Alessandro Bianco
Me dijo que me amaba, ella lo dijo.
Aún recuerdo cuando teníamos peleas diarias, peleas basadas en estupideces. Peleas donde ella me lastimó, donde yo la lastimé; cuando creía que todas eran arpías.
Que equivocado estaba.
Luego de que volviéramos a Chile comenzamos todos los trámites necesarios, fue agotador, pero fue más fácil con su ayuda. Ella hizo la mayoría de los trámites.
En la empresa dejé a Roxana a cargo, era lo más conveniente. Y en su lugar ella buscó a alguien externo a la empresa, alguien con experiencia. Y yo confíe en su decisión.
Blanca estuvo muy nostálgica estos días. Iba a extrañar a su gente, la entendía. Estos días pasamos más tiempo separados. Ella estaba más con su familia y amiga.
Y yo salí varias veces con Lorenzo.
-No puedo creer que te vayas - me dice - estaba acostumbrado a tu presencia. Tendré que buscar un nuevo amigo y no me gusta la idea.
-Siempre podrías mudarte a Italia, hay más campo para los modelos.
-Lo pensaré - coloca una mano bajo su mentón - ¿Las italianas como son?
-No puede ser - me golpeo la frente - ¿Podrías pensar en algún momento con la cabeza de arriba - me rio.
-No - también se ríe - imposible.
-Eres incorregible.
Él ríe y sube los hombros - Pero cambiando el tema un poco. Me alegro por ti, después de mucho estás con una mujer que te ama y te trata bien, ahora - él ríe - ¿Le piensas pedir matrimonio?
Esa es una idea que ha estado en mi cabeza un buen tiempo. Ser su esposo, estar unidos bajo la ley de Dios es todo lo que quiero.
-Si, pero aún no es él momento.
Blanca Martínez
-No puedo creer que te vayas a Italia y me dejes atrás - dice Lety - pero me alegro.
-Yo tampoco lo creo, en unas semanas estaré viviendo en un país hermoso con el amor de mi vida.
-Yo sabía que ustedes terminaron juntos. Tantas peleas. Había mucha tensión - asegura.
-Yo no podía notar eso.
-Por supuesto, estaba segada. Solo pensabas en el daño previo - ella me mira mientras toma un poco de su café.
Nos encontramos en una cafetería conversando todo lo que puedo. No tenerla va a ser duro, al menos tendré a la hermana de Alessandro para pasar el rato.
Este mes que pasó he estado estudiando el idioma con diligencia. Aprendiendo palabras nuevas, practicando con Aless todos los días. Podría decirse que estoy lista para vivir allá, no manejo al 100% el idioma, ni de lejos, pero puedo sobrevivir.
Pasamos toda la tarde conversando y recordando viejos momentos. Cuando estudiábamos y pasamos horas trabajando, hasta la madrugada.
-Tienes que enviarme ropa desde allá, vestidos especialmente - me dice.
-No se si enviar, pero traeré cosas cuando venga de vacaciones.
-Eso está bien.
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Guardamos las últimas cosas en las maletas. Tuvimos que vender muchas cosas, no podía llevar todo lo que tenía. A pesar de ir en avión privado no podíamos llevar tantas cosas. 12 maletas no eran suficientes para poder llevar lo mío y lo de mi novio.
Y de todos modos no llevamos doce maletas. Aless me dijo que no tenía que preocuparme, que allá me compraría todo nuevo, así que llevo lo más importante, cosas que no quiero dejar atrás.
-¿Vas a llevar algo más, amor mío? - pregunta mi bello novio.
-No, todo está aquí - dije mirando algunas cosas que estaban en la cama - lo demás se lo llevaré a mis padres.
Mis padres tuvieron sentimientos encontrados con respecto a mi decisión. Mi padre lloró mucho, en cambio mi madre se enojó conmigo al principio, creyó que era muy pronto. Y se que hubiera preferido que me fuera casada de aquí, pero eso no lo más importante.
Pero se que en algún momento lo haremos, no veo don Tomasso dejando que Bianco viva en “pecado”.
Pero no se que opina Aless sobre eso, su posición sobre el matrimonio, pero no quiero pensar en eso mientras.
Alessandro Bianco
Blanca está abrazada a su madre con lágrimas en los ojos. Entiendo la sensación de alejarte de tus seres queridos, lo sentí hace cuatro años. Y ahora volvía cuatro años después a vivir. Eso llena mi corazón.
Amo a mi familia, pero las oportunidades se dan una vez en la vida y yo quería vivir esta experiencia, ahora es la hora de volver y qué mejor que hacerlo de la mano de quien será mi señora. Aún queda tiempo, pero espero poder pedir su mano después de mi presentación a la prensa y a los empleados.
No se que opinará Blanca, pero me gustaría que ella estuviera ahí a mi lado, como debe ser.
-Espero que la cuides como si fuera el mayor de los tesoros - dice su madre.
-Eso haré.
Blanca estaba sonriendo viendo mi decisión.
No pensaba fallarle, haría todo lo que está a mi alcance para hacerla feliz.
Después de la despedida nos dirigimos al avión y emprendimos vuelo a mi bella Roma.
-Tengo miedo - dice mi bella chica - ¿Y si no me puedo adaptar? ¿Y si no encuentro trabajo? El idioma aún me cuesta.
-Lo lograrás - la abrazo - y yo siempre estaré ahí, siendo tu pilar en la
tormenta.
Ella asiente - debería dormir - le acarició el cabello - el viaje es largo.
-Tu siempre sabes que decirme - me da un tierno beso en los labios - duerme conmigo.
-Está bien - la tomó en brazo y la abrazo en silencio, pero diciendo tanto.