Big Blue Eyes

Capítulo 28

   Big Blue Eyes

-Vamos chicos, es aquella camioneta de allá- dijo Olivia señalando un vehículo enorme que resaltaba de los demás vehículos del pequeño estacionamiento que la comisaría de una ciudad igualmente pequeña podía tener.
-Wao, es un vehículo hermoso- comentó Edward mirando cuidadosamente los detalles de la enorme camioneta frente a él
-Gracias, le dije a mi esposo que necesitaba un vehículo más grande para ir a buscar a la hermana de Trevor a clase y guardar las bolsas de las compras; y este es el resultado de una broma por su parte, en vez de comprar una camioneta familiar y ya (como le estaba claramente pidiendo), compró algo que hace que señores cuarentones se acerquen a hablarme de motores y cilindros; no me molesta, al principio fue raro pero he aprendido bastante de simplemente asentir como si supiera lo que dicen- terminó de hablar la madre de Trevor con una sonrisa
-¿Necesitan ir a otro lugar antes de ir a casa de su abuela?- preguntó Trevor cuando ya estaban todos en el vehículo
-Dejé mi auto en el estacionamiento del complejo en el que vivimos, ¿no dejaste tu auto allí también Trevor?- respondió Edward
-Si, planeaba ir a buscarlo más tarde pero si tu auto también está allí creo que sería más simple el ir por ambos autos ahora y ya-
-¿Podríamos pedirle a una grúa que lo lleve a la casa de la abuela? Solo quiero llegar y ver a Jimmy- irrumpió Sunshine con un tono desanimado
-Por supuesto Sun- dijo Edward tomando la mano de su hermana -La casa de nuestra abuela está en la calle Terrence Londonderry, entre 11 de diciembre y la avenida Greentop, número 807- agregó
-Muy bien, llegaremos en pocos minutos así que no se preocupen-

De camino a la casa, Olivia intentó hablarles a los hermanos para que se distrajeran un poco de la situación tan complicada en la que se encontraban, no fue tan fructífero como hubiera deseado ya que Sun se limitaba a contestar más que nada por formalidad incluso cuando Edward y Trevor la estaban ayudando a guiar la conversación. Sunshine miraba el suelo de vehículo, tenía una mirada pesada y cansada; la luz parecía haberse ido de sus ojos, estaba claro que la conmoción se estaba empezando a disipar y su mente se estaba empezando a llenar de dudas, preguntas y temores que no se atrevía a decir en voz alta.

-Es esa casa, la del techo rojo- dijo Edward cortando el silencio que se había formado en el vehículo
-Muy bien, ¿quieren que bajemos con ustedes?- preguntó Olivia desabrochándose el cinturón de seguridad
-No es necesario, sabe que venimos así que nos ha de estar esperando dentro con Jimmy- contestó Edward
-Bien, si necesitan cualquier cosa por favor hágannoslo saber, somos su familia también, no olviden eso-
-Por supuesto, muchísimas gracias por traernos-
-Por cierto, Trevor está llamando a la grúa, deberían traer tu auto en un rato-
-Entiendo, gracias nuevamente-
-Nos vemos, estaremos en contacto- dijo Sunshine
-Por supuesto, nos vemos- contestó Trevor tapando el micrófono de su celular

Cuando el vehículo aceleró y se alejó unos metros escucharon la puerta de la casa de su abuela abriéndose; de ella salió una mujer casi corriendo a verlos.
-¡Mis niños!-
-¡Abuela!- dijeron los hermanos al unísono mientras extendían sus brazos para recibirla
Violet no reprimió sus lagrimas en lo absoluto, y esa desagradable sensación de pena que uno siente al ver a un anciano triste surcó la mente de los hermanos provocando que su abrazo apretara más, ya estaban cansados de llorar, y de oír personas llorar, y tan solo habían pasado poco más de 17 horas desde que habían entrado a esa casa y vieron aquella horrorosa escena. ¿Con qué cara se presentarían al funeral de Janette? Ellos no eran culpables de absolutamente nada, de hecho Sunshine fue víctima de esa mujer, pero nadie más que ellos lo sabía, y la familia de Janette no iba a estar contenta con recibirlos.

El abrazo terminó y la anciana simplemente los miraba con unos ojos que denotaban un cansancio similar al suyo pero aún peor, si ellos se sentían horrible por saber que su padre había sido capaz de hacer tal cosa, no podían imaginarse el dolor de saber que fue tu hijo quien lo hizo; sentirte culpable y responsable de todo, y haber tenido que mostrar una sonrisa por el bien de su nieto más pequeño quien ni siquiera sabía qué estaba pasando.

-Límpiense los ojos, James va a saber que han llorado si los ve- dijo la anciana haciendo lo propio
-¿Cómo está?- preguntaron al unísono
-Bien, estábamos por almorzar justo ahora, hoy hace bastante frío así que hice estofado, deberíamos entrar o se va a molestar porque lo dejé esperando-
Nada más entrar y oír sus voces, Jimmy saltó de su silla y fue corriendo a ver a sus hermanos, sentía que no los había visto en años, hasta le pareció que se habían hecho más altos. En el momento que Sunshine vio a su hermanito correr hacia ellos con su inocente sonrisa, la luz en sus ojos volvió y su rostro formó una enorme sonrisa, sus piernas sucumbieron pero consiguió no caerse sino simplemente hacer ver que se estaba arrodillando para estar a la altura de su hermano pequeño. Jimmy tomó impulso y dio un salto gigantesco con el que tocó el techo y dio tres vueltas mortales en el aire antes de caer en los brazos de su hermana (o al menos eso es lo que él cuenta), su hermano mayor también lo abrazó con fuerza para luego ser abrazado por su abuela; no estaba seguro del porqué de ese abrazo tan firme, pero no sería él quien se quejara de aquella atención y cariño.

-Vengan, vamos hay estofado- dijo James rompiendo el abrazo y casi jalando la ropa de sus hermanos -No he comido nada aún así que no sé si está bueno, pero lo hizo la abuela así que seguro que lo está- agregó mostrándole a su abuela que había hecho caso a lo que ella le había dicho
En cuanto terminaron de acomodar los platos en la mesa, se sentaron y se dispusieron a comer, el olor y la apariencia de aquel estofado se veía increíble, no habían notado el hambre hasta ese momento. Justo cuando iban a comenzar a comer recordaron que en la casa de su abuela se reza antes de cada comida, dejaron sus cucharas donde estaban y la miraron mientras ella ayudaba a Jimmy a cortar la carne de su plato; la anciana los miró y sonrió con amabilidad.
-Recuerda lo que hay que hacer antes, James- dijo Violet mirando como su nieto menor tenía la cuchara con comida a centímetros de entrar en su boca
-Ah, cierto- alcanzó a decir el pequeño y devolvió la cuchara al plato
Se tomaron de las manos y Violet comenzó la oración.
-Muchas gracias señor por el alimento que se nos da día a día. Gracias por permitirle trabajar a las personas que se esforzaron por cultivar los vegetales y criar al ganado, espero que estos estén felices en tu reino tras su partida de este mundo. Gracias por la compañía de mis nietos en la mesa. Gracias por darnos la posibilidad de agradecerte debidamente. Bendice siempre a esta familia y a quienes no tienen ni hogar ni pan. Amén-
-Amén- dijeron los tres hermanos a la vez




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