Alessandro Bianco
¿Ella no tenía pareja?
¿Qué hacía con ese hombre? ¿Se iban a besar? No lo creo, no creo que sea tan irresponsable de besarse en plena oficina, en horario laboral.
Pero ese hombre. Que se cree.
Su mirada burlesca permaneció en su rostro.
-Me imagino que debe estar molesto por algo tan impropio. No se preocupe, la próxima vez que nos besemos será afuera de estas cuatro paredes - dijo él hombre.
Mis uñas estaban clavadas en mis palmas. Estaba molesto, no podía negarlo. Pero debía tener compostura.
Eres el jefe de este lugar, no lo olvides Alessandro.
-Espera - una sonrisa llena de maldad tomó lugar en su rostro - Esa actitud no es la de un jefe molesto - ladeo la cabeza - ¿Te gusta tu empleada? Vaya, eso es un buen artículo.
-Joven Agustín puede pasar a la oficina - dijo Blanca ¿Desde cuándo está aquí?
-Gracias linda - dijo caminando por el lado de ella.
Esto es molesto.
-Bota esas flores. Ahora - le digo mirando aquellas flores.
-Disculpe, pero no lo haré, fueron un obsequio - tomó el ramo y lo dejó a un lado en el escritorio mientras ella toma asiento.
-Por más obsequio que sea, estás en hora de trabajo - cruzo mis brazos y no me doy cuenta cuando comienzo a golpear el piso con los pies - repito. Bota esas flores.
-No lo haré - elevó un poco la voz - ahora si no le molesta seguiré trabajando.
-Esta niña cree que puede hacer lo que le da la gana - murmuro - Esto es absurdo. No tendría porque hablarme de esa manera.
No me debería importar.
Camino directo a mi oficina. Es mejor que siga en mi trabajo, no debería importarme.
¿Por qué tenía que pasarme esto, justo cuando deseaba cambiar el switch a nuestra relación?
Suspiro.
Qué estoy pensando, ella tiene novio. ¿Qué pensaba arreglándome de más?
Necesito un trago.
Ahora bebo con más regularidad y las ganas de ir a emborracharse son más grandes. No quiero esta vida, no quiero arruinarla por una mujer.
Decido llamar a Lorenzo, él conoce más del tema.
Al tercer tono contesta.
Suena extraño.
-Hola querido amigo, ¿Qué necesitas? - dice con la voz agitada.
-¿Estás bien? Te escuchas extraño - digo sentándome en el sillón que hay en mi oficina.
-Nada, todo bien amigo, sólo que estoy algo ocupado, Ah - escucho una voz femenina. No creo que... imposible, tan imbécil no es - ¿Qué necesitas?
-Lorenzo, no me digas que estás con una mujer en este momento - respondo entre molesto y divertido - No quiero traumarme.
-Para que preguntas si sabes - se ríe y vuelvo a oír a la mujer; se nota que la están pasando bien.
-Olvídalo, cuando acabes ve al bar de siempre.
-¿Qué pasó ahora? - dice agitado.
-Termina primero ahí. Adiós.
Cuelgo la llamada, traumado, nadie quiere oír como tu mejor amigo tiene relaciones.
Tomo las llaves de mi auto y camino fuera de la oficina y lo primero que veo es a Blanca mirando el ramo de flores con una sonrisa en la boca.
-Saldré - hablo mirando a otro lado - dile a Roxana que no vendré a la oficina hasta mañana.
-Es de mala educación no mirar a las personas cuando hablan - dice con molestia.
-También lo es besarse en plena oficina - digo con sarcasmo.
-No estaba besándome con nadie, él se abalanzó hacia mí, es diferente.
La miro un segundo y sus brazos estaban cruzados.
-Tampoco hiciste nada para evitarlo.
Cuando estaba apunto de responder sale de la oficina Roxana y Agustín.
-Espero que el artículo sea bueno, sino pondré una demanda - ríe Roxana.
-No se preocupe, con todo lo que me respondió tengo para muchas planas - se rie -Le avisaré cuando será la fotografía.
-Bien - dicen por fin mirando a nuestra dirección.
-Vaya, aún sigue aquí Don Bianco - ¿por qué insisten en llamarme así? - Veo que no tiene mucho trabajo.
-Tenga más respeto - digo al borde del colapso.
-¿Por qué? No es una deidad, sólo es el encargado de esta sede.
No entiendo su necesidad de tratarme así.
-Señorita Blanca - toma su mano y la acerca a sus labios - Veo que terminó de ponerse el labial, ahora se ve más bella, déjeme decirle.
-Gracias - dice soltándose - Y gracias por las flores, están lindas.
-De nada pequeña flor - se gira a Roxana - Estaré avisando cualquier cosa, muchas gracias por la oportunidad.
-Genial - Roxana me mira de reojo antes de volver a hablar - ¿Blanca puedes acompañarlo a la salida?
¡¿Qué?!
¿Esto es una broma?
-Está bien señora - responde Blanca - por aquí joven Agustín.
-Dime Agustín, por favor - dice acercándose mucho nuevamente.
-Prefiero decirle joven - ella se coloca más derecha - ahora venga por aquí.
-Adiós señora Roxana, Alessandro - se despide con la mano con una sonrisa burlona.
Imbécil.
Cuando ellos ya desaparecen me dirijo a mi tía que ya estaba por entrar a su oficina.
-¿Por qué hiciste eso? - pregunto.
-¿Hacer qué?
La sigo a su oficina.
-Eso, decirle que lo acompañe. No ves que él puede invitarla a salir, o besarla.
-¿Y eso en qué te afecta? No debería - me mira sobre sus lentes - ¿O sí?
Camino fuera de su oficina ignorando sus preguntas.
Llegando a mi oficina me replanteo salir a tomar, debería ser más profesional. Si algo falla mi padre me mata y me deja fuera del negocio familiar, eso es más que claro.
Dejo un mensaje a Lorenzo diciendo que no iré al bar, que siga en lo suyo.
~~~
Tocan mi puerta.
-Permiso, permiso - entra Lorenzo - Qué bien, no estás haciendo nada impuro con la asistente.
Esto es el colmo.
-No soy yo el que hace cosas impuras - digo subiendo una ceja - ¿Cómo se te ocurre contestar en medio del acto?
-¿Qué? Es más motivante - No puedo creerlo.
-Eres asqueroso.