Bitácora de un muerto #1

Capítulo 15 (Una vida normal)

Su profesora se levantó de su escritorio y fue directo hacia Aina, quien estaba muy ocupada que no la vio.

 

--No, vieja, en mi guardia no. —murmuró Roma y desvió el camino de la señora.

 

Aún no entiendo mucho el funcionamiento del panel pero lo que hace es que protege a Aina y puede desviar el camino de la otra persona que quiera hacerle daño, ahora es decisión del ángel de la otra persona si contraatacar o dejarlo ir.

 

En el transcurso de esa hora Aina, Hadil y un niño más se copiaron entre sí, sin que la vieja de la profesora los atrapara. Cuando terminaron Hadil y Aina conversaban en el patio cuando el chico, de la clase, se acercó y pidió hablar con Aina a solas.

 

A solas.

 

A S-O-L-A-S.

 

¡A SOLAS!

 

¡¿Qué pretendía ese chico con mi hermanita?!

 

Empecé a darle pequeños golpecitos en el brazo de Roma nervioso, ella por otro lado parecía a punto de explotar por mi acción, odiaba que le hiciera eso pero nunca decía nada.

 

Ellos dos quedaron frente a frente, y una alarma disparó en el panel.

 

No.

 

N-O.

 

NO.

 

¡NO!

 

¡¿POR QUÉ?!

 

Esa alarma solo se encendía cuando hay un sentimiento romántico, es decir, Aina le gusta ese chico.

 

Roma alzó las cejas con sorpresa y luego alargó una sonrisa tierna…espera ¿Qué?

 

¿Roma está…sonriendo?

 

--¿Estás sonriendo?—preguntó con incredulidad.

 

--Me encanta el romance de los niños pequeños, son tan tiernos, me recuerda a ti.

 

--¿A mí?

 

--Claro, te gustaba Danea desde los ocho años y siempre te ponías nervioso a su lado—mis mejillas se coloraron—Mira, ahora Luca está nervioso

 

¿Luca? Ah, el niño.

 

Mire a la pantalla y capte que Luca jugueteaba con sus dedos, nervioso.

 

--Gracias, por dejarme copiar de tu examen. —mi hermanita fue la que habló primero.

 

--No es nada…y-yo quería preguntarte: ¿quieres ir a comer helado conmigo?

 

Por la sorpresa las mejillas de Aina se pusieron rojas, ROJAS, ella nunca ponía roja.

 

--Awwwww, claro que sí.—dijo Roma emocionada como si fuera ella.

 

--¿Qué? No, claro que no. ¡Es muy pequeña!

 

--Déjala en paz. --exclamó y oprimió un botón no se exactamente para que.

 

Aina movió su piecito nerviosa.

 

--M-mi madre ya habló con la tuya, pero quería preguntarte, no quería presionarte. -- dijo Luca rápidamente.

 

----Awwww, es un caballero.

 

--No, no te atrevas Roma. —tarde porque el ángel ya había oprimido un botón.

 

--Bueno está bien, pero solo si hay chocolate—respondió sonriente.

 

Luca suspiro aliviado y le ofreció su mano, Aina la agarró y se fueron hasta el carro de la madre de Luca, felizmente los dos.

 

Una hora después Luca y Aina comieron helado, rieron y jugaron en el parque más cercano. Aina llegó de lo más emocionada a casa ese día.

 

Toco impaciente varias veces el timbre, Adair irritada le abrió la puerta, mi hermanita entró a la casa corriendo y chillando pero se paró en seco cuando vio a mi hermana mayor con un delantal para cocina, eso no era lo raro, raro fue verla con maquillaje y con la bocina de fondo reproduciendo una canción de taylor swift y si no estaba mal era Style, por el ritmo.

 

--¡Te has puesto maquillaje! ¡Mi cuñado está aquí!—chilló y se montó en la mesa del comedor, Adair se puso roja y le pegó suavemente con la cuchara de madera.

 

Jonathan apareció bajando de las escaleras y vio a Aina parada ahí, fue rápidamente hacia donde estaba y la bajo pero mi hermana se volvió a subir.




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