Jamás lo iba a perdonar. Habia arruinado mi vida por completo, creandome inseguridades, complejos y cicatrices que nunca se iban a ir.
Cuando dije que era una persona rencorosa, era verdad.
Papá empezó a beber como loco antes de 1 año del accidente.
Papá y yo teníamos una buena relación antes del alcohol.
Nunca supe que era lo que lo había llevado a cambiar de esa forma.
Extrañaba jugar con mi padre al fútbol.
habíamos hecho un trato.
Él no iba a tocar a mis hermanas y a mi madre mientras que yo recibía los golpes.
Había preocupado a mis amigos cuando llegaba con un ojo roto o el labio ensangrentado. Pero yo estaba protegiendo a mi familia y no podia hacer mas nada que ocultarlo o desviar la atencion hacia otro tema cuando salia perfectamente que ellos no me creian.
El 2 de febrero, papá había bebido demasiado y creo también se había metido una droga.
Adair y mamá vieron todo, por eso se culpaban por no hacer nada.
Papá me estaba golpeando cuando me empujó por las escaleras del segundo piso. Habia visto la grabación de mis ultimos momentos cuando subi.
Cuando caí sentí que mi cuerpo se había roto en mil pedazos. Todo el mundo estaba en shock, hasta papá.
Cuando llegaron al hospital mí diagnóstico era: Costillas rotas, espina dorsal quebrada, pierna, brazo rota y daño grave en el cráneo.
Papá se fue de inmediato de la casa, despareciendo de vida mis hermanas dejandolas en paz.
Mamá al año lo denuncio.
Papá estaba en la cárcel por abuso a un menor y asesinato.
A papá la culpa lo estaba comiendo vivo.
Al año me enteré por Roma que papá se había suicidado, la culpa lo venció. Roma también me dijo que no subió. Eso me alegraba pero también me preocupaba porque después de todo era mi padre.
“Gracias papá por las tardes de diversión, tal vez nunca te perdone porque nunca entendi el porque lo hacias, la familia tambien se poda de raiz.”