Big Blue Eyes

Capitulo 13

                                                                    Big Blue Eyes

Mike despertó, era sábado y había dormido hasta tarde como pocas veces se había permitido. Se levantó, tendió su cama con sábanas limpias luego de casi tres meses de haber usado las otras y se sintió como si hubiera dormido en una nube; cambió su pijama por unas prendas más acordes al invierno y salió de su cuarto. Margaret y Nick estaban arreglando unas pocas cosas que habían ido a comprar, Margaret vio a su hijo mayor y dijo:
-Mikey, al fin despiertas dormilón. Vamos, come algo. Te dejé el almuerzo en el horno- con una sonrisa condescendiente como siempre desde las últimas dos semanas
-Mike, que asco, tienes baba seca en la cara jajaja- se burló Nick al verlo
-¿En qué parte?- dijo Mike pasándose las manos por toda la cara caminando al baño para mirarse en el espejo
-Aquí- dijo Margaret quitándole la baba seca con su mano
-Que horror- exclamó Nick al ver lo que su madre había hecho
-No seas exagerado Nicky, soy su madre, no es asqueroso para mí- dijo Margaret mirando de reojo a Nick
-Pero si es incómodo para mí...- dijo Mike metiéndose nuevamente en la conversación
-Quédate quieto y pasará más rápido- dijo Margaret ya un poco fastidiada de que su hijo evitara su mano

Unos minutos después Mike se hallaba almorzando, no era la gran cosa, solo pastel de carne. A Mike no solía gustarle, y Margaret lo sabía, pero solo para molestarlo ese día se le ocurrió hacer eso; también había preparado hamburguesas porque preveía que su hijo se negaría a comer eso, sin embargo Mike tomó una porción y se sentó a comer tranquilamente, mirando fijamente el plato antes de empezar. Margaret se hacía la idea del porqué, y es que "una madre sabe".
Cuando hubo terminado, Mike lavó los platos y los cubiertos, guardó el pastel de carne y se sentó en el sofá para leer un libro que había empezado hace poco, de un tal Gerard Conlon, el título parecía religioso, y eso fue lo que lo repelió en un primer momento, pero Fredd le seguía insistiendo que lo leyera y fue así que lo empezó. Margaret se acercó a él y dijo:
-Mike, Nick y yo estuvimos pensando y como es sábado quizá sería lindo que saliéramos a algún lugar, sé que en pleno invierno no muchos salen, pero escuché que habría una nueva exposición cerca de la intendencia. Es de una artista local, ¿qué te parece si vamos?-
-Bueno, no tengo nada planeado... Suena bien, iré- contestó Mike haciéndose el difícil al principio
Margaret sonrió, una sonrisa tan genuina y transparente que transportó a Mike a sus días de pequeño, cuando su madre se comportaba como una verdadera madre. Nick ya se estaba arreglando, tomó sus mejores ropas limpias y se alistó en pocos minutos. Mike debía ducharse antes de cambiarse por algo más "confortable" para salir. Mientras el agua nublaba sus ojos Mike recordó una imagen que lo había cautivado desde hacía una semana, un color celeste como el cielo en verano, esa tonalidad con tal degrades que hacían que uno se perdiera, se sentía naufragando en medio mar con la mirada perdida en el cielo. Sin nada más que celeste a su alrededor. Esa mirada de sorpresa, curiosidad y diversión que había posado en él fue algo que lo dejó helado desde el principio.
Sin darse cuenta se había dejado llevar en sus pensamientos, casi había olvidado que estaba tomando una ducha, se apuró y cerró la regadera. Se colocó la ropa y salió del baño dejando el vapor del agua caliente salir por la puerta abierta.

