Beyond Human

Capitulo 1: Despertar

Soren despertó con el sonido de su alarma, un pitido insistentemente agudo que lo sacó de un sueño ligero, sin mayor sustancia. Abrió los ojos, mirando al techo de su habitación, como siempre: las paredes grises, las cortinas que apenas dejaban pasar la luz del sol. No era un cuarto especial, pero él nunca había conocido otro lugar. Había vivido allí durante años, en un barrio donde las personas no hacían preguntas, y nadie esperaba demasiado de los demás. Solo sobrevivir. Eso era todo.

El sol entraba por una pequeña rendija, iluminando parcialmente la habitación. Aún le dolían los músculos, como si hubiera corrido una maratón, pero al mismo tiempo, sentía una energía extraña, algo que nunca antes había experimentado. Se incorporó lentamente, tocándose los hombros. No entendía bien lo que estaba sucediendo en su cuerpo. Sabía que algo era diferente, pero las respuestas aún se le escapaban.

Con una sacudida, se levantó de la cama. Sus pies rozaron el suelo, y un escalofrío recorrió su espina dorsal al sentir la firmeza del suelo, como si cada célula de su cuerpo estuviera más alerta. No era solo el dolor muscular; había algo más profundo, algo que comenzaba a crecer dentro de él.

Se miró en el espejo del baño. No era su rostro lo que le causaba incomodidad; era la intensidad de su mirada. Sus ojos, antes de un marrón común, ahora parecían más claros, más penetrantes. Como si pudieran ver más allá de lo que estaba frente a él. Se acercó al espejo, observando el cambio con curiosidad, tocando el cristal con la yema de los dedos. Podía sentir la presión en su pecho, como si su cuerpo le estuviera dando señales de algo que él aún no entendía.

"Solo es un mal sueño", se dijo a sí mismo, tratando de convencerse. Pero la sensación persistía. Salió del baño, vistiéndose sin mucha prisa. La ropa le quedaba un poco más ajustada de lo normal, pero no pensó demasiado en ello. Quizás había subido de peso. O tal vez, no era solo eso.

En el desayuno, su madre no levantó la vista de la mesa, como siempre. Estaba demasiado ocupada con su teléfono, revisando algún mensaje o una llamada. Ella nunca preguntaba, nunca se interesaba demasiado. El silencio era su forma de comunicación.

"Soren", dijo ella sin mirar, con voz apagada, como si lo dijera solo para llenar el vacío. "Tu cita está en la clínica hoy. ¿Recuerdas?"

Él asintió, aunque no estaba seguro de lo que su madre quería decir. No le importaba demasiado. Después de todo, las citas médicas eran solo una formalidad. Los chequeos rutinarios. Nada importante. Pero había algo en esa mención que lo inquietaba.

Al llegar a la clínica, la espera fue larga y tediosa. Soren se sentó en una silla incómoda, observando las paredes blancas y frías. La clínica estaba desordenada, con revistas viejas apiladas sobre una mesa de café y el sonido de un ventilador zumbando suavemente. Pero algo no estaba bien.

De pronto, una enfermera se acercó a él, interrumpiendo sus pensamientos.

—"Soren, por favor, acompáñame. El doctor lo espera."

Soren se levantó, sin decir palabra. Las piernas le temblaban ligeramente, pero algo dentro de él le decía que no debía preocuparse. Era solo un examen más, ¿verdad?

La sala del doctor estaba vacía, excepto por un equipo extraño y un par de científicos que Soren no reconocía. Se sentó en una silla metálica, observando con curiosidad. En la pared, un gran monitor mostraba datos que no comprendía, y una máquina en una esquina emitía un leve zumbido, como si estuviera esperando.

Un hombre de bata blanca, el Dr. alaric voss, entró en la sala. Tenía una mirada cálida, pero también algo distante, como si estuviera acostumbrado a tratar con sujetos más que con personas.

—"Hola, Soren. ¿Te encuentras bien hoy?", preguntó el doctor, sentándose frente a él.

Soren asintió, sintiendo un leve nudo en el estómago. Algo en el aire lo hacía sentir incómodo, como si estuviera siendo observado más de lo necesario.

—"Sí, creo que sí."

El doctor sonrió ligeramente y hizo un gesto a la máquina que estaba en la esquina.

—"Hoy realizaremos una serie de pruebas. Nada peligroso, solo necesitamos algunos datos adicionales para... entender mejor tus capacidades."

Soren frunció el ceño, confundido.

—"¿Capacidades?"

El doctor le lanzó una mirada de sorpresa, pero rápidamente la disimuló.

—"Lo sabrás pronto. Solo relájate."

Las máquinas comenzaron a sonar, y Soren sintió una ligera presión en su pecho. Por un momento, pensó en levantarse y salir, pero algo le decía que debía quedarse. Algo en su interior, algo que no podía comprender.

Y cuando el doctor presionó un botón en la consola, una ráfaga de dolor recorrió su cuerpo. Pero no fue el dolor común. Fue una sensación extraña, como si su cuerpo estuviera cambiando, adaptándose. A medida que el médico lo observaba, Soren sintió una energía diferente corriendo por sus venas, algo fuera de su control.

—"¿Qué me estás haciendo?", dijo, su voz tensa.

El Doc no respondió. Solo observaba sus monitores, tomando nota de los datos.

Soren sentía cómo su cuerpo comenzaba a cambiar, cómo su fuerza aumentaba con cada segundo. El dolor se desvaneció, reemplazado por algo mucho más grande. Más fuerte. Y en ese momento, una sola palabra resonó en su mente: evolución.




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