Bianco

Capítulo 21: Oculto

Blanca Martínez

Dos días, dos días completos y sus palabras parecen mentiras.

¿Y por qué parece que lo espero?

Creo que me hacía sentir deseada.

-¿Estás bien Blanca? Te ves nostálgica - dijo Karina frente a mi escritorio.

-Perdón, tengo la cabeza en otro lado, ¿Me has estado hablando?

-Para nada. Tan lejos no tienes la cabeza - se rio - ¿Te peleaste con tu novio?

-¿Novio? - cuestiono.

-Sí, el pelirrojo.

-Dios, no, él no es mi novio, es mi amigo de la infancia.

-¿Y se gustan? - dijo con una sonrisa divertida en la cara.

-No, no es así - me sonrojo.

-Déjame dudarlo, siempre están hablando y veo tu sonrisa en tu rostro - cruza sus brazos.

-Eso es porque hace poco volvimos a tener comunicación. Lo extrañaba.

Mi celular sonó, y podía ver su nombre en la pantalla.

-¿Es él, verdad? - no se podía negar.

-Siempre sonríes así cuando ves el celular.

-Eso no significa que seamos novios.

-Pero te gusta - lo afirmó.

-No - dije seria - aunque a mi madre le gustaría.

-Dejen de conversar y comiencen a trabajar.

Dijo Bianco, con su característica voz de mando.

-Perdón joven Bianco - dijo Karen.

Yo simplemente me limité a trabajar. Y él a seguir de largo mientras contestaba el celular.

-Alesa, ¿Qué quieres? - dijo un poco molesto.

¿Alesa? ¿Quién era ella? Recuerdo haber escuchado ese nombre antes.

-No es necesario que vengas a Chile - dijo él - no necesito una asistente - él guardó silencio - no me importa que diga mi padre.

Su voz se cortó y no pude seguir escuchando, ya que entró a su oficina.

-¿Será su novia? - preguntó Karina al volver a mi escritorio.

-No lo creo, no lo parecía.

-Pues ya lo descubriremos - dijo.

Yo miraba a la puerta teniendo la sensación de ya haber escuchado ese nombre.

~~~

Había pasado una semana desde esa llamada.

Bianco había estado irritado todos estos días, apenas me dirigía la palabra y cuando lo hacía era para retarnos a todos. Supongo que esa llamada había sido algo realmente malo.

-Martínez - ven un momento.

Y había comenzado a llamarme por mi apellido y yo como joven Bianco. No quería más problemas.

-Si, joven Bianco - él arrugó la frente, como siempre que lo llamaba así.

-¿Te puedo pedir un favor? - preguntó.

Y eso me extrañó.

-Dígame.

-Estaré en mi oficina, si aparece una mujer rubia puedes decirle que no estoy, ¿Por favor?

Esto es muy extraño, ¿Por qué parece suplicar? ¿Por qué razón hace esto?

-No hay problema, joven Bianco.

-¡¿Puedes dejar de decirme así?! ¡Es irritante! - gritó - Por favor, hazme este favor - se giró.

¿Quién se cree para gritarme?

-Si es un favor, deberá devolverlo.

Él detuvo sus pasos y me miró por encima de su hombro.

-¿Disculpa?

-Sí, un favor por otro.

Él cerró los ojos con fuerza y luego miró su reloj.

-Está bien. Si logras hacer que se vaya te deberé el favor que tu quieras - respondió mientras caminaba a su oficina.

-Bien.

-Eso fue intenso - Karen como siempre mirando mis interacciones como una gran fan.

-¿Por qué haces eso? - pregunté.

-¿Qué cosa?

-Pensar que tengo un romance o simple conexión con un hombre.

-Porqué ellos parecen desearte. Es como ver una novela en vivo. Una obra de teatro.

-Estás loca - digo tomando un lápiz amarillo con manchas café.

-Muchos lo dicen. Pero apuesto a que él jefe siente algo por ti.

-¿Tu también con eso? - preguntó.

-¿Quién más lo dice? - pregunta tomando su papeles para fingir que trabaja.

-Mi mejor amiga - digo distraída.

-¿Así que le hablaste de él? Curioso.

No pude defenderme cuando una rubia estupenda caminaba por el pasillo.

Ella.

Ya la había visto.

La italiana de aquella vez. Debe ser Alesa.

Su vestido negro marcaba toda su figura y llevaba su cabello en un moño alto.

¿Cómo podía caminar con esos zapatos? Eran muy altos.

Ella caminó frente a nosotras, ignorándonos, y se dirigió a la oficina.

Llegó mi momento.

-Disculpe señorita, ¿Busca a alguien? - pregunté luego de alcanzarla.

-¿Quién eres? - preguntó con desdén mirando mi atuendo.

Es evidente que no tengo sus recursos, se nota en sus joyas, pero mi ropa tampoco es tan mala, ¿ O si? Pantalón de tela negro y una blusa rosada lisa.

-Soy Blanca Martínez y soy asistente de presidencia - mentira - ¿Busca al joven Alessandro? Me temo que no se encuentra, salió a cerrar unos negocios - mentira.

-¿Y dejó a su asistente? - se rio.

-Yo sólo sigo sus órdenes. Tal vez sus negocios requería que fuera a solas - digo divertida.

Si piensa que está con otra mujer, tal vez vaya a buscarlo a otro lado.

-¿Entonces por qué está su auto en el estacionamiento? - cruzó sus brazos con arrogancia.

¿En serio fue a revisar?

-Señorita, ¿Puedo saber su nombre? -ella desconfió.

-Alesa Arrubal - dijo mirando desde arriba.

-Bien. Señorita Arrubal, él joven se lesionó el tobillo mientras salía del ascensor así que fue en taxi. Se llevó todas sus cosas así que probablemente no vuelva hoy y se dirija al hospital luego de la reunión. Así que le pido que abandone las instalaciones.

-Qué mujer tan descortés, pasaré a hablar con Roxana, así que, permiso - ella pasó por mi lado hacía la otra puerta.

-Me temo que la señora Zoza está muy ocupada el día de hoy. Si quiere puedo llamar y preguntar.

Ella negó.

-Me voy. Dile a tu jefe que no me iré a Italia tan fácil. Qué al menos conteste el teléfono.

-Así será señorita - digo con una sonrisa cálida, de lo más falsa.

Cuando ella sube al ascensor tocó a la puerta de Alessandro.

-Joven Bianco, ella ya se fue.

La puerta se abre de golpe. ¿Estaba escuchando?



#1264 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 26.07.2025

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