Blanca Martínez
El vuelo sale en una hora.
Esto es una locura.
No debí hacerlo, pero recuerdo lo infeliz que estaba siendo.
Alessandro cuando se enteró que había renunciado a mi trabajo, que había estado viviendo en un estrés constante, me contuvo, me dio palabras de aliento.
“Ya encontrarás tu lugar”. Es lo que había dicho.
Por eso ahora nos encontramos en el aeropuerto para vivir un momento para descansar. Yo lo necesito.
No sirvo para el diseño o tal vez comencé en una etapa difícil desde el principio, elegí una agencia con un nivel de exigencia mayor a lo que estaba preparada.
-Ya no pienses en eso, no todos encuentran su lugar a la primera, sigue buscando, sigue aprendiendo - me acaricia la pierna - sabes que el dinero no es importante. Así que no te preocupes mientras sigues buscando y si quieres puedes trabajar conmigo - me besa la frente.
-Eso sería lindo, pero no quiero que mis estudios hayan sido en vano, verme como una fracasada. ¿Y si nunca encuentro un trabajo de diseño en donde me sienta cómoda?
-Entonces estudias otra cosa, yo no tengo problema en pagar - me mira y veo sinceridad. Él lo haría.
Pero no puedo hacer eso, ya es suficiente depender de él hasta encontrar un trabajo.
La voz por el parlante nos avisa que debemos abordar el avión. Esta vez elegimos viajar en vuelo comercial, pero Alessandro insistió en que debía ser en primera clase y la verdad, no me quejé.
Mis padres no ganan poco dinero, tienen el poder adquisitivo para permitirse muchas cosas, pero ellos siempre prefieren lo más sencillo, lo menos pomposo y agradezco esa enseñanza.
-¿Estás ansiosa?
-Ahora que subí al avión, si - respondo - nunca he ido a Verona.
-Te encantará, ya verás.
Alessandro me ayuda a ponerme el cinturón, aún cuando no era necesario y son esas cosas que me derriten el corazón. Siempre atento a mi, a lo que necesito.
Durante el vuelo conversamos desde los temas más triviales hasta los más profundos. Eso amo de nuestra relación, que no se basa solo en lo carnal, las conversaciones nos permiten conocernos más profundamente. Y no creo poder tener esto con nadie más y aunque a veces seguimos peleando, ahora esas pequeñas discusiones son por conveniencia. Cosas sobre la comida, el aseo y cosas que suceden al poder vivir juntos. Pero a pesar de eso seguiría tomando la misma decisión.
Al llegar a Italia, específicamente a Venecia, pasamos a comer algo antes de tomar un tren que nos llevaría a Verona. Todo muy romántico.
El tren era precioso, un negro brillante, muy moderno para lo que esperaba, pero no me quejaba, seguía siendo una experiencia mágica.
-¿Has leído Romeo y Julieta? - pregunta mi chico de ojos miel.
-Si, pero lo leí cuando era pequeña - respondo - ¿Por qué?
-Porque vamos a su ciudad - está ilusionado - nunca he ido, pero creo que será el lugar perfecto para nosotros.
-Nuestras familias no son enemigas Aless - río.
-No, pero existía el conflicto y eso es suficiente para que este viaje tenga sentido - yo apoyo mi cabeza en su hombro y él acaricia mi cabeza.
-Eres muy gracioso - río un poco.
Él ríe.
El viaje continúa hasta llegar a una ciudad sacada de un cuento de romance antiguo. Casas de construcciones antiguas, puentes sobre ríos, edificios altos de ladrillo viejo. Todo es tan antiguo que realmente me transporta al libro de aquellos amantes.
Alessandro eligió un hotel de estilo antiguo de cuatro pisos. Nuestra habitación es amplia con una cama grande en el centro de ella, sobre la cama unas toallas y unos bombones; la ventana con balcón da directo a una plaza con personas paseando a sus perros o simplemente caminando.
-¿Te gusta?
-Me encanta - lo miro - es tan romántico, tan mágico.
-Me alegro piccolo colore - se acerca como si fuera una fiera y yo su presa -porqué pasaremos mucho tiempo aquí.
-¿Ah si?
-Si - me corre el cabello para atrás - pero también conoceremos el lugar.
-Eso me gusta.
-Tenemos que conocer la casa de Julieta.
-Ay Romeo - toco su mejilla con dulzura - ¿Por qué eres tan perfecto?
-¿Por llevarte a la casa de Julieta? - pregunta.
-Por hacer todo esto, por mi, eres todo lo que desea una mujer y no es el dinero, es el deseo de hacer algo lindo por mi.
-Me alegro que no sea el dinero - camina a la cama y toma uno de los bombones, lo abre y me lo entrega.
Hace mucho tiempo que no pruebo un dulce tan delicioso y no se si es por el lugar, pero sabe a gloria.
Pasamos las siguientes horas en la habitación antes de dormir unos minutos previos a salir a recorrer el primer lugar.
Buscamos información y el anfiteatro de esta ciudad está exponiendo un concierto de música clásica, así que nos vestimos para la ocasión. Un vestido negro corto junto a unas botas del mismo color, más un abrigo burdeo. Alessandro decidió vestirse con un traje con la camisa con los primeros botones desabrochados más un abrigo negro. ¿Ese es mi novio? Obviamente soy afortunada de tener a alguien tan atractivo como pareja.
El sonido es majestuoso, el sonido en el espacio abierto suena más fuerte, más imponente.
-Me encantó, es toda una experiencia - digo sonriendo tanto que duele.
-A mi también - me roba un beso mientras toma mi cintura en tanto todas las personas pasan a nuestro alrededor - mañana iremos a la casa de Julieta y te subirás al balcón y yo te miraré desde abajo anhelándote.
-Me parece una idea excelente.
~~~
El lugar es precioso, no hay tantas personas por ser invierno, pero aún así hay una cantidad considerable de turistas y uno que otro nacional.
-Hermosa - me llama la atención - quiero hablar contigo.
Mi corazón se estruja, ¿Qué será?
-¿Sobre qué?
-En unos meses voy a asumir la presidencia de toda la empresa y tendré que mudarme a Roma - quiero llorar - quiero que te vengas conmigo - ¿Ah? - Se que es una idea loca, pero no puedo alejarme de ti más de dos segundos, ¿Cómo piensas que vida en una relación a distancia? Y no pienso acabar con esto - lo dice firme - Puedes encontrar trabajo en este país, sólo necesitarás aprender el idioma, pero se que lo lograrás. Por favor, al menos piénsalo.