Beyza en el reloj

El Reloj de Arena

Después de un día agitado en el trabajo, volvió a casa. Eran las 18:00 hrs y sólo pensaba en estirar las piernas y comer algo delicioso. Arrojó los zapatos sin siquiera darse cuenta de donde habían caído. Fue directo al refrigerador y sacó una jarra de refrescante agua de limón. Tomó un vaso y lo llenó. Sentía una sensación refrescante y agradable.

Pocos minutos después. Escuchó una voz familiar. Se acercó a la sala y justo en el sillón, cambiando de canal la televisión, estaba aquella niña.

-¿De nuevo tú? – Dijo Beyza.

-Sí, guarda tu emoción – lo dijo sin despegar la mirada del televisor.

-¿Cuál emoción? – Respondió exhausta - ¿Ahora qué quieres?  

-Bueno, vine a explicarte la segunda parte de mi trabajo.

-¡Vaya! Estoy ansiosa – Respondió con sarcasmo.          

-Sí claro – se puso de pie y extendió su pequeña mano y en ella una tarjeta que sobresalía.

-¿Esto qué es? – Beyza la tomó.

-Es mi tarjeta de presentación. Para que veas que esto es serio.

En ella estaba escrito el nombre de la empresa en la que se suponía trabajaba la pequeña. Venía escrito también el nombre de ella y su área.

-¿Reloj y arena S.A. de C.V.? ¿En verdad? No es muy  original.

-Bueno, cuando tú tengas una empresa la nombras como quieras.

Lo que realmente le intrigaba a Beyza era saber el nombre de la enigmática niña.

-¿Alba? – La miró - ¿Es tu nombre?

-Así es – sonrió.

-Bien, ¿Ahora qué?

Alba comenzó a explicarle con detalle su propósito con ella. En algún punto de su vida, Beyza tuvo un acontecimiento que quebraría el rumbo de las cosas. Sin aceptarlo, seguía arrastrando errores y decisiones del pasado.  Alba había sido enviada para guiar a Beyza en su viaje.

-No sé a qué momento tendría que volver. No entiendo.

Beyza ya no estaba molesta. Estaba cansada. Su mente no tenía orden y pensaba que si todo esto era real, sería una segunda oportunidad de arreglar algo que no lograba identificar.

-No te preocupes por eso – dijo Alba – La magia se encargará de enviarte al momento en el que debes comenzar.

-Pero… ¿Y si al llegar ahí sigo sin saber qué hacer?

-Lo sabrás.

Unos segundos después se escuchó un estruendo en la cocina. Beyza asustada quedó inmóvil al lado de  Alba. Se escucharon pasos que se acercaban. De la cocina salía un hombre regordete con cabello corto. Vestía un elegante traje con corbata. A simple vista parecía que el viaje o traslado a casa de Beyza había sido agotador, ya que se limpiaba el sudor de su frente con un pañuelo.

-¡Alba! Disculpa la tardanza. Mucho papeleo, ya sabes – Dijo aquel hombre.

-No hay problema – sonrió Alba.

-Buenas tardes, soy Nicolás – extendió su mano hacía Beyza.

-Que tal, soy Beyza – Respondió al gesto.

-Supongo que Alba ya te explicó un poco más sobre lo que debes hacer.

-Sí así es – Beyza ya no intentaba entender nada de lo que ocurría ahí. 

-De acuerdo. Yo te explicaré la siguiente parte.

Ella tomó asiento junto a Nicolás y Alba. Prestó mucha atención a lo que él decía. Primeramente Nicolás resumió lo que Alba ya había explicado y posteriormente sacó de su maletín un reloj de arena. Aquel artefacto era muy brillante y llamativo. Beyza no podía dejar de verlo.

Ese reloj era la pieza principal que la transportaría a una parte de su pasado. Simplemente debía dar tres toques en la parte baja del reloj con sus dedos. Lo demás era trabajo del objeto mágico.

-¿Hasta este momento tienes dudas?

-No, creo que no – dudó.

-Muy bien – prosiguió – Yo al ser el supervisor y encargado del reloj, debo estar presente cuando partas. Posteriormente yo me iré. Cuando tu misión haya concluido, apareceré en donde estés para traerte de vuelta ¿de acuerdo?

-Muy bien – Ella respondió pero más nerviosa que nunca.

-¡Perfecto! – Nicolás sonrió y con sus ojos llenos de entusiasmo dijo – Entonces hagámoslo.

-¿Cómo? ¿Ahora? – Se levantó del sillón – No puedo irme sólo así. No sé cuánto tiempo estaré allá ¿qué dirán los demás si desaparezco de la nada?

-Tranquila – dijo él – en el tiempo que te vayas todo aquí estará en pausa. Nadie sabrá que te fuiste y al volver será el mismo día y hora en que partiste.

Beyza se quedó sin habla. A pesar de que nadie iba a notar su ausencia, le daba mucha tristeza irse sin despedirse de su papá y Leo. Unos segundos le tomaron para tener el valor suficiente y decidirse a partir en ese momento.

-Bien, ¿debo llevar algo? Si se supone que esto cambiará todo en mi vida, ¿cuando vuelva todo será diferente? -intentaba crear todas las preguntas necesarias que pudieran servirle. Aún continuaba dudosa de todo aquello pero sentía la necesidad de cuestionarlos a ambos - ¿Y si todo sale mal? 



#44092 en Novela romántica
#21148 en Fantasía
#4537 en Magia

En el texto hay: fantasia, amor, magia

Editado: 27.11.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.