Bianco

Capítulo 18: Que hermoso ramo de flores

Blanca Martínez

-Señora, aquí están los papeles que me pidió.

-Gracias Blanca - dijo Roxana enfocada en su trabajo.

-Le recuerdo que hoy comienza la nueva producción.

-Si - dice leyendo los papeles que le entregué.

-También le recuerdo que hoy tiene la entrevista - le recuerdo.

Ella suspira.

-Lo había olvidado, gracias por recordármelo - cuando falten 30 minutos, recuérdamelo otra vez.

-Sí señora, ¿Necesita algo más?

-No, puedes retirarte.

Camino fuera de su oficina y veo salir de la suya a Alessandro.

Viste un traje negro con una corbata roja, su cabello estaba pulcro. Parecía que se había arreglado el doble.

-¿Hoy llega el periodista? - me pregunta mirando su reloj.

-Si joven Bianco - digo mirando su rostro.

Es bello, no se puede negar.

-Bien - puedo ver una pequeña sonrisa en su rostro.

Es extraño, parece como si la pelea de ayer no hubiera existido. Como si fuéramos un jefe y una empleada normal.

-Cuando llegue actúa profesional - dice mirándome serio.

-Si joven - digo tratando de mantener este buen ánimo.

~~~

Ya queda una hora para la cita con el periodista.

Recuerdo sus palabras, su actitud. Fue molesto, espero que no haga nada ridículo.

-Blanca iré al baño, ¿puedes cubrirme?

-Si, no hay problema - digo sonriendo.

Queda una hora.

No puedo dejar de pensar. Recordar su voz hace que un escalofrío me recorra el cuerpo.

Saco mi espejo y mi bolso de maquillaje. Sé que no debería estar haciendo esto, pero siento la necesidad de arreglarme.

-No necesitas ponerte más maquillaje, te ves hermosa. Tal como imaginé.

Un escalofrío recorre mi cuerpo. No quiero levantar la vista, no quiero verlo. ¿Por qué llegó antes? Justo tenía que verme colocando labial.

-¿No piensas verme? - dice riendo.

Si, es él.

Levanto la vista y la dirijo al dueño de la voz.

Piel tostada, cabello negro revuelto, ojos oscuros con un poco de verde. Traje negro, camisa blanca sin corbata. Se nota que tiene un cuerpo trabajo, fácilmente puede medir un metro ochenta.

En su mano lleva un hermoso ramo de flores rosadas y blancas.

-¿Impresionada? - dice con una sonrisa ladeada - Es claro que sí, el silencio otorga.

-Te dije que fueras profesional - digo molesta.

-¿Lo dices por el ramo? Es un pequeño obsequio - se ríe acercándose - Tengo que causar una buena impresión.

-En ese caso, asumo que es para mi jefa.

-Claro que no. Es para aquella dueña de tan dulce voz.

Ridículo.

-Recíbelo por favor - está demasiado cerca - me costó decidirme.

Hace un ridículo puchero.

-Bien, pero aléjate de mí.

-No quiero - se acerca un poco más, su rostro está demasiado cerca.

¿No me irá a besar?

-¿Qué significa esto?

Él se aleja de mí y observa a Bianco con una mirada desafiante.

Bianco mira la situación con clara molestia. Sus ojos parecen querer matarlo.

-Buenas tardes, ¿Usted debe ser Alessandro Bianco? Un gusto conocerlo.

Él periodista extiende su mano.

Alessandro responde el saludo con muy pocas ganas.

-Señorita Martínez, avise a la Señora Roxana que él joven Agustín llegó para su entrevista.

-Si joven Alessandro.

Dejó las flores en el asiento y camino rápido hasta la oficina de mi jefa.

-Adelante.

-Señora perdón que la interrumpa, pero el joven Agustín Carmen ya llegó.

Roxana respira pesado por segunda vez en el día.

-¿Pasó algo verdad? Estás tensa.

Ahora es mi turno de respirar pesado.

-Él llegó con un ramo de flores para mí y Alessandro nos vio. Está molesto, mucho.

Ella cierra los ojos y gira su cabeza varias veces.

-Bien, dile que pase. No vaya a ser que Alessandro lo mate.

-Sí señora.

Salgo de la oficina y veo a Bianco matándolo con la mirada y a Agustín sonriendo con burla.

-Joven Agustín puede pasar a la oficina.

-Gracias linda.

Pasa por mi lado e inhala profundo.

Siento un escalofrío por todo el cuerpo.

Cuando él entra a la oficina es cuando Alessandro habla.

-Bota esas flores. Ahora.

Ahora yo estoy molesta, por más jefe que sea, no puede darme esas órdenes.

-Disculpe, pero no lo haré, fueron un obsequio - tomo el ramo y lo dejo a un lado en el escritorio y me siento para seguir trabajando.

Pensaba tirar el ramo, pero ahora pretendo cuidar esas flores con toda mi alma, sólo para llevarle la contraria.

-Por más obsequio que sea, estás en hora de trabajo - sus brazos están cruzados y golpea el piso con uno de sus pies - repito. Bota esas flores.

-No lo haré - elevo un poco la voz - ahora si no le molesta seguiré trabajando.

Puedo escuchar como maldice en silencio. No entiendo porqué se molesta tanto, son sólo flores.

Bianco se gira y camina hasta su oficina.

-¿Qué acabo de ver? - dice Karina - ¿eso fue un ataque de celos?

¿Qué dijo?

-Vi todo. Ese hombre está demente. Cuando vio a ese pelinegro enloqueció - se sienta cómoda en su silla - ¿viste como se puso?

Yo seguía en silencio.

-Ahora entiendo muchas cosas. Vaya, has conquistando al jefe.

-Silencio - pido - Por favor, guarda silencio.

-¿Mucho que digerir?

-No puedes estar hablando en serio. ¿Él? ¿Enamorado de mi? Tú estás demente.

Por más que piense en esa posibilidad, más ridículo lo encuentro.

Él jamás me vería de esa manera.

-Piensa lo que quieras, pero para mi tiene mucho sentido - Karina comienza a tararear una canción - Vaya, estoy viendo de primera fila un enemy to lover.

Ella acaba de perder la cabeza.



#4348 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 18.07.2025

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