Bianco

Capítulo 43: Una gran ola

Alessandro Bianco

Ha pasado una semana desde nuestra cita, donde hemos mantenido una dinámica muy linda.

Todos los días almorzamos juntos - con permiso de Roxana - todos los días tomamos un café juntos, todos los días la voy a dejar a su casa, momentos que tenemos tiempo para conversar y conocernos un poco más.

Blanca aún no comienza a trabajar en la agencia de sus sueños. Esta semana ha entrenado a su reemplazo para que pueda hacer todo lo que ella hacía.

Eso me tiene demasiado nervioso, ya que cuando vuelva de Italia ella ya no estará en esta empresa, estará haciendo diferentes diseños, viviendo del arte.

Este lunes tengo que viajar a Italia para comenzar mi trabajo bajo las alas de mi padre, por eso decidí que este Domingo sería un día para nosotros.

Toco el timbre de la casa de Blanca y quien me abre es quien menos esperaba. Alex. ¿Qué hace aquí?

-Hola tú - dice sin ganas - Pasa, Blanca está terminando de arreglarse - habla sin ganas.

-Escucha - dice antes de entrar a la casa por completo - me entero que le rompes el corazón, te quedarás sin piernas. Ella es muy importante y sé que perdí, me alejaré lo que más pueda por respeto, pero una lágrima que corra por su mejilla y haré todo lo que está a mi alcance para hacerla mía.

No me agrada, su amenaza me molesta.

Mucho.

¿Aun piensa que le permitiré que me la robe?

-No te preocupes por eso, a mi lado ella siempre tendrá esa hermosa sonrisa - le respondo serio.

-Bien - dice - pasa.

Blanca viene bajando las escaleras vestida cómoda con unos pantalones que se amoldan bien a su cuerpo, una polera blanca sencilla y unas zapatillas que le permitirá disfrutar de una tarde intensa.

-¿Nos vamos? - dice ella al verme.

-¿Y ningún beso para tu chico? - digo consciente que Alex está por ahí.

Ella me sonríe y me besa en la mejilla.

Yo niego varias veces, pero no le exijo más.

Ella se despide y caminamos al auto.

-¿Estás preparada para gritar y mojarte?

-¡Claro que no! Nunca he ido a Fantasilandia - dice mirando hacía adelante - A Lety no le gusta.

Para este día había decidido hacer algo más divertido, más alocado que una simple cena y un parque de diversiones me parece una idea estupenda.

-¿Ella nunca te acompaña? - pregunto intrigado - ¿Nunca salen?

-Si lo hacemos. Hemos ido a comer, beber café, a patinar, museos, cosas así. Lety es delicada, no le gustan ese tipo de aventuras.

-Entiendo - le hago saber - ahora puedes vivirlas conmigo.

-¿Eres aventurero?

-No, pero por ti sería capaz de reconstruir el coliseo.

Ella hace un puchero adorable.

-Cuando fui a Italia no alcancé a conocerlo - me mira - Un día deberíamos ir.

-Por supuesto - eso me da esperanza, pero no tocó el tema.

-¿Estarás bien en Italia? pregunto por esa mujer maliciosa.

-No te preocupes, llegando allá le contaré a mi padre que ya encontré a la mujer de mis sueños.

Ella se sonroja y vuelve su mirada al frente.

~~~

Nos hemos subido a un sin fin de juegos y ahora estamos empapados de cabeza a pies por el juego “tsunami”. Ella ríe divertida y eso es pago suficiente para mi.

Estamos en el puente del juego y viene otra ola que nos dejará mojados nuevamente.

-¿Quieres ser mi novia? - digo mientras el agua nos golpea.

Ella me mira, su pelo está pegado a su rostro, pero para mí sigue viéndose bella.

-Se que es pronto, pero no me imagino con nadie más - tomo sus manos - eres la mujer que siempre quise, tan fuerte y dócil como una ballena - río - animal que por cierto me encanta.

Ella ríe - ¿Por eso me pides esto en medio de una ola?

-¿Mala idea?

-La mejor - viene otra ola - Si, y mil veces si.

El agua nos golpea, pero nada me importa cuando ella ha saltado a mi cuerpo y me besa como si lo hubiera estado añorando.

Yo la beso con la misma intensidad abrazándola por la cintura. Ella es todo lo que necesito en la vida.

~~~

El vuelo ha sido pesado, ella no está frente a mi para poder pasar mi tiempo mirando sus ojos oscuros, sus labios rosados brillantes.

Mi padre me espera abajo del avión. Creo que se viene una conversación.

-Hola nuevo CEO - dice con burla - ¿Preparado?

-Tengo que estarlo - respondo.

-Esa respuesta me basta. Tenemos que hablar.

-Dime - subimos a su auto, él manejando y yo de copiloto.

-Hablé con Ugo - eso me pone alerta - estuvimos hablando que es buena idea que ustedes se unan, Vittoria y tu - termina de decir y es como un vaso de agua fría.

-Papá no puedes hacerme esto - digo en un hilo de voz - menos con ella.

-Alessandro el siguiente año cumplirás treinta, no puedes seguir así.

-Papá, pero debiste decirme, pedirme mi opinión.

-Hubieras aceptado si te lo decía.

-Claro que no - me toco el puente de mi nariz - papá no necesitas preocuparte por eso.

-Por supuesto que debo preocuparme - lo interrumpo.

-Papá tengo novia, no le haré esto.

-¿Qué? - mi padre se queda congelado.

Él orilla el auto y me mira confundido, así que continuó hablando.

-Literal llevo un día - me río.

-¿Quién es? ¿La asistente? - me mira como si ya supiera todo.

-Si, se llama Blanca - le recuerdo.

Él suelta una sonrisa amplia.

-¡Si! - grita y yo no entiendo nada - ¡Sabía que ustedes tenían algo! - él ríe - muy bien hijo - golpea mi hombro.

-Eres el primero en saber - le digo.

-Muy bien, esto hay que celebrarlo - aplaude.

Enciende el auto y seguimos nuestro viaje a la empresa.

-Papá ¿Qué harás con lo de Vittoria? - pregunto.

Un compromiso con uno de los mayores inversionistas no es cualquier cosa.

-Ah eso - mira a diferentes lados nervioso.

-¿Papá? - ¿De que me perdí?



#5429 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 03.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.