Bianco

Capítulo 29: ¿Era broma?

Blanca Martínez

La habitación que me entregaron es hermosa, espaciosa. Cortinas blancas a juego con el cubrecama, un sitial de madera al natural y el respaldo le da un toque hogareño a la habitación. También puedo notar un cuadro de una mujer pintando de espalda. Es precioso.

Acomodo mis cosas en el walking closet que hay en la habitación - no puedo creer que haya uno en la habitación de invitados - y me cambio por algo más cómodo, pero que sea lo suficientemente elaborado para no perder el estilo de la casa.

Tocan dos veces la puerta, ¿será la mamá de Alessandro?

-Adelante - levanto un poco la voz.

Entra a la habitación una joven rubia vestida completamente de blanco, es igual a la mamá de Bianco, excepto que ella tiene los ojos azules. Esta chica es barbie.

-¡Hola! - ella tiene una sonrisa enorme - ¿Eres Blanca verdad? - asiento - soy Cecilia, soy la hermana menor de Alessandro, un gusto por fin conocerte.

¿Por fin?

-Un gusto - evito decir mi nombre, pues ya lo sabe.

-Eres más hermosa de lo que imaginé - ella termina de entrar a la habitación y se sienta en la cama - se quedó corto.

Yo me quedo en silencio, habla harto como su padre.

-¿Te gustó la habitación? Era mía antes.

-¿Era tuya? ¿Por qué me dieron tu habitación y no una de invitado? - con razón este enorme closet.

-Esa fue idea mía - ella ríe - la habitación de mi hermano está al lado - sube y baja sus cejas y yo no puedo evitar el calor que sube a mis mejillas.

-Ah - solo puedo decir.

Ella vuelve a reír.

-¿Ya te pusiste cómoda? El desayuno ya está listo.

-Bien, no nos hagamos esperar.

Ambas salimos de la habitación y puedo confirmar que la habitación de al lado es de Bianco, ya que sale de ella vistiendo un polerón gris con un pantalón negro de jean. Nunca lo había visto casual, se ve bien, creo que le queda mejor que el traje.

-No puede ser - dice sin soltar la manija - ¿Le dio tu pieza? - se dirige a su hermana.

-Hola hermana de mi corazón, te extrañé mucho, hace tiempo quería darte un abrazo - dice Cecilia con sarcasmo.

Alessandro gira los ojos - Ven aquí gruñona.

Ambos se abrazan y veo la diferencia que hay entre los dos, ella no es baja de estatura, pero es delgada y parece que se fuera a romper en ese abrazo.

-Ahora dime, fue tu idea lo de la pieza, ¿verdad? - la mira severo.

-Ups - muestra sus dientes con una falsa sonrisa - mi pieza es más amplia que la de invitados y por lo que pude ver trajo harta ropa.

-Siempre tienes que salirte con la tuya, mejor bajemos - dice pasando un brazo por los hombros de su hermana y yo los sigo.

Es lindo verlos interactuar, ver su faceta dulce es algo que me descoloca.

-Qué bien que bajaron. Querida siéntate aquí - me indica una silla al lado de ella dejándome frente a Alessandro quien toma asiento junto a su hermana.

-Gracias señora - digo.

-No me digas señora, llámame Chiara, ese es mi nombre.

-Pero no es correcto - alego.

-Mamá sabes cuánto me costó lograr que ella dejara de decirme señor - él gira los ojos enfatizando que le molesta.

Todos se ríen.

-Pero si tu odias los honoríficos - dice su padre - ¿Cómo te llama entonces?

-Lo llamo joven Bianco - aclaro.

-¿En serio? ¿Y te lo permite?

-Él me dijo que lo hiciera - me encojo de hombros.

-Porque no parabas de decirme "Señor", todos en general insisten en los honoríficos, así que al menos el "Joven" no es tan degradante.

-Aún no entiendo porque no te gusta - curioseo.

-Porque no soy el rey del mundo para que me traten con tanto respeto.

-Pero al principio me dijiste que te dijera "Joven amo" - no estoy entendiendo nada.

-Era broma, mujer - dice Bianco y es evidente que está molesto - ¿En serio creíste que era verdad?

-Pues sí - digo con un hilo de voz.

Soy idota.

Yo creí que hablaba en serio, que era un engreído que buscaba la forma de denigran a sus trabajadores, pero supongo que hay mucho que desconozco de él. Sabía que odiaba la palabra señor, pero pensé que era por la edad. Bueno, tampoco debería haberlo hecho.

No me entiendo, ¿Por qué me comporte así? Alex dice que veo a Martín en él y tiene sentido. Incluso se parecen físicamente, pero llegar al punto de tratarlo mal, va más allá. ¿Eso me vuelve una mala persona? Quiero creer que no.

Pero las humillaciones, como me veía, aún siento un mal sabor de boca. Pero Alessandro no ha sido así. Su mirada siempre ha sido brillante, mirándome como esperando algo. Fuera de nuestras peleas nunca me trató mal, ni durante nuestras ridículas discusiones.

Y ahora, en su mirada no hay luz, tampoco espera por mi, está apagado. Sin brillo. ¿Cómo lo voy a recuperar?

-Eres increíble, no puedo creer que hayas creído eso- dice Bianco desordenando su pelo y no puedo evitar tragar saliva.

Su hermana se ríe - deberías llamarlo por su nombre - ambos nos miramos - es fácil, inténtalo.

-Ceci - amenaza Alessandro.

-¿Qué? Es más fácil así, así no te tiene que decir ni joven ni señor.

-No es tan fácil como crees.

-¿Por qué?

-Sólo olvídalo.

-Pero...

-¡Ceci! - grita Bianco.

La primera vez me pidió que le repitiera y ahora no quiere que su nombre esté en mi boca.

Las vueltas de la vida.

-Cambiemos de tema - dice su mamá - hijo querido ya que hoy no trabajas podrías llevar a tu asistente a conocer Roma, el día no está tan helado.

-¿Por qué llevaría a mi asistente de paseo? Qué vaya sola.

Su padre golpea la mesa y todos nos asustamos.

-Te he aceptado no tener novia, ni asistente, te he aceptado que le huyas a Alesa, pero no voy a permitir que trates mal a las mujeres, menos en mi presencia - dice el señor Tomasso.

-Perdón papá - dice mirándome, aunque en sus ojos no veo arrepentimiento.

-No te preocupes hermano por el paseo, yo saldré con ella, tengo mucho que mostrarle.



#710 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 03.08.2025

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