Bianco

Capítulo 23: Vamos

Blanca Martínez

No entiendo a Alessandro. Tiene cambios de ánimos muy bruscos.

Para mi fue un acto muy amable, él simplemente decidió traerme a la clínica, actuar de chofer. Luego sostuvo mi bolso para luego actuar arisco frente a todos.

¿Y por qué se acercó tanto para decirme "Volveré al trabajo, llámame si necesitas algo" ?

Una corriente pasó por mi espalda y no supe como actuar.

-Tú jefe es extraño - dijo Alex con el ceño fruncido - ¿Qué hacía aquí de todos modos?

-Se ofreció a traerme - fue muy amable.

-Si, ¿Pero ustedes no se llevaban mal?

Yo sólo levanté mis hombros. Me daba igual, yo sólo quería llegar pronto.

-No lo entiendo - sopló su cabello que caía sobre su frente.

Hace tiempo no lo veía hacer eso. Sólo lo hacía cuando algo le molestaba.

-Es buen mozo - dice mi madre tomando asiento - es bastante alto.

-Si - dice Alex.

Ahora entiendo. Debe sentirse intimidado, él es más bajo que Alessandro, pero al menos es más amable.

La conversación se corta cuando una enfermera nos avisa que mi padre ha despertado y que él doctor lo está revisando. Me alegro que esté mejor, me había angustiado.

Luego de verlo y hablar unas simples palabras decido que es mejor regresar al trabajo o se me puede acumular.

Llegando al primer piso me encuentro a Bianco sentado en una de las sillas.

-¿Qué hace aquí? - dice Alex robándome las palabras. Parece molesto.

Cuando Bianco se acerca a mí mira a Alex con una mirada mordaz.

-¿Tu padre está mejor? - dice suave.

-Sí, está mejor, pero debe estar un día más para que recupere fuerzas.

-Me alegro - expresa - ¿Volverás al trabajo o irás a casa? Pediste la tarde.

-Volveré al trabajo, no quiero que se me acumule.

-Bien, volvamos entonces.

-No te preocupes, la llevaré yo - dice mi amigo.

-Para qué molestarse, vamos al mismo lugar.

Ambos están hablando con los dientes apretados.

-Vamos - Alessandro toma mi mano y camina arrastrándome con él.

-¡Ey! - grito - estoy con zapatos muy altos, si me caigo te mato.

-Bien - él baja la velocidad y yo aprovecho para despedirme.

-Alex nos vemos en la noche - muevo mi mano para despedirme.

Llegamos al estacionamiento y me doy cuenta que aún no ha soltado mi mano, así que la retiro con fuerza.

-¿Por qué hiciste eso? - pregunto alterada.

-Perdón si tienes problemas con tu novio, pero sólo quería sacarte de ahí - se excusa, pero mi mente sólo medita sus palabras.

-¿Novio? ¿Quién? - pregunto.

-El pelirrojo - rasca su cabeza.

-¿Alex? ¿Mi novio? - no puedo evitar y me carcajeo en su rostro - estás como mi madre. Él no es mi novio, es mi mejor amigo.

-¿Mejor amigo?

-Sí, lo conozco desde que nací, es imposible que sea mi novio, es más como un hermano.

Alessandro me mira con la boca abierta, cómo si no creyera en mis palabras, aunque pronto cambia su rostro a una sonrisa amplia.

Sus ojos brillan.

¿Por qué brillan?

-Bien - dice de pronto - es hora de irnos.

-Cierto.

Él abre la puerta de mi auto y su sonrisa no se borra.

Eres tan extraño hombre.

Alessandro Bianco

Está soltera.

Ella está soltera.

¿Eso debería alegrarme?

No.

Pero lo hace.

Pero no puedo evitar pensar que ese amigo suyo está enamorado, su mirada lo gritaba, ¿Ella lo sabrá?

Mientras conduzco, ella se mensajea por el celular.

-¿Puedo preguntarte por qué pensaste que era mi novio? - pregunta de la nada.

Suspiro.

-Él te trajo tu billetera de la casa, pensé que tal vez vivías con tu novio. Ahora que lo pienso, sigue siendo extraño.

Ella volvió a reír. Su voz endulza mis oídos.

-Es porque ese día se quedó en mi casa, es por eso.

¿Qué? ¿Un hombre quedándose en la casa de una mujer soltera?

-¿Eres tonta? - mi ceño estaba caído.

-¿Perdón? - dice ella mirándome, molesta.

Nunca mido mis palabras, pero estaba molesto.

-¿Cómo dejas que ese hombre se quede en tu casa? Espero que no vuelva a repetirse.

Es un hombre, aparentemente de su edad, quedándose con una mujer. Cualquier cosa puede pasar.

-Espere, espere. ¿Me lo podrías repetir? Porque creo que no escuche bien.

Más encima se hace la tonta.

-Se que entendiste - digo apretando el manubrio - Él no puede quedarse en tu casa, ¿Entiendes que es un hombre? Y es evidente que siente algo por ti, podría pasar cualquier cosa.

-¿Y eso a ti eso en que te afecta? - dice firme - Ya le he dicho, lo que haga en mi vida privada es cosa mía. Espero no volver a escuchar opiniones de mi vida intima.

-Bien - digo molesto.

Yo todo lo que he dicho es por su bien. Sé muy bien cómo son los hombres y su deseo carnal.

Llegamos al edificio y ella después de un minúsculo gracias salió veloz fuera de mi auto. Estaba furiosa.

Entiende Blanca, es por tu bien.



#4277 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 16.07.2025

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