Bianco

Epílogo

Alessandro Bianco

Han pasado cuatro años, cuatro años desde que me convertí en el hombre más afortunado del mundo.

Después de aquel hermoso beso, nos dirigimos con nuestros invitados al lugar de la fiesta, donde comimos, bailamos y recordamos viejos tiempos, donde éramos perros y gatos.

Ahora lo que menos hacemos es discutir, entendimos nuestras diferencias y aprendimos a lidiar con las situaciones difíciles.

La noticia de que me había casado había avanzado como pólvora y por extraño que me siga pareciendo, eso elevó las acciones. “Tendremos heredero” decía la prensa.

No hubo mentira en esa expresión, bueno, no del todo, ya que Blanca al año después dió a luz una niña sana. Fiorella, la niña más hermosa que mis ojos hayan visto, su belleza se equipara a un ángel, pero su apariencia no se correlaciona con su personalidad.

Ella es revoltosa, muy inteligente, pero usa su ingenio para el mal, para gastar bromas. Solo tres años de pura maldad.

-Fiorella, ¿Qué te he dicho con respecto a molestar a tu padre? - la reprende Blanca - eso está mal.

-Es divertido - se ríe, mi hija se ríe de mi sufrimiento.

-¿Es divertido llenarme de harina el traje recién puesto?

-Si - se sigue riendo - gracioso.

Yo sonrío, porque no puedo pasar mucho tiempo enojado con ella. Corrección, no me puedo enojar.

-Me iré a cambiar rápido y nos vamos.

-Claro - dice mi esposa antes de darme un beso en la mejilla.

Blanca, mi bella esposa, cada día que pasa está más hermosa.

Cuando ella se enteró de su embarazo preparó una sorpresa para mí. Un cuadro con tres cuerpos, uno pequeño y dos grandes abrazados en un arte abstracto. Tengo que admitir que me costó entender lo que me quería decir, así que Blanca tuvo que decir las palabras mágicas “Estoy embarazada”. Actualmente ese cuadro cuelga en mi oficina.

-Ya estoy listo - tomo en brazo a Fiorella cuando llego hacia ellas - ¿Vamos principessa?

-Si - Fiorella va al jardín de infantes, cosa que le agrada, pero suelen llamarnos seguido por los profesores para hablarnos de su comportamiento - vamos.

-Ya tengo su mochila, así que vamos.

Todas las mañana salimos los tres de la casa, dejamos a Fiorella en su jardín, dejo a Blanca en el museo y termino el recorrido en mi oficina.

El trabajo últimamente se ha relajado, las cosas se han adaptado después de abrir una nueva sucursal, esta vez en Suiza. Blanca quería matarme por pasar más tiempo en la oficina que en la casa con una niña pequeña. Fue un tiempo duro, pero logramos salir adelante.

-¿Hoy es la entrevista? - le pregunto a Blanca mientras vamos en el auto.

-Si, es una chica italiana que acaba de salir de la universidad - Blanca hace un mes se convirtió en la jefa del área de Marketing y Diseño del museo. Después de mucho esfuerzo lo logró, después de todas sus dudas existenciales, después de noches de llantos. No puedo estar más que orgulloso - su currículum es bueno, hizo muchas cosas durante su época universitaria y su portafolio es brillante, tiene mucho futuro.

-Espero que salga todo bien - digo dando vuelta el manubrio.

-Si, también yo. No puedo seguir haciendo todo sola, necesitamos pasar más tiempo con Fiorella, no puedo seguir trabajando fuera de horario.

-Hablando de eso, estaba pensando en hacer un viaje a Chile, el siguiente mes, ¿Qué dices? Hace tiempo no ves a tus padres.

-¿Qué qué digo? Qué si obviamente, pero primero tengo que dejar todo bien en el museo, no puedo llegar y dejar sola a la persona nueva.

-No hay problema, tu me dices cuando.

Llegamos al jardín y Fiorella comienza a gritar - ¡No quiero! ¡Quiero vacaciones! - No debí abrir mi boca.

Blanca me lanza una mirada asesina.

-Hija, iremos, pero en un tiempo más, ¿Si? Hay que preparar bien las cosas.

-¡Pero! - me mira -¡Papá!

-¿Cuando tu haces bromas las planificas? - ella asiente - Bueno, los viajes también, ¿Puedes esperar a que tus padres planifiquen el viaje? - ella asiente de nuevo - esa es mi niña. Ahora abajo.

-Esta vez pórtate bien Fiorella, no estoy bromeando.

Ella hace una mueca, pero asiente, aunque sabemos que no cumplirá su palabra.

Después de dejar a nuestra hija en su jardín, conduzco hasta el museo para dejar a mi hermosa esposa.

-Perdón por eso - le hago saber - no pensé antes de hablar.

-No te preocupes, de todas formas lo resolviste.

-Estaba pensando y deberíamos tener una cita, hace tiempo no tenemos una. Hoy en la tarde, ¿Qué te parece?

Ella sonríe, lo hace tan bonito.

-¿En serio? - pregunta.

-Si, le pedimos a mis papás que la cuiden una noche y vamos por ahí a celebrar nuestro amor.

-No estamos de aniversario - me recuerda.

-No necesito eso para demostrar cuánto te amo - la miro unos segundos - ¿Qué dices?

-Me gusta la idea.

~~~

-No se preocupe por mi nieta - dice mi madre tan inocente - le daré un par de galletas y estará contenta.

-Y más inquieta - se ríe Blanca - pero se lo permito. Que regalonee.

-Ya váyanse. Disfruten de su amor.

-ciao mamma, ciao papà - dice Fiorella moviendo su manito.

-¿Nos vamos bella dama? - digo mirando a tremenda mujer.

-Nos vamos - nos despedimos de las dos mujeres y nos subimos al auto para ir a “La Pergola”. Un famoso restaurante, conocido por sus tres estrellas Michelin. No fue lo que me hizo decidir por este lugar, sino el violinista que toca todos los días dándole un toque romántico a cualquier cita.

Blanca va envuelta en un vestido negro con una abertura en la pierna que me tiene loco, lleva como siempre el collar que le di en la propuesta de matrimonio. A pesar de haberle dado otros collares, no suelta ese y es un sentimiento extraño. Me gustaría que usara los otros, pero que atesore tanto ese…me emociona.



#4848 en Otros

En el texto hay: romance, italianos, asistentes

Editado: 03.08.2025

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