Bewitched Bunny: Y La Espada Merlín.

CAPITULO 4 Enfrentando al Enemigo

Había una tención fuerte entre todos los caballeros en contra de Rose. Podían observar como ella estaba tan calmada, sin mover un solo dedo. Inmediatamente, todos los caballeros se dirigieron hacia ella para terminar de exterminarla. Rápidamente comenzó a esquivar los ataques de cada uno de ellos, era más veloz y ágil. Se podía escuchar fuerte como las espadas colisionaban. Joey desde lejos no podía creer lo que estaba viendo, una chica con antifaz de conejo enfrentándose contra cuatro caballeros celta. Le costaba creer que fuese Rose quien estaba tras esa mascara.

Cada vez que Rose atacaba con su gran mandoble, los caballeros esquivaban los embates rápidamente, haciendo que ella estrellase su espada contra los árboles, rompiendo los troncos de manera brutal. Afortunadamente Rose logro acabar con uno de ellos quebrándole las costillas y lanzándolo a la cabaña destrozándola por completo, los gritos de aquel hombre agonizando se escuchaba por todo el bosque.   A uno más le partió la pierna cayendo al suelo sin poder seguir en la batalla.  Y al otro, le clavo justo en el pecho el mandoble manchándose toda de sangre viendo su mirada de muerte.  Solo quedaba Sir Héctor.

  • Arrepiéntete de una vez de tus falsedades. Comento Rose.
  • ¡Cómo es posible que esto esté pasando! ¿Por qué tú?... te lamentaras por esto. Grito Sir Héctor corriendo hacia ella para atacarla sin importar nada en lo absoluto.

Rose rápidamente detuvo el ataque con su espada, Sir Héctor no le quedo de otra que tomarla de la cintura y lanzarse con ella hacia un barranco que se encontraba atrás. Aquel impacto contra el suelo lo había recibido Rose quebrantándose las costillas. Estaba agonizando, al momento de abrir sus ojos, pudo apreciar a Sir Héctor encima de ella golpeándola brutalmente en el rostro, aquella oportunidad se le había acabado. Esta vez Rose estaba sintiendo el fin de su vida. Mientras la golpeaba, pudo ver su espada cerca de ella, extendiendo sus manos, aun así, no lograba alcanzarla.

Merlín en el calabozo, frente a sus ojos el reflejo de como Sir Héctor estaba exterminado a Rose a golpes, lo que podía escuchar era como Rose pedía ayuda perdiendo el aliento.

  • Merlín ayúdame…. Por Favor… ayúdame. -  Decía Rose una vez más sollozando mientras estiraba su brazo hacia la espada.

Merlín no podía estar con los brazos cruzados, era algo completamente difícil de ver y oír.  No sabía qué hacer, quizás era el momento de romper con aquella promesa que Uther Pendragon le había ordenado. Él era la única persona que podía cambiar los poderes de la espada mediante sus suplicas y oraciones. Tenía que hacer algo rápido, y era darle el poder absoluto de la espada a Rose. Si le otorgaba el poder seria la nueva reina de Inglaterra. Era algo que no podía pasar. Estaba completamente perplejo. Era salvarle la vida a Rose, o darse por vencido concediéndole el poder a Sir Héctor. Ver y escuchar una vez más a Rose agonizar, tomo una decisión. Un poder más quiso concederle a la espada. Quien fuese digno de ella, seria atraído en sus manos. Algo que Merlín tuvo que implorar, para terminar de una vez con todo eso.

Rose estirando su brazo débilmente, la espada Merlín fue hacia ella, al tener la espada en sus manos, nuevamente cobro vida, restaurándose por completo y recuperando toda la fuerza que había perdido. Viendo como Sir Héctor aun la golpeaba, Rose grito con todas sus ganas y rápidamente actuó.

Sir Héctor dejo de golpearla al sentir el mandoble de Rose calvada en un costado de su costilla atravesándolo por completo, agonizando se levantó quitándose lentamente la espada, comenzó a sangrar por la boca cubriendo todo su mentón.  Mientras daba pasos atrás cayo despalda, aun no sentía que era su día de muerte. Perezosamente se arrecosto de un árbol, no le quedo de otra que apreciar como el atardecer cubría de manera hermosa el bosque a su alrededor.  Rose se levantó con su espada manchada de sangre.

  • Que hermoso es… este lugar ¿No? – Comento Sir Héctor perdiendo esperanzas y el aliento de vida. – siempre espere este día, para al fin… saber si hay vida después de la muerte. 

Rose se acercó a él, pudo observar poco a poco como sus ojos se serraban dejando el mundo para siempre. Fue algo inesperado. era algo que no estaba acostumbrada a ver ni mucho menos estar presente ante toda esa situación.

Merlín al ver el reflejo de la sangre del falso rey caído, tenía que aclararle al pueblo que Sir Héctor ya no estaba con vida, y que Inglaterra una vez mas no tenía rey. Tenía miedo de abrir el portal una vez más e ir en busca de su espada en la dimensión de Rose. Con mucha confianza y concentración tomo la decisión de adentrarse.

Nuevamente un portal nebuloso apareció frente a los ojos de Rose, aquel hombre anciano de túnica larga igual que su barba surgió.

  • ¿Merlín? - pregunto Rose.
  • Ese mismo soy, fuiste valiente en enfrentarte con todos ellos, en especial con Sir Héctor. - Dijo Merlín.

Aquel antifaz de conejo que traía Rose, comenzó a desvanecerse poco a poco revelando su rostro.

  • Yo soy… Rose… Rose Owen. -  Se presentó tartamudeando.
  • Me da gusto conocerte en persona Rose.  Note que la espada y tu tuvieron una fuerte conexión.
  • ¡Supongo que… tendré que devolverle la espada ¡ 
  • Me temo que sí. 




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