Billete de ida (narciso)

Capítulo 7: Los Schrödez

Capítulo 7: Los Schrödez.

29 de septiembre, 2019.

El 21 habíamos celebrado la fiesta de cumpleaños de Thomas y Herman en un reservado de una discoteca donde hubo como mínimo cerca de 100 invitados. Thomas cumplía ese día, Herman el 24, pero decidieron celebrarlo juntos. Me lo había pasado bastante bien quitando que trataba de ignorar a Narciso todo el rato cuando intentaba saludarme. Tal vez mi comportamiento había sido un poco infantil, pero me daba miedo que él supiera mi trauma, aunque yo se lo hubiera dicho en un momento de desesperación y, para qué mentir, en confianza. Es verdad que en un momento dado sí me acerqué a él —envalentonada gracias a una cerveza o puede ser que a un par— y le di las gracias por ser mi tutor en matemáticas. Dudaba haber sacado una grandiosa nota, pero no me había ido mal, si había llegado a aprobar era gracias a él, sino conseguía hacerlo, desde luego iba un poquito más preparada.

Tampoco quise molestarle mucho ya que estaba hablando con varias personas continuamente, en un momento lo veías jugando a los dardos con unas personas y luego te lo encontrabas en la barra pidiendo algo con otras.

El 25 tuve cita con la psicóloga y aunque entre Jhon y yo quedaban varios inconvenientes por solucionar, al menos habíamos llegado a una extraña tregua en la que ambos habíamos reconocido habernos pasado. Algo era algo. Éramos muy tercos.

Estoy nerviosa, teníamos comida familiar con la familia de Jhon. Sí, sabía que tenía tíos, los había visto varias veces y, sobre todo, las típicas llamadas incómodas de cumpleaños rollo hola-que-tal-soy-tu-tito-alemán-feliz-cumpleaños-muchas-gracias-tito-adiós, pero bueno, al menos ellos llamaban, no como su hermano, es decir, mi padre.

Jhon y Thomas están cargando las cosas en el coche de 7 plazas.

Carol me habla de los Schrödez, el vago recuerdo que tengo de ellos es que son 4, 5 si contamos a Jhon. No sabía cómo sentirme, si que es verdad que había uno de ellos que siempre había mostrado cierto interés en comunicarse un poco más conmigo en fechas señaladas, él quería tener más relación conmigo, con su sobrina, pero curiosamente es al que mi tía Isabel le tenía más tirria, incluso maldecía usando su nombre.

—¿Puedes hablarme un poco de los hermanos de Jhon? No recuerdo mucho de ellos. Ni siquiera les pongo cara, sé que dos son gemelos y podría diferenciar a todos por sus voces, pero no sé cómo son. —Tiro hacia abajo el vestido que llevo, no por miedo a mostrar mi cicatriz ya que llevaba unas medias gruesas de invierno, sino por nerviosismo.

—¡Por supuesto! —reniega un poco de Jhon, no sé por qué le sorprende que no me haya dicho nada, a veces pienso que tratamos con dos personas totalmente distintas—. A Konrad y Günther cuando no hablen puedes diferenciarlos porque Günther tiene un gran lunar en la mejilla derecha.

—Cuando hablan sé quiénes son, Konrad tiene una voz bastante grave y su acento es algo diferente.

—Sí —Me apremia—, eso es porque estuvo viviendo en Leipzig un tiempo, pero el vocabulario que usa es prácticamente berlinés —Se queda pensativa mientras se hace el eyeliner—, ¿tú me entiendes del todo cuando hablo?

—A veces hay palabras que no te entiendo o me cuesta entenderte por el acento, pero es bastante claro. —confieso un poquito avergonzada.

—Si no me entiendes, sólo dímelo, soy de Colonia y a veces se me olvida que no has vivido siempre aquí, para mí llevas formando parte de esta familia desde el día que supe que eras hija de Jhon.

Debes ser la única, pienso.

—Donny es bastante gracioso, al menos mostraba interés en mi cumpleaños y recibí algunas tarjetas por Navidad. —comento.

—¡Ah sí! —ríe—, el bueno de Donny. Él te cambiaba los pañales cuando eras un bebé; en el despacho de Jhon hay fotos que lo prueban.

Un pinchazo se produce en mi corazón. Él durante un tiempo me quiso… o tal vez así no se sentía tan culpable de abandonar a su hija y el tiempo que pasó con ella le calmaba la conciencia.

—¿Por qué le hacían fotos a su hermano mientras cambiaba un pañal?

—Porque es imposible imaginarse a Donny en una faceta familiar —Pasa a maquillarse el otro ojo—, pero con la excusa de que es tu padrino, él sentía que debía hacerlo. —Va a decir algo más, lo sé, pero acaba por arrepentirse y se mantiene en silencio.

—El último era Wolf… No recuerdo su nombre del todo. —Sonrío con timidez.

—Bueno, Wolfgang técnicamente es el primero, es el más mayor; Donny, aunque parezca mentira es el segundo, tu padre el del medio y los pequeños son los gemelos —Me mira y me hace un gesto pidiéndome que la acompañe y la ayude a elegir si botas o zapatillas deportivas, acabamos decidiéndonos por unas botas altas negras y con un poquito de tacón—. Siempre ha sido el más callado, tiene un gran sentido del humor, aunque no lo parezca de primeras. Él tenía su vida resuelta con 3 maravillosos hijos y una esposa a la que aún sigue amando, pero están en trámites de divorcio.

—¿Qué ocurrió? —Me intereso.

—Ayelén es una madre excepcional, una mujer culta y muy buena, pero ella echa de menos Argentina y bueno, Wolfgang no quiere irse de Alemania y ella quería irse ir a vivir allí. Supongo que la tierra de uno tira mucho y más a tantos kilómetros de distancia. Además, últimamente estaban más juntos por sus hijos que por ellos mismos y la tensión se notaba mucho. Ellos son más felices separados que en pareja, de hecho, se llevan muy bien y te juro que yo creo que siguen enamorados, pero no son capaces de estar juntos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.