Bianco

Capítulo 46: Mafiosos

Alessandro Bianco

Llegó noviembre y llegó con una idea nueva.

¿Me dirá que sí?

Me arreglo lo mejor que puedo, un traje gris, una camisa blanca, zapatos y corbata negra. Listo para nuestra cita.

El viaje a su casa es lento, es Sábado, por lo que no debería haber tantas personas conduciendo, pero los hay y eso hace que mis nervios crezcan.

Al llegar toco su timbre y por la puerta veo a la persona que me enloquece portando un vestido rojo pegado al cuerpo. Me quedo sin aliento. El vestido tiene algunos brillos repartidos por él.

-Me encantas - le digo en susurro - eres mi perdición.

Ella se sonroja.

-Pensé que usarías negro - hace un tierno puchero.

-¿Por qué? - no puedo dejar de verla.

–Quería que pareciéramos de la mafia - dice sin más.

Yo río por sus ocurrencias.

-¿Pero me veo mal?

-Imposible, eres un deleite a la vista.

-Muchas gracias señorita - beso sus nudillos - ahora vamos.

Le ayudo a entrar al asiento del copiloto antes de que yo tome mi lugar. Conduzco con calma sintiendo el aire mover mi cabello, relajado.

Ignorando el par de llaves con un llavero con forma de lápiz que tengo guardada en mi chaqueta.

Lo pensé, lo decidí y lo lleve a cabo. Sólo necesito su respuesta afirmativa.

Ya despejé espacio en el baño y en mi closet para sus cosas. Sólo necesito su respuesta afirmativa.

Ya le conté a mi hermana. Sólo necesito su respuesta afirmativa.

¿Me habré adelantado mucho?

Llegamos al lugar de comida Italiana que tiene una hermosa terraza privada, el lugar perfecto para mi invitación.

Ella mira todo con esos ojos negros que me encantan. Ella destaca con ese vestido, es la reina del lugar.

Nos guían por el restaurante hasta llegar al segundo piso a una de las terrazas. Una mesa con mantel blanco junto a dos sitiales con aspecto antiguo. Había varias velas falsas por el lugar dándole un aspecto romántico, perfecto para lo que quiero.

-¿Te gusta?

-¿Qué si me gusta? Me encanta - toma mi mano - No se si merezca tanto.

-Esto y más - respondo - Sentémonos.

La comida llega rápido, así que tenemos poco tiempo para hablar antes. La comida es una delicia, pero no puedo disfrutarla, los nervios me superan.

Así cuando llega el postre coloco las llaves sobre la mesa y continuo comiendo como si nada hubiera pasado.

-¿Qué es esto? - ella está confundida.

-Ah, eso - digo quitándole importancia - son las llaves de nuestro departamento.

Ella deja la cuchara a medio camino.

-¿Qué?

-Come eso primero - trato de esconder mi sonrisa.

-No - ella baja su cuchara - aclárame esto por favor, sino me dará algo.

-Vive conmigo - suplico - de preferencia hoy mismo - sonrío para contagiar mi alegría, pero ella sigue en shock -¿Amore?

-¿Lo dices en serio? - sus ojos se volvieron acuosos.

-Muy en serio.

Dime que si, por favor.

-¿Por qué? No llevamos tanto - habla suave.

-No necesito que pasen 10 años para saber que quiero estar contigo por el resto de mi vida y vivir juntos es un paso para este sueño.

Ella asiente varias veces - Pero quiero una boda, ¿escuchaste?

-Nunca lo pasé por alto.

Y es que una boda es lo que imaginé desde el primer momento. Ella, caminando al altar con un vestido blanco con una enorme cola. Es todo lo que quiero…

~~~

Blanca guarda todo en cajas mientras su madre me da un sermón de los mil dioses, no parece tan feliz como su padre que escucha todo desde el sillón individual.

-No quiero que mi hija viva toda su vida de esta manera jovencito - me apunta con su dedo - quiero un anillo en su mano lo más pronto posible.

-No se preocupe - le aseguro - incluso ya se como hacerlo - le susurro.

-No ves mujer, no tiene de qué preocuparte - el padre sonríe complacido - te dije que se quedaría con él.

-¿Usted pensaba que estaría conmigo? - lo miro incrédulo.

-Por supuesto, si mi hija lo único que hacía era hablar de usted - confiesa - parecía disco rayado.

-Vaya - digo sorprendido.

-¡Alessandro! Ayúdame - grita desde el segundo piso.

-Permiso - me excuso.

Cuando entro a su habitación veo que tiene demasiadas cajas. Tendremos que pedir un camión de mudanza para todo esto.

-¿No crees que tienes demasiadas cosas?

-Si, bueno, ¿me ayudas?

-¿A que? - pregunto.

-¿Como que a que? A guardar las cosas en el auto.

-Imposible - niego - pediré un camión de mudanza.

-Alessandro cómo vas a pedir un camión para esto - me mira como si yo estuviera loco.

-Querida, si no mal me equivoco aquí hay más de 20 cajas y aún hay cosas sueltas por la pieza. ¿Cómo piensas guardar eso en mi camioneta?

-Eh, ¿dándonos muchas vueltas? - duda - ¿Alessandro cómo vas a pedir un camión para esto? No gastes dinero en tonterías.

Así que era eso.

-La mia vita - le tomo su rostro con suavidad - no te preocupes por ese detalle.

~~~

En mi departamento pareciera que un tornado acaba de pasar. Miles de cajas, mucha ropa por los sillones, accesorios en la mesa de centro, tazas de colores en la cocina. Productos femeninos en el baño.

Demasiado desorden, pero a pesar de todo eso, no puedo dejar de sonreír.

-¿Quieres que prepare algo?

-Claro - dice mirando por donde partir - Hazme tu mayor obra maestra.

Yo sonrío de lado - Tonto.

-Te haré pasta - le aviso.

-Obviamente - ella ríe por alguna parte de nuestro departamento.

Esta es la mejor decisión que he tomado.



#712 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 03.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.