Blanca Martínez
Es mi primer día en la agencia más importante de Chile, una de las que tienen más clientes satisfechos. Su eficiencia es reconocida.
¡Y yo trabajo aquí!
Alessandro me dijo miles de veces que lamentaba no estar presente en mi primer día, pero para él también es el primer día. Estamos viviendo algo importante y no estamos ahí para dar aliento. Sólo nos quedan los mensajes.
Se siente extraño estar separados a un día de convertirme en su novia, pero es el riesgo que decidí tomar. Habrán semanas que él estará lejos y tendré que acostumbrarme.
Sonrío como niña cuando recuerdo sus suaves labios sobre los míos, su cuerpo empapado pegado al mío, todo eso hizo que la sensación de escalofrío se multiplicara.
Nunca me había sentido tan completa y me siento una tonta por haberlo postergado tanto. Desde que lo conocí solo pensaba en él, mi atención siempre se iba a él, se había vuelto mi tema favorito, sólo hablaba de él, por eso para nadie había sido una sorpresa.
Sólo para mí.
Por eso siento que estamos corriendo. No me arrepiento de haberle dicho que sí, pero ¿y si todo se sale de control?
Tengo miedo de perderlo, de que llegue el momento en el que él se aburra de mi, de mis torpezas, de mi mal carácter.
¿Qué haré ahí? Ya me acostumbre a sentir a alguien a mi lado, tenerlo presente, escuchar su voz.
Será extraño no verlo todos los días.
Al llegar al lugar de trabajo lo primero que encuentro es un espacio abierto con bastantes computadores, mucho caos, pizarras llenas de apuntes, papeles cortados, impresoras y papeles en el suelo. ¿Qué está pasando?
-¿Tú eres Blanca? - pregunta una mujer de unos 50 años.
-Si, soy yo - respondo confundida por todo el alboroto.
-No te asustes, esto no es normal…al menos no siempre. Pero mañana hay entrega final para una empresa bastante grande del extranjero. Como podrás saber, eso es muy importante. Ven, te haré el recorrido.
Camino detrás de ella con cuidado de no entorpecer el trabajo de nadie.
-Atención equipo - todos la miran y luego a mí - sólo será un segundo. Ella es Blanca Martínez y será parte del equipo.
Recibo varios saludos de parte de mis nuevos compañeros, otros me ignoran y siguen en lo suyo.
-Excelente - me sonríe - ay, olvidé presentarme - saca la lengua haciendo un gesto extraño - soy Elodie, seré tu senior a cargo. Hay tres en total, más la directora creativa.
-Un gusto Elodie - aun estoy algo abrumada por tanto.
-Vamos a mi oficina - la sigo - el segundo piso es completo nuestro, tenemos diferentes oficinas, en la que estábamos recién es la oficina a la que llamamos “Lluvia de ideas” es donde están la mayoría de los diseñadores junior, donde trabajarás a partir del mes siguiente. Los diseñadores recién contratados trabajan directamente con su senior a cargo para aprender como es el flujo de trabajo.
-Entiendo.
-Por lo que tengo entendido antes estuviste trabajando como asistente, ¿no?
-Así es, estuve varios meses - respondo.
-Excelente, entonces sabe trabajar bajo presión - asiento - esto es sencillo. El primer mes vas a familiarizarte con los procesos, herramientas y el flujo de trabajo. Estarás analizando nuestros trabajos permanentes, viendo tendencias y referencias. ¿Bien hasta ahí?
-Si, no hay problemas.
-Harás bocetos y versiones preliminares que pasarán por mi mano primero. Ahora estamos trabajando para una empresa de cosméticos, para una nueva línea de labiales. El proyecto acaba de llegar así que puedes acoplarte, así que necesito que investigues, hagas una propuesta y me la traigas.
-Excelente, ¿En donde trabajaré?
-Trabajarás conmigo en esta oficina, por eso tengo dos computadores - dice sonriendo burlona.
Recién estoy conociendo a esta persona y ya noté que es una persona divertida, un poco juguetona.
-Bien, a trabajar - aplaude - la contraseña es “paulaschereina” con una r solamente.
Yo rio, entiendo la referencia - buena contraseña ¿no?
-Totalmente.
Me siento las siguientes cinco horas trabajando para demostrar que no se equivocaron conmigo. Los labiales serán todos tonos rojos, por lo que me parece divertido que el diseño sea rosado. Es un riesgo, pero hay que atreverse.
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Han pasado los días entre bocetos, correcciones, mucho sudor y sangre. Alessandro volvió hoy a Chile y prometió pasarme a buscar.
-No lo creerán chicas, afuera del edificios hay un hombre alto, guapo con tremendo auto descapotable. Está para comérselo.
-Déjame ver.
Yo me congelo en mi puesto, porque tengo una idea de quién es aquel hombre misterioso.
-¿Blanca no tienes curiosidad? - dice Camila - es hermoso.
-¿El auto es negro? - pregunto con cuidado
-Eh, si - dice Javiera - ¿Cómo sabes?
Me levanto de mi asiento y camino al vidrio con una sonrisa en mi boca.
-Porque ese chico es mi novio - digo con orgullo.
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-Hola colorcito - dice Alessandro apenas lo alcanzo.
-Hola corazón - él sonríe - ¿Por qué llegaste tan temprano? Todas te estaban saboreando con la mirada.
-Así que celosa - dice poniendo sus manos en mi cadera - me gusta. ¿Qué tal tu nuevo trabajo?
-Bien, es mucho más agotador que ser asistente, pero supongo que es por la falta de costumbre.
-Es probable - me da varios besos en mis labios- te tengo una sorpresa.
-¿Una sorpresa? - pregunto sonriendo con la mirada.
-Si, te gustará, vamos.
Él me abre la puerta del auto para que pueda entrar y después rodea el auto para subir él.
-¿Cómo estuvo tu viaje? ¿Todo bien en la empresa?
Él suspira - mucho trabajo - me mira de reojo - mi papá me está sacando el jugo, como se dice, no paró de darme trabajo y darme información. Es una clase intensiva.