En la Uartes todos fumaban, era regla. No se sabía si era porque estaban en un lugar donde se reunían solo los que estudiaban letras, música y cine, pero lo bueno si es que se podría decir que era bueno... era que iban todos los korean idols, que podían afrontar ir a Ecuador, osea solo uno al año.
Kim Tae hyung era conocido por todos como el que se había ganado el premio del más glotón por haberse comido 20 pedazos de pizza en menos de 10 minutos. No era tan conocido o hermoso como su amigo, Jeon Jungkook, pero hacia el intento poniéndose colonia todos los días antes de ir a la universidad.
—Más que sea me estoy esforzando—le decía todas las mañanas a su amigo pelirosa, que se burlaba de él por su intento de parecer más guapo que el crush de Yoongi.
—¿Para qué te esfuerzas tanto?—rebate mascando chicle mientras observa como un pálido escuálido se desliza por los casilleros con un papel entre las manos.
—Para gustarle duh
—¿A quién? ¿A mí?—se señala a sí mismo—. No te hubieras tomado la molestia.
—Ja, ja ja—se ríe el castaño, observando detenidamente también al pelinegro que introduce un papel en su casillero.
—Ese es tu casillero ¿no?—pregunta a punto de reírse el pelirosa.
—Sí.
—Y el está enamorado de Cuco ¿no?
—Sí.
—Jajaja que pendejo.
—Oye—le reta su amigo, corriendo como mujer despechada hacia su casillero cuando ve que su crush se va, lo abre y la nota cae entre sus manos, la lee desesperado y vomita arcoiris al ver las dulces palabras de Yoongi confesando todo su amor a su amigo.
Jimin se le queda viendo, diciéndole con la mirada que debe decirle al otro amigo, pero el loco enamorado del castaño ya se está imaginando una casa, perritos, hijos con su crushito y unas vacaciones en el caribe.
—Demonios.
Editado: 24.12.2020