Blanca Martínez
El restaurante es elegante, no sabía que Alex tuviera estos gustos. Bueno, hace años no lo veo. Sólo agradezco venir del trabajo o seguramente mi ropa desentonaría con este lugar.
-¿Te gusta el lugar? - dice mientras golpea su dedo sobre la mensa - Dicen que la comida es exquisita.
-Es lindo, se nota que es exclusivo.
Es claro que está nervioso, pero no puedo entender por qué.
-¿Cómo te fue hoy en el trabajo? ¿Pudiste con todo? - coloca una de sus manos debajo de su rostro poniendo toda su atención en mi.
-Bien, pude con todo - suspire - la jefa me quiso matar, no hay otra explicación.
-Sabe que eres capaz, por eso lo hace.
-Puede ser - respondo tranquila.
Él garzón se acercó a nuestra mesa y nos entregó la carta. Todas las opciones eran refinadas y no conocía ninguna. Y eso de alguna manera me hizo recordar a Bianco.
Él sí sabría que elegir, sin duda.
-¿Pasó algo? De reprende te quedaste pegada?
-No, nada, sólo recordé algo. Olvídalo.
Dije con el intento de yo misma olvidarlo.
Después de tanto mirar y una búsqueda rápida en internet, elegí Tournedó Rossini. Una lujosa comida francesa.
-Es raro verte elegir algo que no sea papas fritas con arroz o arroz con pollo. Adicta al arroz - lanzó una pequeña sonrisa.
-He aprendido a degustar comida elegante en este trabajo.
-Así veo, ya has madurado mucho.
-Lo que dices no lo niego, pero creo que tu has tenido una evolución más impactante.
-Sigo siendo el mismo, niña.
-Primero, no me llames así. Segundo, tu núcleo sigue siendo el mismo, si, pero físicamente has cambiado y tu personalidad se volvió más extrovertida, podría apostarlo.
Él sólo respondió con una risa.
-¿Qué pasó allá? Cuéntame.
-Nada interesante. Si te soy sincero, cuando llegué no tenía expectativas, pero las cosas se salieron de control muy rápido.
Llevaba una semana en paz cuando aparecieron los famosos matones. Me vi forzado a evolucionar, como dices tú. Y el cambio le gustó a muchas.
-¿Tuviste muchas novias? - indago.
-Sólo una y no fue para nada lo que esperé. Creo que prefiero el producto nacional - se rio de su propio chiste.
-¿Qué pasó? - estaba muy interesada en su pasado.
-Ella siempre estaba criticando todo lo que hacía, siempre me mandaba un mensaje con lo que debía vestir y en la universidad lo que debía comer. Siempre tenía una excusa para juzgarme.
-¿Y por qué seguías con ella?
-Era mi primera novia, pensé que era lo normal.
Nuestros platos llegaron a la mesa y por un momento sólo hubo silencio.
He de decir que la comida estaba exquisita.
-Cuando terminé con ella armó todo un alboroto. Luego de eso no tuve ganas de estar en una nueva relación. ¿Y tú?
-¿Yo qué? - me hice la tonta.
-¿Algún novio luego de que me mudara?
-Ninguno, pero si tuve una mala experiencia en la U - dije recordando a Daniel.
-¿Qué pasó? No pongas tensión en una cosa así mujer.
-Era un compañero un poco acosador. Lo fue después de continuar un beso robado.
-Dudo mucho que haya sido un poco. Siempre tratas de bajarle el pelo a las cosas.
-Bien, era una molestia y lo sigue siendo. El otro día estuvo preguntando por mi.
-Ahora llegué yo, así que tendrás quién te proteja.
-Es un buen punto.
-¿Y ahora? ¿Alguien que te robe el corazón? - preguntó serio.
-No, nadie.
No mentía, pero de cierta forma sabía que la afirmación no era del todo correcta.
-Bien - sonrió - ahora come, que aún falta el postre.
Al llegar a la casa mis padres estaban despiertos esperando en el sillón.
Esto no es bueno.
-¿Y?
-¿Y qué? - dije ignorando su pregunta.
-¿Cómo te fue en la cita? - preguntó mi madre al borde del colapso mental.
-No fue una cita y me fue bien. Me contó sobre su novia - escondí mi risa.
-¿Tiene novia? - su ánimo decayó.
-Si, es muy linda.
-Oh - dijo apenada - yo los quería ver juntos.
No aguanté más y mi risa resonó por toda la sala.
-¿Qué es lo gracioso? - estaba molesta.
-Que es broma, no tiene novia. Mamá caíste muy rápido - no podía detener la risa.
-Malvada, destruiste mis ilusiones.
-Es para que aprendas. No estaremos juntos madre, métetelo en la cabeza.
-Así es, ella estará con su jefe.
¿Qué?
-Ay Arturo no digas esa estupidez - dijo mi madre.
-Por favor, eso es muy posible, ¿No has leído libros mujer? - contestó mi padre.
-Esperen, ¿Por qué me están buscando pareja? Déjenme como estoy.
-Pero que cosas dices, ya estás en edad reproductiva y no tienes ningún novio.
Se está volviendo loca.
-Mamá, no tendré hijos, al menos aún no, así que relájate - dije de forma suave - ahora si no les molesta me iré a dormir.
Estaba acostumbrada al constante acoso de mi mamá con su necesidad de que Alex y yo seamos novios, pero con Bianco, eso era ridículo. Por más que lo pensara no lo veía posible, él simplemente me odia.
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Muy mala idea llegar tarde a casa, esta será mi segunda falta. Corro lo más rápido que permiten mis zapatos.
Estaba segura que había puesto la alarma bien, no entiendo qué pasó. Pero aquí estaba corriendo para salvar mi cabeza.
-Por fin llegas, El joven Bianco te espera en su oficina - dijo Karina con los ojos muy abiertos.
Que buena manera de empezar el día.
Toco la puerta de la oficina esperando el permiso. No entiendo la razón de llamarme a su oficina. No he hecho nada malo últimamente.
-Adelante - se oye agotado.
-Buen día - mejor evito decirle de cualquier forma.
-Por fin llegas, ¿La pasaste bien anoche? - pregunta mirándome fijo.
¿Cómo sabe que salí?
-Bien, estuvo rica la comida - respondo simple.
-¿Tuviste una cita? - pregunta enojado.