Blanca Martínez
Pasó un mes desde que Alessandro se convirtió en CEO oficialmente y ha tenido mucho trabajo. Hemos comenzado una rutina en donde yo lo espero con la cena y un masaje.
Me he convertido en una dueña de casa y aunque no está mal, quiero trabajar.
He recibido varias negativas de parte de agencias, pero aún tengo fe en el museo. Aunque más que fe es ilusión, me gustaría.
En la descripción de trabajo mencionaba que buscaban a quien se hiciera cargo de las redes sociales, pero también del diseño de exposiciones, aparte de crear algunas piezas de diseño como carteles, folletos, catálogos y señaléticas.
Espero que pueda quedar.
Hoy mientras esperaba alguna llamada me atreví y salí a tomar café sola al centro de Roma. Ya manejo mejor el idioma así que me siento cómoda, me puedo defender.
Al llegar me encuentro a Alessandro en casa, más temprano.
-Hola amore - me besa - ¿Saliste?
-Si - lo abrazo - quería despejarme un poco, me hacía falta.
-Entiendo.
-¿Qué haces aquí a esta hora? - le pregunto - No me quejo, pero…
-¿La verdad? -asiento - te extrañaba. Este último mes te he dejado sola mucho tiempo, él país es nuevo, entendería si ya quisieras volver - dice acariciando mi mejilla.
-No negaré que me he sentido sola, pero no me arrepiento de mi decisión. Solo necesito tener un trabajo y amigas, aparte de Ceci.
Él sonríe.
-Te agrada - afirma.
-Así es - mi celular suena - Ciao? (¿Hola?)
-Buongiorno, sto parlando con la signorina Blanca Martínez? (Hola, ¿Hablo con la señorita Blanca Martínez?) - dice una mujer al otro lado de la línea.
-Sì, con lei (Si, con ella) - Alessandro me mira pidiéndome una explicación.
-Vi parliamo del Museo Nazionale Romano in merito alla candidatura per una posizione di graphic designer. (Te hablamos del Museo Nacional Romano por la postulación para el trabajo de diseñadora gráfica) - golpeo el pecho de mi novio tratando de calmar mi felicidad - Hai tempo per un colloquio domani alle 9:00? (¿Tienes tiempo para una entrevista mañana a las 9:00 AM?)
-Sì, certo, ho tempo (Si, claro, tengo tiempo) - sonrío amplio.
-Ottimo, allora ci vediamo domani, signorina (Excelente, entonces nos vemos mañana señorita) - dice la mujer al otro lado.
-Ci vediamo, grazie mille (Nos vemos, muchas gracias) - cuelgo - ¡Tengo una entrevista! - grito.
Alessandro me abraza y me besa - Felicitaciones amore mio, ese trabajo será tuyo.
-Eso espero - chillo - ¡Ay! Estoy tan feliz.
-Te preparé algo rico para celebrar.
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El día siguiente llega y mis nervios crecen. Me desperté más temprano que de costumbre, me bañé y me puse un conjunto negro y en mi cabeza un cintillo de colores que solían usar en las pinturas antiguas. Tengo que estar a tono.
-¿Nerviosa?
-Más que nerviosa, ansiosa. Espero poder quedar en el trabajo - tomo mi café junto a un pedazo de pan.
-Lo harás bien, eres buena en lo que haces. He visto tus trabajos y son hermosos.
-No todo tiene que ser bello, sino funcional y en lo que es museografía eso es lo esencial.
-Si no quedas siempre puedes ser mi asistente - dice para tranquilizarme. Lleva un mes y aún no encuentra a nadie, ya que insiste que tiene que ser hombre.
-Sabes que es agradable ese trabajo, pero no me daré por vencida con el diseño.
-Eso me gusta escuchar. Vamos yo te llevo - dice tomando sus llaves.
El camino al museo es tranquilo, escuchamos una que otra canción y conversamos entre tanto. Ahora Alessandro tiene una camioneta grande polarizada. La noticia del nuevo CEO salió en todas las noticias y de un momento a otro se volvió el hombre más cotizado de Italia, que pena que ya esté ocupado.
-Buena suerte - dice cuando llegamos - me avisas cualquier cosa.
-Muchas gracias, eso haré - le doy un beso corto y bajo de la camioneta.
La entrada para los funcionarios es por la puerta principal, así que mientras llega la hora de la entrevista miro el lugar. Muchas estatuas romanas están ubicadas estratégicamente en el lugar.
-Son hermosas, ¿No? - pregunta una mujer mayor, tiene el cabello blanco y sobre su nariz unos lentes de media luna.
-Así es, son muy hermosas - respondo mirando una de una mujer.
-¿Tú eres Blanca Martínez, verdad? - pregunta - lo sé por tu foto.
-Sí, soy yo - confirmo.
-Un gusto, yo te llame ayer, soy Octavia - estira su mano y yo la estrecho.
-El gusto es mío.
-¿Vamos a mi oficina? - asiento - Bueno, cuéntame de ti un poco. ¿Qué te trajo a Italia?
-Mi novio, él es italiano, lo conocí en Chile y él por trabajo tenía que volver, así que me pidió venir con él.
-Una historia de amor, me encanta. ¿En que has trabajado con anterioridad?
-He trabajado como asistente en Bianco Company y en la agencia Asu.
-La conozco, es una de las agencias más famosas del mundo, lo vi en tu currículum, pero duraste poco en él, ¿Eso fue por el viaje?
-Si - miento. No me darán el trabajo si digo que no pude tolerar el estrés.
-Entiendo - dice mientras caminamos - Nosotros buscamos una persona permanente, ¿Ustedes piensan quedarse en Italia?
-Así es, por el trabajo de mi pareja es difícil que nos mudemos.
-Okey - se sienta en su escritorio y con su mano me invita a sentarme - te diré muchacha que nos arriesgamos y sólo te llamamos a ti a la entrevista. Revisamos tu portafolio y vimos que para tu proyecto de título hiciste un trabajo de museografía - yo asiento - es por eso que te seleccionamos. Y tus demás trabajos tienen una línea parecida a la que necesitamos.
-Entiendo.
-¿Te gustaría empezar mañana?
-¿Mañana? ¿El trabajo es mío? - ella asiente - Oh, muchas gracias, si, estaré aquí mañana.
-Bien, te daré toda la información.
Luego de las indicaciones y formalidades salgo de su oficina y por el rabillo del ojo distingo a Alessandro, ¿Qué hace aquí?