Betwixt (adaptación Sambucky)

4

No quería abrir mis ojos. Cada fibra de mi ser pulsaba con dolor. ¿Dónde estaba?

La primera cosa que registré fue el sonido de los pájaros batiendo el aire sobre mí.

Wip-wip-wip.

Ellos piaban y se cantaban unos a otros.

Wip-wip-wip.

¿Qué demonios estaban haciendo pájaros en un pasillo de la escuela? Mis ojos se abrieron por su propia voluntad.

Grandes árboles se cernían sobre mí. El olor a pino flotaba a mi nariz.

Mierda. ¿Estaba alucinando?

¿Por qué estaba en un bosque?

Me giré para asimilar mi entorno y sentí un agudo dolor arder en mi cuello.

- Ahhh.

Era como si alguien hubiera confundido mi cabeza con un clavo. El martillo se balanceaba golpeando mi cerebro en un constante e implacable ritmo.

Cerré mis ojos con fuerza. ¿Qué estaba pasando?

Está bien, sólo detente y piensa. Estabas con Steve, la escoria que está engañándote.

Hombre, eso picaba. No era importante en absoluto para mi situación en este momento, pero aún así picaba... realmente mal. Mi novio estaba engañándome con Sharon Carter. Imágenes de sus manos y labios en mi piel masacraban mi cerebro. ¿Con cuántos y cuántas había estado compartiendo esos labios? Me sentí enfermo. Lágrimas instantáneas se alinearon en mis pestañas.

Sacudí mi cabeza para retirarlas. No fue la mejor idea del mundo.

El dolor pulsó con una venganza, obligándome a volver a la realidad. Al menos creo que era la realidad.

Con movimientos lentos, investigué el origen de mi dolor de cabeza. Había un gran chichón en la parte trasera de mi cabeza. Estaba suave y blando, haciéndome poner una mueca. ¿Mi cabello estaba húmedo?

Alejé mi mano y noté un líquido rojo en las puntas de mis dedos.

¿Sangre?

Estaba sangrando.

Dí un tirón ante la comprensión y grité.

El lado izquierdo de mi cuerpo se sintió como si hubiera sido golpeado con un martillo de bola. Usé mi mano derecha para hacer una evaluación rápida. Mi brazo me estaba matando. No quería tocarlo, pero me obligué a sentir alrededor de la zona. Mi codo estaba hinchado y palpitante. Traté de moverlo de nuevo, pero el dolor era insoportable.

Me acosté quieto mientras respiraciones aterradas golpeaban a través de mi sistema. Estaba al borde de un festival de gritos. Pude sentirme perdiéndolo. Si no lo contenía, el pánico iba a robarme todo el sentido común pronto.

¿A quién le importaba una mierda el sentido común? ¡Me estaba volviendo loco aquí!

- Sólo detente.

Las palabras salieron a través de mis labios resecos. Mi cerebro estaba luchando por el control, obligando a mis emociones a calmarme.

- Detente.

Me repetí otras diez veces, hasta que mi respiración volvió a un patrón normal.

- Ahora piensa. - Podía oír la voz de mi padre en mi cabeza. Cada vez que me enojaba cuando era niño, él diría: - Detente. Respira. Piensa. Ahora, ¿cuál es la mejor manera de manejar esto?

Eso solía molestar el infierno fuera de mí. Él no lo había hecho en mucho tiempo realmente. Era sorprendente cuan reconfortante era el recuerdo.

- Detente. - Hecho eso.

- Respira. - Hecho eso.

- Piensa. - Está bien, piensa.

¿Cómo llegué aquí? ¿Cómo pasó esto?

Una imagen de mí rodando por un terraplén destelló en mi cerebro. Volví cuidadosamente mi cabeza para mirar por la ladera empinada. Estaba rodeado de pinos. La luz del día luchaba para llegar a mí a través de las ramas gruesas, pero todavía estaba acostado en una cama de luz moteada.

Tenía miedo de moverme, pero levanté mi cabeza para tener una mejor idea de lo que podría estar arriba de la colina.

Conseguí nada más que dolor.

No podía ver dónde estaba. No tenía idea de qué era arriba o abajo.

Todo lo que sabía era que me dolía.

Realmente, realmente me dolía.

¿Y eso era vómito lo que olía? Miré a mi derecha y noté una mancha de asquerosidad cerca de mi cabeza. ¡Ewwww! ¿Por qué estaba vomitando? ¿Me emborraché totalmente y caí por esta colina o algo así? ¿Por qué nadie me ayudó? ¿Mis amigos sólo se rieron y se alejaron, dejándome completamente solo?

Solo.

Estaba totalmente solo.

El pánico se levantó con cruel rapidez.

- No. Detente. Respira. Piensa. - Podía escuchar la desesperación en mi voz y mis siguientes palabras pudieron lograrlo más allá de las lágrimas. - ¿Cuál es la mejor manera de manejar esto?

Los sollozos hicieron que mi vientre temblara. Alejé mis lágrimas y grité:

- ¡No tengo idea! ¡Ayúdenme! ¡Alguien ayúdeme!

Grité hasta que mi voz estaba ronca. Los pájaros se habían quedado en silencio y ahora me había quedado sin nada.

La desesperanza me envolvió, pero mi cerebro no la dejaría ganar. Todavía podía escuchar las palabras de papá repitiéndose una y otra vez como un mantra.

Lo intenté una vez más.

Detente. Respira. Piensa.

Quiero a mi mamá.

No. ¡Bucky! ¡Detente! ¡Respira! ¡Piensa!

Empujé mis deseos infantiles a un lado y acepté el hecho de que estaba solo. La sensación no era nueva, pero eso no impedía que mi corazón ardiera.

Piensa. Piensa, Bucky.

Respiré lentamente a través de mis fosas nasales y dejé que el aire se liberara con un silbido.

Piensa.

Está bien, así que mi brazo estaba jodido, pero todavía podía usar mi mano derecha. Tal vez podía arrastrarme por la colina y ver si había alguna civilización cerca.

Giré mi cuerpo, listo para ejecutar mi brilante plan cuando un dolor se disparó de mi rodilla. Se sentía tan intenso, que aparecieron estrellas en una sucesión rápida, seguida por una neblina negra. Antes de que supiera lo que estaba pasando, estaba parado en mi sala de estar mirando ese horroroso pino.

- Sí, hola. Soy la Sra. Barnes, la madre de Bucky.

Mamá.

Corrí rápidamente alrededor del sofá e hice una línea recta hacia la cocina, siguiendo su voz como una cuerda salvavidas.




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