Alessandro Bianco
Estoy muerto, bien muerto. Mi hermana abrirá la boca, de eso estoy seguro. Creo que nos quiere juntos, es la única explicación razonable a que le pasara su pieza, que está justo a un lado de la mía.
No soy estúpido.
Pero más lejos de la realidad, no es que no quiera estar con ella, es que ella jamás estaría conmigo.
Y eso quema.
¿Al menos le parezco atractivo? ¿Cuál será su tipo?
Pensamientos inútiles.
Término de ponerme mi abrigo café arriba de mi chaleco negro, del mismo color que el pantalón.
Hoy decido que es buen momento para salir a ver a mis amigos, a esta hora todos están trabajando así que eso me moverá por todo el centro de Roma para ir a sus trabajos. La diferencia entre ellos y Lorenzo, es que él a ser modelo tiene un horario libre para hacer lo que sea, con quién sea, en cambio Dante es ingeniero civil, Alonzo arquitecto, Niccolò abogado al igual que Gino ; los cuatros tienen sus oficinas en el centro de la ciudad.
Cuando vivía aquí trabajamos bastante cerca para permitimos tomarnos un café y conversar un poco. Pero luego se dio la oportunidad de irme a Chile y no lo pensé mucho, siempre quise vivir en el extranjero y me pareció interesante hacerlo en un país poco conocido para mí.
Cuando llegué al país hace cuatro años fue todo un cambio para mi, idioma nuevo, cultura nueva, mucho trabajo y mucha soledad. Cuando conocí a Lorenzo me ayudó con la soledad, cultura e idioma, y aunque su personalidad es muy diferente a la mía es buen amigo.
Pero no quita el hecho de que extrañe a mis amigos y a pesar de que mantuvimos la comunicación se vio reducida.
Salgo de la mansión directo a visitar primero a Dante, quien siempre llega muy temprano a la oficina lo que permite pensar que ya debe estar más relajado con todo el trabajo que tiene analizando datos.
Después de registrarme en la entrada subo los pisos necesarios para llegar a su oficina.
Él ya me espera abriendo su puerta con una sonrisa amplia en su rostro. Ojos marrones y cabello rubio claro. ¿Él será el tipo de Blanca?
-Querido amigo, no puedo creer que estés en Italia nuevamente, gracias por visitarme. Pasa, pasa - me hace espacio para entrar primero a su oficina - Y cuéntame ¿estás aquí por el aniversario de tus padres?
-Por supuesto, no me dejarían faltar y también tengo trabajo aquí.
-Excelente. Tus padres me invitaron, supongo que eso debió decirme que tú vendrías.
Yo río - supones bien ¿Cómo va todo?
-Oh ya sabes, todo excelente, mucho trabajo, ya sabes que este trabajo es mi vida. ¿Y tú?
-Bien, no tanto trabajo la verdad, bueno quitando inicio y fin de mes.
-¿Alguna chilena que te quite el sueño? - sube y baja sus cejas.
-No - digo serio y Dante nota mi cambio de ánimo.
-Tu negación a las mujeres es de admirar - se ríe - pero no te creo, pero haré como qué sí - vuelve a reír.
-¿Y tú, alguna chica? - pregunto dándome cuenta que estamos conversando como si fuéramos dos chicas hablando del amor.
-Mmh - coloca su mano bajo su mentón - hay una chica. Alta, pelirroja, creo que es escocesa, pero no estoy segura. Nunca he hablado con ella.
Ahora es mi turno de reír - ¿Entonces como es que te gusta?
-No lo hace, pero me llama la atención, trabaja en recepción. No se si mi papá esté de acuerdo - hace una mueca - pero es linda.
-Entonces no harás ningún movimiento.
-No quiero que sea sólo algo de una noche, entonces es mejor no hacer nada.
-No te entiendo - ladeo mi cabeza.
-La mayoría de las mujeres quieren una historia de amor, al menos eso me dijo mi hermana. Ir solamente por una noche de sexo, sería algo cruel.
-Lorenzo no estaría de acuerdo - río recordándolo. Tal vez debería invitarlo, hablaré con mi mamá.
-¿Quién es Lorenzo? - curiosea.
-Es mi amigo en Chile, él siempre está con diferentes mujeres sin compromiso. Incluso una vez contestó una de mis llamadas estando en pleno acto.
Él hace una mueca.
-No creo que me agrade.
-Es buena persona, pero es adicto al sexo, aunque hasta donde sé ellas buscan lo mismo. Nunca lo he visto en problemas de chicas.
-Entiendo.
Después de conversar un rato más, me levanto de mi silla, me despido y me dirijo donde Niccolò. Hay mucho que hablar.
Al llegar a su firma entro a su oficina y charlamos un poco de cosas triviales. Él no toca el tema romance así que evito tener que mentir y decir que no hay nadie cuando claramente lo hay, solo que no es correspondido.
-Amigo, necesito hablar de algo serio contigo.
-Dime.
-Deberías terminar con Alesa - digo firme.
Él baja la cabeza - ¿Te gusta? - pregunta.
-No, no lo digo por eso. Sabes que ella ha estado insistiendo con el compromiso conmigo, compromiso que no existe ni existirá. ¿Cómo puedes permitir que te trate así?
Él no levanta la mirada y yo me lamento. Se que le duele, pero necesito que despierte, merece más que eso.
-Es que ella realmente me gusta - dice en un susurro.
Aún no entiendo cómo siendo tan suave puede ser abogado y uno muy bueno.
-Pero te tienes que respetar amigo - suavizo mi voz.
-Lo sé, pensaré qué hacer. ¿Ella fue a Chile verdad?
-Lo siento - digo con pesar.
-Está bien, pensé que podría hacerlo.
-Si te sirve de algo, mi papá le pidió que fuera mi asistente, pero la rechacé.
-¿Aún no tienes asistente?
-No, pero vine con alguien.
Él cambia su actitud y veo diversión en sus ojos.
-Vaya, vaya, así que tienes novia.
-No es mi novia, es la asistente de Roxana. Me "la prestó" - hago comillas con los dedos.
-¿Tiene que ver con tu padre?
-Puedes creer que pensó que era mi novia y ya estaba hablando sobre nieto - giro mis ojos.
Él ríe - tu papá siempre ha insistido en ser abuelo.
-Si, bueno, no sé si algún día pueda, no después de lo que pasó hace unos días.