Bianco

Capítulo 37: Si es una cita

Alessandro Bianco

¿Si es una cita verdad? Esa es la pregunta que me ha rondado en la cabeza desde que salimos de la oficina.

Abajo están todos trabajando en los preparativos de la fiesta, mientras yo estoy teniendo un ataque de los nervios. Fui atrevido y tomé la decisión de invitarla, pero jamás especifiqué que fuera una cita y me arrepiento tanto. Ahora no se si debería ponerme nervioso o no.

Salgo de mi hogar, elijo uno de los autos y “vuelo” a la tienda más cercana. Si es una cita ella necesita el mejor vestido, uno que combine con mi traje.

Me atiende una señorita de 25 años con ilusión en los ojos.

-¿En qué lo puedo ayudar? - pregunta.

-Necesito un vestido negro elegante, como para una cita - su sonrisa se vuelve forzada.

-Claro, por aquí - me dirige a uno de los percheros y puedo ver diferentes tipos de vestidos.

-Aquí está la sección de vestidos negros, puede verlos con calmas y cualquier cosa me consulta.

Reviso cada uno de ellos y elijo uno negro con una caída ligera con un escote asimétrico, es bonito, pero no me convence. Me paso a la sección de los vestidos blancos y encuentro uno de estilo princesa corto con mangas largas, especial para este frío.

-Señorita, me llevo este - señalo el vestido - ¿Podría guardarlo en alguna caja de regalo?

~~~

toco la puerta de su habitación y ella abre la puerta y asoma su cabeza, ocultando su cuerpo.

-¿Sí? ¿Qué pasó? - pregunta mirándome con esos grandes hermosos que me roban el aliento.

-Te traje esto - le extiendo la caja y se ve obligada a salir por completo y mi boca se seca.

Ella está mojada y lleva solo una toalla. El agua corre por su piel convirtiéndola en una obra de arte. Ella es tan perfecta. Su piel está bañada en lunares.

-Úsalo hoy - pienso si debería decirlo.

-¿Es para mi? - sus ojos muestran sorpresa - nunca había recibido un obsequio así.

-¿Cómo así? - pregunto.

-De un chico - yo arrugo la frente.

-¿Estás bromeando?

-No - baja su mirada - no he tenido buenas experiencias con chicos.

-Eso está por cambiar - digo firme - ve, pruébatelo, te vendré a buscar en una hora.

Camino de vuelta a mi habitación sin esperar la respuesta.

Blanca Martínez

¿Él en serio me acaba de regalar un vestido? ¿Por qué?

Se enciende la luz de mi teléfono con un mensaje.

- << Y para qué quede claro esto si es una cita >>

Silencio.

Mi mente se congeló.

¿Una cita? ¿Alessandro y yo? ¿En qué momento decidió que esto sería una cita? ¿O siempre lo fue? Tantas preguntas se juntan en mi cabeza, que me marean. ¿Qué hago? ¿Qué le digo?

¿Lo peor? Que la idea me genera ilusión y un sentimiento cálido se aloja en mi corazón.

¿Por qué? No entiendo, esto es extraño.

Tomo el vestido blanco de la caja y puedo ver que tiene mangas largas, cosa que agradezco. El escote es como me gusta. Por Dios, es precioso. ¿Lo habrá elegido él o una dependienta?

Al ponerlo me doy cuenta que me queda perfecto, se adecua a cada parte de mi cuerpo.

Elijo un abrigo café claro, zapatos negros y una cartera del mismo color. Según yo, un buen contraste. Maquillaje sencillo.

A tiempo, ya que Alessandro toca la puerta.

Abro la puerta y me encuentro con la madre de Alessandro, Chiara.

-Hola querida, ¿Puedo pasar? - pregunta.

-Claro, claro, adelante - digo con prisas moviéndome para que ella pueda pasar.

-Te vez hermosa, déjame decirte - sonríe - mi hijo quedará encantado.

Mi sonrisa se borra.

-¿Cómo…?

-¿Cómo sé de su cita? - dice - las madres saben todo. Ven siéntate, necesito hablar contigo.

-Dígame - digo con temor.

-Me agradas, eres una joven sencilla, con actitud, firme como una fiera y entiendo porqué le gustas a mi hijo - me pierdo en sus palabras, ¿Le gusto a su hijo? ¿Es una idea suya o él se lo confesó? - por eso quiero pedirte, por favor, que no lo lastimes. Él ha sufrido mucho, se ha ilusionado muchas veces y todas, sin excepciones, le han roto el corazón. No seas una más de la lista - pide.

Yo me quedo en silencio, no como una forma de evadir la respuesta, sino porque es mucho que digerir.

¿En serio le gusto?

Trato de recordar alguna acción que me de una pista, pero no puedo ver nada. Karina y Lety me lo dijeron una vez, pero pensé que era una broma.

Ahora, ¿Cómo voy a lidiar con esto? ¿Qué haré?

¿Una asistente y un CEO de una multinacional? Todos se reirán , me dirán que soy una cazafortunas y odio la idea.

Alessandro es atractivo, trabajador, dulce, puede tener a cualquier mujer a sus pies, ¿Por qué se fijaría en mí? No, su madre debe estar equivocada y esa idea me entristece.

-Señora, dudo que le guste a su hijo. Debe haber un error - me sincero con el corazón en la mano.

-¿Tú qué sientes? - pregunta de pronto.

Su mirada es filosa, y me siento entre la espada y la pared.

-Noto cómo lo miras Blanca. ¿Te digo lo que veo? - asiento -Lo que veo es un rompecabezas que le falta una pieza. Como un juego de ajedrez donde las blancas ya han jugado su partida, pero el otro jugar está pensando de más. No pienses de manera racional Blanca. Analiza las cosas con el corazón, sólo así vas a encontrar la respuesta. Pero vuelvo y repito, no lo hagas sufrir, te lo suplico.

Asiento - le prometo que no lo lastimaré, no más. Se que nuestra relación se han basado en peleas, pero ya no siento esa necesidad, sólo siento un calor.

-Ahí tienes tu respuesta - me sonríe complacida.

Tocan la puerta.

-Bien, ya me voy, espero que sea una hermosa velada.

Alessandro Bianco.

Mi madre me recibe.

Ella está en la pieza de mi chica. ¿Qué le habrá dicho?



#5429 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 03.08.2025

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