encuentras bien!”
VELVET: ¿Qué diablos ocurre contigo? -aventó al andrajoso -Ni siquiera te conozco, no te me acerques.
“¿Ahora vas a fingir demencia, Velvet? ¿Sabes por todo lo que he tenido que pasar buscándote? No es momento para guardar rencores. He pasado meses buscándote como para que me trates así”.
VELVET: Dijiste mi nombre -dijo con sorpresa, acto seguido tomó por la camisa al vampiro y lo atrajo a ella -¿de qué me conoces? ¿quién te envía?
“¿Tan duro fue el golpe que te diste en la cabeza o qué? Velvet, ¡por el Inframundo! Soy Tegoshi, ¿no me recuerdas? De acuerdo, admito que no luzco igual que antes, me he golpeado contra una roca y tuve que vendar gran parte de mi rostro en lo que se recupera”.
VELVET: ¿Tegoshi? -escudriñó con atención el rostro del vampiro, a pesar de que medio rostro lo llevaba cubierto por una venda, pudo reconocer en él ciertos detalles como ese peculiar tono rojizo de sus ojos, el poco cabello que le alcanzaba a ver mantenía ese color cobrizo, pero definitivamente lo que delataba que era Tegoshi era su voz, esa voz tan profunda que hacía temblar y derretir a Velvet –¿Qué es lo que te ocurrió? -lo liberó de su brusco agarre- ¿Estás bien? Luces fatal.
TEGO: Gracias por el insulto, encanto. Ya sé que no me veo del todo bien.
VELVET: Tienes que ver a un médico.
TEGO: Estoy bien. Ya he recibido atención médica… espera, ¿te estás preocupando por mí?
VELVET: ¡Claro que me preocupas, tonto! Han pasado meses desde el accidente, pensé que jamás te volvería a ver, estaba tan asustada por ti.
TEGO: Creí que me odiarías… es bueno ssaber que también estabas preocupada por mí como yo lo estaba por ti, ¿en dónde te has metido? Desde que recobré la consciencia a orillas del río te he buscado como loco, he deambulado día y noche cada aldea y pueblo a mi paso en tu búsqueda, esta aldea era mi última esperanza, pero aquí estás y te ves mucho mejor que yo. Es un alivio.
MIWA: -Después de cersiorarse de que las ventanas y puertas traseras se encontraban cerradas se reunió con Velvet en la entrada principal -Ya podemos irnos… ¿está todo bien? -dijo señalando a Tegoshi con expresión de incomodidad-.
VELVET: Oh, Miwa. Él es Tegoshi, la persona de la que te he platicado. Tego, él es Miwa, es quien me ha estado cuidando durante estos meses.
MIWA: Ah, es un gusto saber que estás bien.
TEGO: Así que, ¿te hiciste cargo de ella durante estos meses solo porque eres buena persona? -enarcó una ceja -¿sin un pago?