Alessandro Bianco
¿Qué es este sentimiento?
Una presión se aloja en mi pecho y no me permite respirar. Me abruma.
¿Quién es el pelirrojo de quién habló la recepcionista? ¿Es su novio?
En ningún momento se me pasó por la mente que pudiera tener pareja.
Soy un idiota.
De todos modos a quién le importa, si ella tiene pareja es cosa suya, es su vida personal. Pero porque siento que muero cada vez que pienso en esa posibilidad.
Las horas pasan y no he hecho ni la mitad de lo que debería haber hecho, he dado vuelta en mi despacho analizando mi comportamiento, estoy perdiendo la cordura.
Decido abandonar la oficina, camino sin un rumbo fijo, sólo quiero alejarme de aquí.
-¿Ya te vas? - pregunta Roxana saliendo de su oficina. Debe estar extrañada.
-Si, ya me voy - evito dar explicaciones.
-Ya - su rostro me dice que no está muy convencida de mi actuar.
Blanca no está en su escritorio, tal vez ya se fue.
-Me voy, cualquier cosa, me llamas - hablo antes de irme.
Camino fuera del edificio y maldigo en mi interior cuando veo esa escena.
Blanca ríe con un hombre alto, debe ser quien trajo su billetera, tiene el cabello rojo. Se ven cercanos, él la mira coqueto mientras le dice algo.
Nuevamente esa sensación en mi pecho.
Estoy mirando la escena entumecido, no puedo moverme, miro como él toma su cartera y caminan fuera del edificio mientras ella sujeta su brazo.
Necesito un trago.
~~~
Llego al bar al que fui con Lorenzo con anterioridad. Camino a la zona vip y pido un trago, el más fuerte que tenían.
Las personas van llegando de a poco al lugar, oficinistas amargados que vienen a desahogar su frustración laboral, empresarios que vienen a cerrar tratos y yo, que vine a alcoholizarme.
Las horas pasan y ya perdí la cuenta de los vasos que me han traído.
-Dime que no es por la asistente esa - su voz es conocida para mi incluso en este estado - Hace tiempo no te veía borracho.
-No me molestes Lorenzo - dije tomando otro sorbo.
-Vamos, deja de beber y cuéntame que pasó - se sentó a mi lado y me quitó mi vaso.
-Tiene novio.
-¿Quién? ¿La asistente? - asiento - ¿Y eso qué? Pensé que no te importaba, que no querías estar con ella.
-Y no quiero - siento que nada tiene sentido.
-¿Entonces? - él me miraba con lástima.
-Sólo quería quitarme esta sensación, pensé que el alcohol serviría.
Él suspiró.
-Así no funciona amigo mío. Levante, te llevaré a la casa.
Cuando trato de levantarme, todo me da vuelta, sintiendo un gran dolor en mi cabeza.
-Nunca pensé verte borracho por una mujer, más por alguien que te ha tratado mal, eres un masoquista.
-Cállate y llévame a mi casa.
-Se dice por favor, idiota.
Lorenzo me sostiene por los hombros mientras bajamos las escaleras, espero no salir en las noticias mañana.
“Alessandro Bianco es visto borracho saliendo de un bar”.
Mi padre me mata.
No puedo tirar todo a la basura, menos por ella, no por alguien que me desprecia.
-Soy un tonto - digo en un murmullo.
-¿Y ahora te das cuenta? Lo que tu necesitas es una buena chica. Otra - puntualiza.
-No quiero hacer eso. Quiero mi vida antes de la llegada de ella.
-Eso está difícil buen amigo - decía mientras me sacaba del lugar - Tal parece que esa mujer caló hondo en ti.
-No quiero que sea así. Odio que así sea.
-Quién te entiende Alessandro.
Me subió a su auto con dificultad, pareciera que el peso de un borracho aumentara el doble. Me coloca el cinturón de seguridad como si fuera una especie de bebé y luego se sube en el lado del conductor.
-Mañana tendrás una horrible jaqueca y tendrás que venir por tu auto. No quisiera ser tu mañana - acelera el vehículo.
-No tan rápido - digo sintiendo mi cuerpo revuelto.
-Ni se te ocurra vomitar, de por sí perdí una buena noche por ti, como para que me vengas a ensuciar mi hermoso auto.
-Entonces no vayas tan rápido - digo mirando por la ventana.
-Quiero terminar con esto rápido, aunque esas muñecas ya deben haber conseguido otro botín.
-Ni que fueran piratas.
-¿Te estás oyendo?
-Si, ¿Tú no? Qué raro.
-Eres un idiota, un idiota enamorado.
-¡Ah! La la la - tapé mis oídos, no quería escucharlo.
-Te vuelves un niño con el alcohol.
-Claro que no. Soy un empresario importante, no un niño.
Él suspiró.
-No tienes remedio.
Al llegar a mi hogar Lorenzo me deja en mi cama y me quita los zapatos, es buen amigo. Eso sin duda, me prefirió a mí antes que a esas chicas.
-Gracias por ser un amigo - las lágrimas empiezan a caer por mi mejilla - por hacer todo esto por mi.
-Para eso estamos, amigo mío, se que tu también harías esto por mi. Lo único que te pido es que seas inteligente y no te dejes derrumbar, menos por una chica. Vales mucho, eres un hombre valioso, repito, vales mucho, jamás dejes que una mujer, ni nadie te haga creer lo contrario.
-¿Y qué hago con esto que siento? - las lágrimas cesaron, pero la presión en el pecho continua.
-Guarda eso, escóndelo y se fuerte. Ya pasará.
-Está bien, eso haré - digo con convicción.
~~~
Me levanto con un dolor de cabeza enorme, los ojos me arden y siento mi boca amarga, estos sentimientos son nuevos para mi y me abruman.
Encuentro una nota en mi mueble.
“Querido amigo, probablemente hayas olvidado todo, así que te recuerdo. Vales mucho, no dejes que nadie te haga creer lo contrario, que sus palabras no calen en ti.
Tu auto está en el Bar, así que debes ir por él”
¿Qué hice anoche? ¿Qué salió por mi boca?