Cada vez nos acercábamos más al bosque, ese horrible lugar donde las personas del pueblo, aunque no todas, han vivido las más terribles experiencias de sus vidas. Por cada paso que daba, recordaba los minutos que pasé extraviada en el bosque, recordaba también el rostro de esos niños que de no ser por mí no estarían vivos hoy; odio presumir, pero sabes que es así.
Caminábamos acompañados del frío de la noche, y de un tenebroso silencio bajo la luz de la luna. A lo lejos vimos una luz, parecía venir de un auto. Se acercaba más y más hasta llegar a nosotros, era el auto de papá.
—vimos a Bianca, pero se fue a lo más profundo del bosque—dijo mamá.
—Lo mejor será irnos de este maldito lugar antes de que cualquier cosa suceda—respondió el señor Samuel, luego añadió— suban, vamos de regreso al pueblo.
Mientras viajaba, veía cosas extrañas en las copas de los árboles. Cosas como criaturas bastante irregulares, parecían tener alas similares a las de los murciélagos. Ahí ese miedo que me dominaba crecía más y más, no pude dormir por cuatro noches seguidas; me sentía agotada, es como si Bianca absorbiera mi aura. ¡Qué sé yo!
Una mañana, a eso de las nueve o nueve y treinta recibí una llamada. Era el señor Thomilson, muy aterrorizado necesitaba de nuestra ayuda. Rápidamente, Demetrio y yo salimos a la ciudad, y al llegar al museo ¡vaya sorpresa! Todo, pero absolutamente todo era un desastre.
Entre llantos y preocupaciones, el señor Thomilson no sabía qué hacer, lo más probable es que pudo haberse tratado de un robo, esa hipótesis pasó a ser descartada ya que todas las cosas estaban ahí. Mi hermano al ver que solo había jarrones despedazados, comenzó a sospechar que Bianca tenía algo que ver ya que según parece a ella le encantaba hacer estas cosas. Siendo esta nuestra nueva teoría comenzamos a investigar con el fin de llegar al fondo de todo.
—¡Esperen! ¡Encontré una nota! — gritó el señor Thomilson.
—¿Qué dice? —decía Demetrio mientras se acercaba
—“Vêngo”— respondió el señor Thomilson
—¡Sí! definitivamente es Bianca—dije
—Esa mujer, ya me agotó la paciencia. Si la gente del pueblo no hace nada yo tomaré medidas ante este asunto —comentó el curador.
—¿Señor Thomilson, que quiere decir con eso?— preguntó mi hermano.
—Si continúa así, terminará muerta, y yo mismo me encargaré de que eso suceda. —dijo muy molesto, luego añadió —mataré a esa maldita bruja.
Fue increíble ver el cambio que hubo en el señor Thomilson. Tomó sus cosas y partió, antes de salir dijo:
—Los veo en el pueblo, cuídense mucho.
Demetrio y yo nos quedamos en estado de shock al ver cómo el señor Thomilson se había expresado. Estaba lleno de ira, y al parecer estaba más que dispuesto a matar a Bianca. De camino al pueblo, no dejé de pensar en las palabras que el viejo Thomilson había dicho. "mataré a esa maldita bruja". En cierto modo le haría un gran favor al pueblo y salvaría la vida de tantos niños inocentes.
Al mediodía ya estábamos en casa, mis padres salieron a trabajar, mi hermano salió a jugar con el perro y yo a leer en la terraza. A lo lejos volví a verla, estaba estática, no movía un solo músculo de su cuerpo.
Mi hermano también notó esa actitud extraña en Bianca, es que ella nunca está quieta. Al acercarnos a la calle descubrimos el motivo, la señora Rocío se llevaba a sus hijas del pueblo. Llegaron hasta nosotros para despedirse y se marcharon hasta perderse en el horizonte.
Me dio tanta alegría que dije en voz alta: —¿Qué ocurre, Bianca? ¿Se llevaron a tus presas?
Entre mi hermano y yo dejamos salir una carcajada sin importar que nos arrepentiríamos más adelante. Ella, al notar que nos burlábamos, siguió caminando hasta llegar a su casa. No la vimos hasta el día siguiente a eso del mediodía, más o menos a las once y treinta.
Demetrio y yo salimos a caminar; llegamos al parque, el cual estaba completamente solo ya que no había casi niños en el pueblo y los que quedaban no salían solos ni a la escuela. Todo se veía tan triste, tan gris. El solo ver el panorama provocaba romper el llanto.
En fin, conversamos un largo rato cuando de repente mi hermano recibió una llamada. Era el señor Samuel para reunirnos en una hora y salir al bosque en busca de algo que nos ayudara a derrotar a Bianca.
Shanelle llegó hasta nosotros y nos acompañó. Cuando llegamos a casa del señor Samuel ya él nos estaba esperando. Nos quedamos ahí planeando todo, pasada una hora fuimos en busca del señor Thomilson y de ahí partimos al bosque.
Más que preparados, estábamos dispuestos a enfrentar cualquier cosa que intentara lastimarnos, desde criaturas como lobos e insectos hasta demonios. Cuando llegamos al bosque, acampamos y nos quedamos allí hasta el anochecer. Veíamos como lentamente oscurecía y el bosque comenzaba a tener apariencia de infierno.
Cuando ya eran las nueve o diez de la noche, no recuerdo muy bien, vimos una enorme sombra negra a pocos metros de distancia. Demetrio dijo reconocerla, era la misma que días atrás lo había empujado por las escaleras. Allí reaccionamos sin mostrar miedo, pues dicen que los demonios y espíritus de oscuridad se alimentan de las personas si demostramos miedo ante ellos.
De repente, escuchamos una voz proveniente del norte.
— ¿Creen que pueden luchar contra mí?
—Suenas a villano de películas de ciencia ficción, Bianca— Respondió Demetrio, luego añadió— muéstrate si eres tan poderosa como aparentas y enfrentanos.