Cortinas de vapor se alzaban en los aires, reduciendo la vista de aquel que estuviera en aquel lugar, y claro, aquel no podía ser otro mas que Akira, quien miraba nerviosamente hacia los lados. Estaba devuelta en aquel. Mismo donde observo por primera vez al perforador de orbes. El hongo seco, y petrificado, seguía en su sitio. Y como si tuviera conciencia propia, parecía observan atentamente los movimientos del chico.
─¿Como te va?─Pregunto la voz de Nanashi desde el transmisor en su oreja derecha.
─¿Y tu que crees? Me mandas ha este sitio sin explicarme como enfrentare a esa cosa─Se queja el.
─Oh, vamos. ¿No dijiste esta mañana que querías aprender a pelear contra las criaturas inteligentes?─Le recuerda la albina.─Si no puedes contra Orbi, mucho menos podrás contra las bestias que están mas abajo─
─Si, si, ya lo se. De cualquier forma, ¿Donde se supone que estas?─Pregunto.
─En una montaña cercana. Estoy observándote─Responde.─Tranquilo. Cuando te encuentres con Orbi te daré instrucciones. Pero debes de seguirlas al pie de la letra─Dijo de forma seria.
─De acuerdo─
─Bien. Entonces continua avanzando─
Caminando por el lugar, sintiendo aquel cálido calor del agua evaporándose, en chico deambulo por un rato, pasando de copa en copa, buscando al Perforador de Orbes. Ni rastro de el, o de alguna victima. Simplemente, parecía que no tenia razones para salir a cazar. Los nervios del chico se calmaron gracias de la idea de que probablemente, no se lo encontraría hoy.
O eso pensó, hasta que el sonido de un silbato resonó por el lugar. Mejor dicho, el Silbato Rojo del chico, el cual estaba en el cuello, comenzó a sonar sin motivo alguno. Raro. El sonido del Silbato Rojo, era mas débil que el que escucho antes. Este apenas se oía cuando comenzó a sonar por su propia cuenta.
Akira tomo su silbato, y colocándoselo en la boca, lo hizo sonar tan fuerte como pudo. El eco del silbato reboto por todas partes. Y vapor se disipo por la honda de sonido, pero rápidamente regreso a la normalidad. Entonces, otro silbato se hizo oír desde su derecha. Ya estaba claro. Había alguien mas.
El agua salio salpicada, como reflejo de la rápida reacción del chico, quien ya estaba saltando hacia otra copa. El agua no reaccionaba a sus pasos hasta segundos después de que el chico se fuese. Como si no pudieran seguir el ritmo. Y mientras saltaba a una copa, ligeramente mas baja, pudo verlo.
Allí, sentado en el suelo, frente al Perforador de Orbes, un hombre de casi que en la tercera edad, mostraba una aterrada expresión en el rostro mientra sujetaba fuertemente su Silbato Negro. Aquel hombre vestía con un traje de Invasión, digamos... Mas sofisticado. Prácticamente era lo mismo, pero con ligeros cambios.
El pantalón marrón era mucho mas grueso, y la tela no parecía mojarse pese a estar expuesta al agua. Y en lugar de usar una chaqueta, llevaba una gabardina del mismo color, con una peche de metal ligero debajo de ella. Quizás sea una pequeña armadura. Sus rodillas y codos tenían protectores, y sus manos llevaban guantes, los cuales, tenían dos placas de metal protegiendo la contra parte de la mano.
Aquel hombre era de cabello negro, y plateados ojos, con una barba larga, y un bigote bien cuidado. Los ojos del hombre parecían no querer despegarse de la bestia por temor a que esta lo matara. Cuando el pie izquierdo del chico toco el agua de la copa del hongo, aquella bestia se volteo hacia el, reconociéndolo al instante.
Orbi, cambio rápidamente de objetivo y corrió hacia Akira, este, a su vez, se impulso hacia el con un salto, recortando la distancia de 20 metros entre ellos. Ambos ya estaban tan cerca que la bestia no dudo en atacar con sus espinas como si de garras se tratasen. El chico se lanzo al suelo con sus pies apuntando hacia adelante.
Gracias al agua, Akira pudo deslizarse por debajo de Orbi, quien solo logro penetrar el agua caliente. Con una rápida acrobacia, y un rápido movimiento de manos, el chico recupero la compostura, levantando su guardia.
─¡Gran entrada!─Alaga Nanashi.─Ahora solo debes de obedecer mis ordenes─
─Por favor, retírese─Dice Akira, dirigiéndose al hombre.
─C-claro─
Aquel hombre se aparto varios metros de el, observando como aquel chico de no mas de 15 años, le plantaba cara a una bestia dos veces su tamaño. "¿Pero como llego aquí?", se preguntaba aquel hombre al notar el Silbato Rojo de Akira. Pero eso no era lo que le importaba en aquel momento. Orbi corrió hacia Akira, listo para otro ataque.
─Salta─Dijo una tranquila Nanashi.
Akira dio un gran salto, dejando pasar por debajo de sus pies a Orbi, quien se freno en seco. Girando hacia atrás, y tratando de mirar hacia arriba, la bestia no encuentra a su presa. Un fuerte golpe desde su abdomen, hace gruñir y retroceder a la bestia, la cual no supo de donde provino el golpe.
Un chapoteo de agua, y otro por aya, como si algo se estuviera moviendo de un lado a otro. Orbi trataba de seguir el paso de los chapoteos en busca de lo que los estuviera causando. Y cuando por fin pudo anticipar cual seria el siguiente lugar donde el agua chapotearía, recibió una fuerte embestida de un escudo.
Akira había logrado impactar contra el costado derecho de Orbi, lo que hizo que la bestia retrocediera mientras se tambaleaba por culpa del dolor. Con la "Ira" corriendo por sus venas, la bestia rugió con fuerza.
─¿Ya lo entendiste?─Pregunto Nanashi.
─¿Que cosa?─Respondió Akira con otra pregunta.
─Cielos... Cierra los ojos y mira hacia arriba─Ordeno ella.
Perplejo, confundido, y sorprendido por la orden, el chico sintió temor de obedecer las palabras de la albina. Ese momento de confusión fue aprovecha por la bestia, quien corrió hacia el.
─¡Solo hazlo!─Exclamo ella.
Sin mas opciones, y por que no quería una represalia por parte de la albina, el chico hizo caso a sus palabras. Cerro los ojos y volteo hacia arriba. Espirales oníricas comenzaron a salir hacia lo alto. Alertado por lo que veía, la bestia se detuvo, temerosa de no poder leer los pensamientos del chico.