Era un nuevo día en la universidad de Artes, los de teatro lloraban en un rincón porque los de cine les habían dicho que valían y que no era posible que no supieran la última obra de teatro que se iba a ser película. No nos podía importar menos ese problema, es que en serio ¿por qué la gente que estudia arte no puede ser normal? Nuestro problema y cuestión era el niño lloroso que estaba abriendo su casillero con lágrimas en la cara porque Yoongi solo le había respondido con un seco "ok" y él esperaba más, como un: "Ya salgo y nos vamos juntos" o hasta un "Jk me anda acosando, send help", por el contrario, le salía con sus mamadas.
Justo cuando alzo la mirada vió a un sonriente, pero ojeroso, Min Yoongi que daba saltitos como Heidi en la montaña agarrado de su mejor amigo que tenía una cara de "ah shit here we go again", no quería acercarse a él, sin embargo, sus piernas y corazón no escucharon y se acerco casual hacia el más pequeño que lo recibe con una sonrisa, mascullo entre dientes, porque cada vez quiere desenamorarse de ese niño, sin embargo, cada día cae más y más.
—Hola—le dice Yoongi, empujando a Hoseok que parece un zombie, el pelirrojo se queja y le saca la lengua, al ver la calurienta mirada de Kim, se va alejando poco a poco, porque si algo ha aprendido con sus fanfics es que no quiere estar cerca de Yoongi cuando sea abrazado, besado o tocado, le provocaría llorar brillitos, y él es un chico malo, los chicos malos no lloran y menos brillitos.
—¿Cómo andas?
—Bien—suspira, girándose para poner sus libros en su casillero—. Ayer fue increíble bailar con Jeon, muchas gracias por...
Kim escucha la voz de su mejor amigo y su cabeza que usualmente no piensa racionalmente, hace algo que le va a valer un gran golpe en su trasero, gira de nuevo al pálido, y se abalanza contra sus labios, Yoongi reprime un gritito, abriendo su boquita, que el otro no duda en profanar, entra su lengua y barre con rudeza toda la cavidad bucal ajena, bebiendo sus suspiros con ganas, coloca sus manos en la cintura, apretándolo contra el casillero.
Lo que primero que piensa el pálido es en pegarle, decirle que se vaya a la reverenda mierda, que qué le pasa, si es idiota por naturaleza o qué, sin embargo, cuando sus labios se juntan, todo pensamiento racional desaparece, cuando las manos ajenas lo agarran de su cadera, se olvida de todas sus ganas de pegarle, gime sin querer, provocando a toda la gente un escalofrío,se viran a ver el causante del mismo y una sorpresa ver al conocido por todos como perdedor, besando al niño más dulce—muy pocos sabían que de dulce no tenía nada— que podía tener la carrera de literatura.
Pero madre mía no es un beso normal, Min Yoongi gime como desquiciado, mientras Kim besuquea su cuello, tocando cada punto sensible ajeno, se separan por un momento para respirar y aunque el primero quiere gritar para que paren, su interior está caliente, caliente, caliente, deseoso de más, deseoso de estampar su boca en la ajena, el segundo se siente en el cielo al ver los labios del pálido rosados e hinchados, sus mejillas sonrojadas y sus ojitos de gatito llenos de lujuria, no puede parar y vuelve a la carga, besándolo, tocándolo en cada centímetro de su piel cubierto por ropa, las manos temblorosas de Min se aventuran a sostenerlo por el collar de su camisa, acercándolo sin querer más a su cuerpo.
Es un entero show que las chicas sonrojadas no dudan en tomar fotos, mientras que los hombres no pueden quitar sus ojos de ellos, aunque a algunos les de asco, no pueden dejar de verlos. Sin embargo, un dolor que no se puede explicar sube y baja por la garganta de Jeon Jungkook que daría todos sus dedos, bueno tres para ser exactos, porque con dos si pueden tomar una cámara, por estar ahí, por ser Kim Taehyung.
—Ya regresé—dice alguien entrando por el pasillo con un bote de yogurt de fresa, poniendo el cereal encima y comiendo un poco—¿De qué me perdí?
—Callate, Hoseok—grita una persona de la multitud, dejando apenado al aludido que solo quería enterarse de lo que estaba pasando.
Se siguen besando calurientos sin escuchar o ver que toda la universidad tiene sus ojos en ellos, Taehyung lo empuja más contra el casillero, sus caderas se rozan, los gimen en sintonía, Yoongi se siente como de gelatina, ahora es él, el que se abalanza contra el otro, lo agarra del cuello de la camisa, lo lanza hacia el casillero y devora su boca, dando pequeños besitos adorables en su cuello, el castaño se rie tiernamente al ver el gran esfuerzo que el otro está poniendo, sin dejar de continuar el beso, coloca sus grandes manos en el parte posterior de los pantalones ajenos, apretando su trasero, deslizándose hacia dentro del pantalón, tocando la piel tersa y tierna del otro, rozando con la abertura ajena, el pálido no puede hacer nada más que gemir, Kim lo gira con violencia hacia el casillero de nuevo, retira sus manos del pantalón, porque no quiere asustarle, no quiere verse como un sediento de sexo, se separan para respirar y justo cuando van a volver a la carga se dan cuenta del bullicio, de las cámaras, de las personas cercanas que están boca abiertas por el show que se montaron, Tae en un intento de protección, sonrojado hasta las orejas, cubre con su cuerpo a Yoongi que siente su cara roja por la humillación, y le lanza una cachetada en plena cara al otro, que se cae de culo por la fuerza.
—¡Pendejo ya no soy virgen de labios!
—¡De otra cosa también!—grita alguien de la audiencia, Min Yoongi se vira listo para lanzarle lo que se encuentre a ese molestoso.
—¡No es mi culpa!—se levanta—¡Tú también querías!
—¡No es cierto!
—¡Sí, es cierto!
—¡No!
—¡Sí!
—¡Los dos se van a detención!—el director se acerca, todos los alumnos se hacen los desentendidos, regresando a sus actividades—¡Ustedes también!—al escuchar eso, los demás salen corriendo como almas en pena hacia sus salones, el director frunce el ceño, molesto, sosteniendo el tabique de su nariz con sus dedos.
Editado: 24.12.2020