Big Blue Eyes

Capítulo 3

Big Blue Eyes

-Ya llegué- dijo Mike mientras lanzaba su abrigo de invierno hacia el sofá
-Si, lo que sea- dijo su madre mientras "despertaba" de lo que casi era un coma etílico
-Fuiste a buscar a Nick, ¿verdad?- preguntó Mike algo fastidiado
-¿Qué? ¿Qué hora es?- contestó Margaret mientras intentaba incorporarse y se tambaleaba en el proceso

Mike reprimió una aparente mirada de ira y dijo:
-¡Ya, ya. Voy yo a buscarlo!- mientras tomaba nuevamente su abrigo del sofá
-Gracias amor, ¿puedes pasar por la tienda y comprarme una cajetilla de cigarrillos?. Y si puedes también tráeme una botella de whisky o algo... Aunque no creo que te la den, eres menor- dijo Margaret mientras se recostaba en el sofá que ya casi tenía marcada la silueta de su cuerpo
-No soy menor mamá. Tengo 19, cumplo 20 en unos meses- dijo el ya acostumbrado a tales situaciones Mike
-Ah, entonces tráeme una botella de algo, ya sabes; lo que mamá toma de vez en cuando- contestó Margaret mientras posaba su mirada semi-perdida en el televisor
-No te pienso comprar nada, si quieres puedo comprar algo para la cena. Pero necesito que me des el dinero, ya no pueden fiarnos nada más- explicó Mike apenas reprimiendo su ira
-Sabes que no tenemos dinero, haz algo. Tu padre era bueno en eso de "comprar" cosas sin dinero, debiste aprender algo de él- dijo Margaret casi quedándose dormida

Mike optó por el silencio, no era bueno discutir con alguien como su madre y menos si esta se encontraba en tal estado de ebriedad; así que salió de su casa y se encaminó hasta el local de estudios que quedaba a poco más de un kilómetro de su casa.
Decidió tomar un atajo por el barrio de Ramsy Street, uno de los más lujosos de la ciudad, solo superado por dos más: el Grizzly Residence y la hermosa Bigg Pearl. En el camino se cruzó con un grupo de chicas que más o menos tenían su edad; debido a que Mike aún llevaba su uniforme de escuela pública las chicas rieron intentando que no las escuchara; susurraban cosas, hasta que escuchó que una de ellas les pedía que no se burlaran. En ese momento alzó la vista para mirar al grupo de chicas y una lo estaba viendo fijamente, era un chica alta de ojos verdes oscuros, no tan alta como Mike quien parecía un basquetbolista, pero era considerablemente alta para ser una chica; completamente rubia hasta un tono casi obsceno. "Teñida de seguro" pensó Mike cuando inmediatamente se disculpó en su mente por haber dicho eso de quién lo había "ayudado".
No notó el tiempo que había pasado mirando a la joven hasta que una de sus amigas dijo:
-Alex, creo que se enamoró de ti- seguido de un estallido de risas burlonas
La tal Alex no apartaba la mirada, Mike no sabía si era una mirada juguetona o una mirada de simple curiosidad. Pero decidió olvidar todo y seguir caminando con la cabeza baja por todo lo que quedaba de esa zona. Solo cuando volvió a estar en un barrio familiar para él fue que se atrevió a empezar a correr; Nick era un chico listo, y ya tenía edad suficiente como para transportarse por sus propios medios, pero Mike se negaba a dejarlo solo en medio de la ciudad, que si más bien era pequeña, era también peligrosa en los barrios por los que ellos vivían.

Cuando llegó al colegio en el que Nick estudiaba preguntó por él a los profesores que se encontraban en la entrada, ellos le dijeron que se encontraba en dirección, ayudando al director a acomodar unos libros.
Mike caminó hasta la dirección y vio a su hermano sonriente mientras un anciano de mirada tranquila y amable le iba pasando unos libros; él también sonrió y se les acercó. El anciano reconoció a Mike de otras veces que había ido a buscar a su hermano y le dijo:
-Parece que vinieron a buscarte pequeño-
Nick miró a Mike y dijo:
-Que bueno que hayas llegado Mike, pensé que tendría que irme solo-
-Pues hoy no será así- contestó Mike con su sonrisa serena heredada de su padre, esa que su madre odiaba tanto pues le recordaba a Daniel
-Puedes irte pequeño- dijo el anciano mientras acomodaba los libros en su escritorio con cierta dificultad
-Bueno, no tenemos apuro, si quiere podemos ayudarlo. Será más rápido, además soy más fuerte que el debilucho de mi hermano- esto último lo dijo sacudiendo el cabello de su hermano menor, quien contestó con una mirada retadora mientras se quitaba de un manotazo juguetón la mano de su hermano
-¿A si?- dijo mientras tomaba cinco libros y los colocaba en la estantería
-Así es- dijo Mike mientras tomaba siete libros y hacía lo mismo que su hermano

Terminaron a los veinte minutos, estaban completamente exhaustos pero sonrientes, se habían divertido a pesar de todo. El anciano les agradeció la ayuda y de recompensa les ofreció una paga, paga que Mike aceptó luego de rehusarse una vez por cortesía. Ya tenía dinero suficiente para comprar la cena, o al menos para que Nick pudiera cenar.
Se dirigieron al mercado que quedaba a unas cuadras del colegio de Nick y compraron una pizza congelada, de esas que puedes comer tras dejarla unos minutos en el microondas. Nick quiso que compraran su favorita:
-Compremos esta, es mi favorita- dijo mientras directamente la tomaba sin preguntarle a su hermano
-De acuerdo... Espera, ¿de qué es esa pizza?- dijo Mike mientras se paraba en seco
-¿Esta?... Bueno, de... de piña- dijo Nick tremendamente nervioso
-¿De piña? ¿Esa porquería existe?- preguntó Mike mientras se acercaba a su hermano con una sonrisa burlona
-Oye, claro que existe, las personas inteligentes la prefieren- explicó Nick casi ofendido
-Personas dementes más bien. Devuelve esa cosa, no quiero tener vomito por comer "pizza con piña"-

Nick devolvió la pizza de mala gana y dijo:
-Eres un aburrido, ¿qué vas a comprar, pizza con mozzarella? Sabes que sola no me gusta-
-Mozzarella y tocino- dijo Mike mientras tomaba una del congelador
-Está bien, pero la próxima compramos de piña- contestó Nick intentando convencer a su hermano
-Jajajajajaja, NO.- expresó Mike mientras se acercaban a la caja




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