Margaret tomó su bolso y los tres salieron, el frío no era tanto como imaginaron, así que pudieron quitarse el gran abrigo que llevaban, al parecer el invierno les había dado un día de paz. Caminaron por la plaza principal, viendo familias en los bancos, con los niños jugando, perros ladrando y saltando y un músico bastante bueno en el centro tocando un cajón peruano. Una pareja de ancianos le había donado dinero justo cuando lo notaron, así que Margaret tomó su cartera y colocó un billete en la caja correspondiente. El joven le agradeció y siguieron caminando. Entonces Mike dijo:
-Entiendo que es un acto de caridad y todo, pero no tenemos tanto dinero como para estar gastando lo que hemos gastado desde que volviste-
-Relájate niño, ya conseguí trabajo, el supermercado necesitaba nuevos trabajadores. Eso fue tanta coincidencia que pareciera que mi destino está escrito- dijo Margaret con una sonrisa
-Ah, genial entonces. ¿Cuándo empiezas?- preguntó Mike
-Mañana mismo, quizá con ese sueldo nos sea más que suficiente, pero también tomaré un trabajo nocturno. Un conocido de mi anterior trabajo me había ofrecido trabajar en una empresa de llamadas especiales... Creo que entiendes a que me refiero...- dijo Margaret mirando de reojo a Nick quien pareció no captar de qué hablaban
-No creo que aceptar ese trabajo sea buena idea, si es necesario yo consigo uno, prefiero que sigas estando en casa como hasta ahora. Además hace muy poco te recuperaste, ¿estás segura de que ya quieres empezar a trabajar?- contestó Mike preocupado
-Estaba bromeando con lo de la empresa de llamadas, eres muy serio; déjame la preocupación y el trabajo a mí que tú aún eres un mocoso- respondió su madre
-Oigan, ya pueden dejar de caminar. Llegamos a la exposición. Dios, me están dejando muy de lado, eso no es bueno para el pobre autoestima de un adulto de 14 años como yo...- dijo Nick con evidente sarcasmo
Margaret rió por el comentario de su hijo y se acercó a las pinturas

No eran la gran cosa, Mike recordaba aquellos cuadros coloridos que tanto le recordaban a Monet, pero con un estilo tan distinto a este... Algo difícil de describir para quien no los viera. En aquel día de hace tantos años se presentaban ocho cuadros, unos no le interesaron mucho, eran paisajes poco realistas con una gama de colores apagadas, pero fueron dos especialmente los que le llamaron la atención hasta el punto que pasó casi diez minutos divisándolas. Una era un paisaje más realista de un camino lodoso entre medio de árboles otoñales, había tanto detalle en la obra que se notaban las horas que estuvo el artista. El otro que le pareció aterrador y a la vez cautivador era una especie de conejo blanco sobre una larga mesa llena de comida podrida, el conejo estaba de espaldas con un gran sombrero en sus manos, el suelo estaba lleno de pisadas y la vista era tan desoladora que uno en un mal día podía recordarla por toda la vida; los colores lúgubres y la oscura tonalidad, mezclados con el estilo tan arcaico que anteriormente había presentado hacía que uno no creyera que la misma persona lo había pintado. Mike no tardó en darse cuenta que la pintura estaba basada en el cuento de "Alicia en el País de las Maravillas", era una escena profunda llena de sombras y oscuridad, algo que contrarrestaba totalmente con lo que Mike percibía de ese cuento. A un lado de aquellas imágenes se hallaba una hoja tirada, Mike la tomó por curiosidad ya que no parecía un desecho, era un dibujo hecho a lápiz, se trataba de una especie de Hada terrorífica, no sabía si se trataba de alguien queriendo mostrar un dibujo suyo o era algo que el propio autor de las otras obras lo había puesto y este se había caído. La firma no era la misma, y en cierto modo no parecía ser de aquel pintor, el tipo de dibujo era demasiado diferente. Mike observó fijamente el dibujo maravillado por la atención al detalle y la imaginación de quien lo había dibujado, se acercó a un guardia que custodiaba la entrada al museo y le dijo:
-Disculpe señor, creo que este dibujo de cayó de la exposición-
El hombre enorme se inclinó para tomar la hoja y dijo:
-No, este dibujo no aparece entre las obras a exhibir, y la firma no coincide con ninguno de los artistas, será alguien queriendo colgarse de su fama- dijo el hombre -Puedes quedártelo, no creo que a nadie le importe- agregó devolviéndole la hoja a Mike




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.